Hacia una nueva subjetividad profesional
Hola abogadas y abogados. En este contacto con ustedes, quiero compartir unas breves reflexiones, y muchas inquietudes de lo que entiendo es una " nueva abogacía ", que está resultando de la aparición de tecnologías digitales y la construcción de subjetividades que ¨ trascienden " lo corporal, las distancias y por ende los espacios de nuestra vida profesional. La abogacía naciente de la que hablaremos, no está en el horizonte, ya ha dejado de ser algo por venir; ha " desembarcado ", y diríamos que a " paso de lobo " – que es ágil y silencioso – va " invadiendo " los tribunales, los despachos, los expedientes judiciales, las comunicaciones con el cliente, la relación entre profesionales, en fin el ejercicio de la profesión en general. La prueba de lo que digo esta ante " nuestros ojos ", pero sin embargo me da la impresión que aún no fue advertida en su magnitud y en el impacto que causará en la subjetividad del profesional. El encuentro con el colega o el cliente se esta alejando de los despachos o de los cafés de las zonas de tribunales, y se sustituye con " un mail ", " mensaje de texto " y por un " WatsApp ". También remplazan la relación de " carne y hueso " entre otras " herramientas de la teleinformática: Facebook, Twitter, etc. La documentación judicial de soporte papel va pasando al digital, las filas en las mesas de entradas de los juzgados, dan lugar a la vista on- line de los expedientes, y la constancia de ingreso de un documento no nace de un sello que el responsable del sector aplica al escrito judicial – llamado cargo -, sino que ahora es con un " click del mouse ". Más todavía los archivos que sustentan la vida profesional, como los antecedentes del juicio, la doctrina que pueda aplicar, los antecedentes jurisprudenciales, ya no están apilados en el despacho, ordenados en una biblioteca, ni cargados en el " disco rígido " de ordenador. Están en la " nube ", y cuando uno los necesita mediante pequeños equipos informáticos – smartfhone, tablet, microprocesador -, sin tener que ir al despacho, sin tener que transitar los pasillos de los tribunales, sin pedirle a la secretaria que busque en forma urgente algún dato que requiere la actividad profesional, con un breve toque en el equipo digital, " hace llover " la información que precisa. Y para mas datos Las capacitaciones profesionales dejan de ser " cara a cara " – encuentros que nos permitían además conocer otros colegas y ganar amistades – y dan paso al aprendizaje electrónico – e learning –.
Hasta ahora todo se presenta como parte del progreso humano, que puesto al servicio de la abogacía nos arrima a cierta "felicidad " profesional. Ello porque entre otras cosas, todo es más veloz – virtualización por medio – , por fin la justicia deja de ser lenta. El tortuoso proceso judicial está siendo reemplazado por una justicia post-orgánica. El movimiento humano, el cansancio del hombre- funcionario, las emociones a la hora de emitir su fallo, el estrés de la lucha cotidiana, ya no estarían presente, y el acto de justicia no tendría muchas de las miserias humanas que suelen llevar detrás de la letra del fallo, esto porque el " sistema informático " dará la posibilidad de resolver sin emociones.
No obstante, la verdad es que lo expuesto, más allá de " sonar " como bueno y positivo, me da miedo. Puede ser que mi temor se deba a la aparición de un mundo desconocido. Los mecanismos de defensa de la psiquis se activan ante la amenaza externa y la negación de lo novedoso hace su presencia. Pero insisto con el miedo, porque que las tecnología digitales aplicadas a la abogacía, más allá de sus ventajas, van a borrar limites y aunque parezca una contradicción, van a " distanciar " a los hombres y mujeres que participaban " orgánicamente " de las entrevistas en el despacho, en las audiencias judiciales, etc. El " alma " en las relaciones profesionales sería reemplazada por la " máquina digital " Skype, Face Time, u otras formas de " tele -abogacía " darán más fluidez en la comunicación, pero tengo mis dudas sobre el " costado humano " de esta forma de relación profesional. Es que los espacios " telemáticos " nos van a llevar a abandonar las coordenadas espacio-temporales inherentes a la materialidad del cuerpo para ineteractuar con el Otro a distancia, todo en ambientes sintéticos creados por la informática. La modalidad del trabajo en la abogacía cambiará y se expandirá tanto en tiempo como en espacio. No habrá un afuera, no habrá " división territorial ", los limites del despacho, los tribunales y la casa de familia del abogado, se va a esfumar. Tiempo de trabajo y tiempo libre también. Será una nueva abogacía. ¿Cuál será el precio psíquico de esto ? Siento que lo nuevo sin barreras o marco, es una propuesta " des- humanizante ". Pero la pregunta es: ¿ Dónde estarán los límites de la digitalización ?. Y puedo preguntar más cosas en relación al tema que nos convoca: ¿ La rápida comunicación virtual, reemplazará la el efecto cálido del apretón de manos al cliente ?. ¿El poder ver hasta el último de sus gestos, y penetrar así en el dolor que le causa el conflicto jurídico, de podrá lograr digitalmente? ¿ Será mejor una abogacía la virtual ?. ¿ El " sistema " reemplazará al acto humano de la justicia ?. ¿ Se imagina usted colega en la abogacía, dirigiendose a una " maquina digital " pidiendole que se haga justicia?. ¿Sabe abogada o abogado?, esta nueva forma de abogacía ya ha llegado y avanza a paso de lobo – ágil y silenciosamente- sin que nos demos cuenta, y pregunto: ¿ Lograremos ponerla al servicio del acto de justicia, o seremos esclavos de ella?. Hasta la próxima.