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08/10/2024. 16:35:53
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China, ¿el Dorado de los despachos españoles?

David Baquero Pérez

colaborador de Legal Today

David Baquero
es colaborador de Legal Today

¿Por qué los despachos españoles miran con tanto ahínco al interior de la Gran Muralla? La respuesta parece simple: hay mucho dinero español invertido en China, y mucho más en camino.

David Baquero Pérez

Si no estás en China, no existes. O, al menos, eso parece. Tal vez por ello Cuatrecasas ha anunciado por todo lo alto la obtención de los permisos necesarios para radicarse en Shangai. Por su parte, otros colosos ibéricos del Derecho como Uría o Garrigues hace algún tiempo que cuentan con presencia en esas tierras orientales. ¿Por qué los despachos españoles miran con tanto ahínco al interior de la Gran Muralla? La respuesta parece simple: hay mucho dinero español invertido en China, y mucho más en camino.

La dictadura socialista lleva años impresionando al mercado global con un espectacular crecimiento económico que ha deslumbrado al mundo entero. Desde su afiliación a la Organización Mundial de Comercio, en 2001, el mandarinato no ha parado en su desbocado ascenso pacífico hacia la hegemonía mundial. Esta deslumbrante trayectoria, no obstante, se ha visto opacado por un penoso récord en materia de derechos humanos. Varias empresas españolas, por su parte, han sucumbido al llamado de las extraordinarias facilidades ofrecidas por el Reino Medio. Se calcula que, durante 2007, la inversión española en China equivalió a 136 millones de euros, de acuerdo con cifras de la Agencia para la Promoción de las Inversiones de China (CIPA). El principal foco de inversión es el sector industrial relacionado a las maquinarias pesadas, energías renovables y textil. Es un bocado demasiado suculento como para que los despachos españoles se lo entreguen a sus pares asiáticos o anglosajones.

La cifra del dinero español en este país asiático representa un escueto 0,29 por ciento de los más de 46.800 millones de euros que el Dragón de oriente recibe cada año en inversión extranjera. Una insignificante fracción. Entonces ¿por qué tanto esfuerzo por llegar hasta ahí? ¿Qué se les perdió a los grandes despachos españoles tras la ruta de la seda? La respuesta, según algunos, radica en que los abogados ibéricos también buscan asesorar a los inversionistas latinoamericanos. Llama mucho la atención que el propio gobierno autónomo de Cataluña subsidie las expediciones de bufetes catalanes a China. Sin duda, algún canto de sirenas está hipnotizando a los lawyers ibéricos. Hay quienes opinan que todo es cuestión de imagen. Otros, en cambio, señalan que los abogados de Madrid y Barcelona simplemente no se pueden permitir el lujo de no tener presencia allí. Sin embargo, todos los despachos españoles que incursionan en el dragón rampante han de tener en cuenta que compiten con poderosos conglomerados que conocen el sector y que han tejido, merced a diversas alianzas políticas, una red de contactos que trascienden la esfera netamente profesional.

En este sentido, es imprescindible que la incursión ibérica en China sea, también, de índole académica. Esto implica, por supuesto, que los abogados españoles reciban nociones básicas del derecho chino en las Facultades de Derecho y que viajen a realizar prácticas al gigante oriental, entablando contacto con una realidad profesional diferente a la nuestra, con sus propios códigos de conducto (el guanxi, por ejemplo).

Además, no yerra Xiao Jin Quan, Presidente de Dacheng Law Firm, cuando afirma que "los directivos extranjeros llegan sin entender la situación actual de China". Se extiende el rumor entre los profesionales chinos de que trabajar en un despacho extranjero los condena a ser meros empleados, con pocas posibilidades de ascender en la carrera. Y los grandes bufetes, como podemos comprobar en la entrevista que Xiao Jian Quan concedió a Legal Today, apuestan por asociarse con los despachos extranjeros y repartirse la torta. Es una decisión que, tarde o temprano, las firmas españolas tendrán que sopesar. Por ahora, nuestros Global bullfighters ya empiezan a soñar con el oro de Shangai.

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