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28/03/2024. 23:02:02

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La cláusula suelo que no cesa

Consejero académico de “Gómez Acebo & Pombo”, abogados y Catedrático de Derecho Civil

No puede achacarse a ignorancia de la primicia, porque con el enorme ruido que hizo el gabinete técnico del TS para que todos conociéramos el nuevo parto de los montes, el JMER Zaragoza 2º tuvo que saber, cuando dictó su sentencia 113/2015, de 27 abril, que el 25 de marzo la Sala suprema había ratificado su doctrina de que la nulidad por falta de transparencia de la cláusula suelo no produce efectos retroactivos anteriores a mayo de 2013. Es decir, el Juzgado ninguneó a sabiendas la doctrina del TS y, sin citarla, huyó de su alargada sombra mediante el manoseado y rudimentario recurso a la superioridad del Derecho comunitario.

 Y cuando el juez recordó que el Derecho de la UE impone el principio de "no vinculación" a las cláusulas abusivas, lo que quería realmente decir es que no se sentía vinculado por el TS, mezclando churras y merinas. En rigor, no hay mucho que reprochar al juez mercantil. Una cosa es que la jurisprudencia del TS sirva para fundamentar un recurso de casación, y otra -que no está impuesta en ninguna norma orgánica ni procesal- que los jueces y tribunales estén vinculados por la doctrina del TS.

Por demás, tampoco está mal que el caos se expanda y generalice. El origen de todo el curso de problemas con la cláusula suelo nace de la nefasta STS 9 mayo 2013. Al decir que la cláusula no era abusiva, pero que podía ser nula por falta de transparencia, todos los jueces entendieron – salvo un resto marginalísimo, que conservó el sentido común- que la cláusula en cuestión era eo ipso intransparente y por eso nula, sin que, por otro lado, eso de la transparencia pudiera ser racionalizado con sentido por nadie, lo que permitía que cada uno dijese sobre ello lo que le pareciese. Al sostener el TS que la nulidad no debería tener efectos retroactivos por esto y por lo otro, la mayor parte de los jueces – salvo otro marginal número que conservó el sentido común- entendieron que los casos que ellos resolvían no se parecían al resuelto por el TS, y por ende procedía el efecto retroactivo. Digo, no está mal el caos, más caos. De falso, omni sequitur y de aquellos polvos vinieron estos lodos.

Como dijo el gran esperpéntico don Ramón, a ver cómo salimos de este "ludibrio del bodrio". Es notorio que esta sentencia de Zaragoza no vendrá sola, y muchos se aficionarán a esto de matar freudianamente al padre. Habrá ejecuciones provisionales, recursos de apelación y probablemente de casación, con un trajín grueso de costas judiciales por pagar, buen trabajo para los abogados de medio pelo y traslados ineficientes de dinero de un bolsillo a otro. Cabría pensar en una solución. Como la sentencia de 2013 está (creo que sigue ahí el recurso) recurrida en amparo por razones de inconstitucionalidad evidente, puede ocurrir que el TC la anule, que el asunto llegue de nuevo al TS, que se reconstruya una Sala ad hoc, que prevalezca la sensatez y que finalmente se declare que la cláusula suelo no es abusiva ni intransparente. Pero en el fondo será una falsa salida del conflicto. Como la transparencia será cuestión de hecho, el juez de abajo que siga queriendo matar al padre tiene bastante con decir que en su caso la cláusula en disputa sí era intransparente. Claro que también puede ocurrir que la Sala ad hoc reconstruida en el TS añada que bajo ningún concepto se puede aplicar tal cosa como un control de transparencia. Non sequitur, porque un clamor universal se levantará y miles de voces predicarán, como en el drama aquel, que al TS "la hacienda y la vida se han de dar", pero que la nulidad de la cláusula suelo y su retroactividad "son cosa del alma, y el alma sólo es de Europa".

No menos difícil será que este sucesivo parto de montes se liquide por vía legislativa. Es muy probable que la ley que en cuestión se hiciera – incluso si se redactase en términos correctos, lo que no hay que presumir-, también acabara siendo ninguneada por obra de una interpretación interesada. Además, no parece cercano que en estos tiempos revueltos de alianzas, escaños y radicales discursos sobre el fin de los desahucios, el gobierno que de momento tenemos se quiera empeñar en más líos no conducentes al único fin legítimo de todo gobierno, que es la conquista de la mayoría electoral.

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