En la novela de 1897 Drácula de Bram Stoker el protagonista principal es el Conde Drácula. El segundo protagonista masculino es el abogado Jonathan Harker que asesora a Drácula en sus inversiones inmobiliarias en Londres y viaja a Rumanía sustituyendo al titular del despacho. En la película de Coppola de 1992 el abogado es Keanu Reaves. Una reciente mini serie de Netflix toma también como protagonista a un abogado.
Harker es un letrado recientemente graduado de Exeter. Trabaja en un ilustre despacho de Londres bajo la dirección de su titular Hawkins. Se desplaza al castillo de Drácula en Rumanía para asesorarle en la compra de un inmueble en Londres y firmar la documentación.
En la página 35 de la novela (editorial Punto de lectura) nos relata. “Le tendí la carta sellada que el señor Hawkins me había confiado. La abrió y la leyó gravemente; luego con una sonrisa encantadora, me la tendió para que la leyese yo. Un paisaje al menos me llenó de satisfacción”.
“Siento mucho que un ataque de gota, dolencia que sufro constantemente, me impida viajar durante una temporada, pero tengo la satisfacción de poder mandar en sustitución mía a una persona que cuenta con toda mi confianza. Está preparado para asistirle en lo que desee durante su estancia con usted, y se hará cargo de sus instrucciones en todos los asuntos”.
En la página 42 nos cuenta el abogado Harker que explicó al conde todas las gestiones realizadas y le recogió la firma de los documentos necesarios para la compra.
El trabajo de abogado ha terminado pero Drácula le pide que se quede un mes más. Pronto Harker se da cuenta que esta prisionero y que su anfitrión es un vampiro. Consigue escapar y se refugia en un convento.
En 2020 Netflix estreno la mediocre miniserie Drácula. El joven abogado que se debe encargar de los asuntos legales, inmobiliarios del conde aparece de inmediato. En la nueva serie, mientras es vampirizado, casi al borde de sus fuerzas le dice a su cliente que es una persona malvada. Frase de Harker a Drácula hacia la mitad del primer episodio. “Es usted un monstruo”. Drácula le contesta “Y usted un abogado, nadie es perfecto”.
Esta historia tiene también su problemática judicial. Nosferatu, el vampiro (1922) es el primer film, que tiene como personaje a Drácula. La cinta fue objeto de un juicio. Los productores no lograron conseguir los derechos de los herederos de Bram Stoker. El director Murnau decidió seguir adelante con el proyecto y adaptó la historia. El personaje central se llama conde Orlok, en vez de Drácula. De nada sirvieron los cambios. La viuda de Stoker demando y gano el juicio. La sentencia ordenó la destrucción de todas las copias, pero afortunadamente, algunas sobrevivieron.
En 1992 el director estadounidense Francis Ford Coppola nos regaló una de las mejores películas de la historia del cine Drácula de Bram Stoker. Coppola mezcla elementos reales históricos con la ficción y altera la novela de Stoker transformándola en una maravillosa historia de amor.
La película se abre con el Drácula histórico verdadero, el mítico príncipe rumano Vlad Drácula (1428-1477) y su esposa rumana Elisabeta. Tras el suicidio por amor de Elisabeta la acción pasa a ser ficticia y se traslada a Londres 400 años después. El abogado Jonathan Harker viaja a Rumanía para que el Conde Drácula le firme la documentación de las propiedades que acaba de adquirir en Londres. Otro abogado del despacho le ha precedido en la tarea pero ha enloquecido tras su estancia en Rumanía y está en un manicomio. Su jefe le oculta esa información.
Drácula es, 400 años después, un muerto viviente, un vampiro. Su querida Elisabeta se ha reencarnado en Mina Murray, la novia de Harker con quien se va a casar. Drácula viaja a Londres con la intención de conquistar a Mina. Es mucho más mayor que ella y es un hombre extraño. Pero en cuanto Mina le ve se da cuenta que hay una conexión espiritual sobrenatural entre ambos infinitamente más poderosa que el amor que siente por el joven abogado.
Mina se casa con Harker pero no para de pensar en Drácula. Al final el amor inmortal entre ambos triunfa. El propio Harker entiende la situación y le permite que se quede con Drácula. Love never dies.
La banda sonora del compositor polaco Wojciech Kilar (1932-2013) es una de las mejores de la historia del cine. Hace que la película se convierta en una ópera. Los cinco primeros minutos son una obertura llena de fuerza. Nos emociona hasta el extremo de las lágrimas con las escenas de amor. Revela los misterios de la vida, de la muerte, de la pasión, del amor.
El parecido con una ópera se acentúa todavía más por la utilización por Kilar de leitmotifs siguiendo la estética wagneriana. Son impresionantes los crescendos orquestales llenos de energía y dramatismo
La música se fusiona con las imágenes como pocas veces ocurre y crea una verdadera obra de arte. La banda sonora de la película ha sido utilizada en varios ballets y se interpreta como suite en el repertorio sinfónico.
Música de Amor, música de muerte. La belleza insólita del Amor que todo lo puede y que transforma nuestras vidas.
En la imagen el abogado y su peculiar cliente.
