LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

28/03/2024. 11:54:59

LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Una mirada psicológica del ¨hambre¨ de estímulos

Las «caricias» en el ejercicio de la abogacía

abogado y consultor psicológico

Puede sonar raro esto de las caricias en el rol del abogado. Pero aunque no parezca, la abogacía se construye entre otras cosas en base a las caricias, ya que según la teoría psicológica del Análisis Transaccional (AT), las caricias, que se pueden definir como: el estímulo necesario dirigido de una persona a otra persona (ya sea verbal, físico, gestual o escrito), son necesarias para la supervivencia humana.

Sin caricias (que etimológicamente proviene del italiano carezza o de su variante dialectal del sur de Italia, carizia, derivado de caro ¨ querido¨), no hay posibilidad de vida en común. La batería biológica, necesita estar cargada por las caricias del Otro. Esto llevó a Rousseau decir: ¨ Todo apego es signo de insuficiencia: si cada uno de nosotros no tuviera necesidad de los Otros no pensaría en unirse a ellos ¨. Esta necesidad humana, este hambre de estímulos en el recién nacido es cubierta por la madre y con el tiempo la estimulación del primer período de vida, es sustituido por el medio social. En la labor de la abogacía como en cualquier actividad humana, se pone en juego este hambre de estímulos por parte del abogado y del Otro, en la relación profesional (cliente, colega, juez, etc.). Puede ser que uno no se de cuenta y se encuentra ¨ envuelto ¨ en un ir y venir de caricias, que desde el AT, pueden ser positivas (OK), que son aquellas que nos invitan a sentirnos bien, nos dan sensación de bienestar, o negativas (No OK), que son aquellas conductas del Otro que nos invitan a sentirnos mal. Pueden ser agresivas (causan dolor moral o físico) o de lástima (fomentan el desvalimiento, disminuyen la autoestima). Pero hay más sobre la clasificación de las caricias. También pueden ser condicionales (se dan a una persona por su conducta) o incondicionales (son las que se dan a una persona por el sólo hecho de existir). A su vez los distintos tipos de caricias se pueden combinar.

Veamos algunos ejemplos sobre el particular. Si usted se encuentra con un cliente y este le dice: ¡Qué alegría de verlo, doctor!, estaríamos frente a una caricia incondicional positiva, por parte de una persona agradecido por aquél  asesoramiento. O si usted lector, se encuentra con un colega, y le expresa: Me alegro de encontrarte compañero de facultad, porque necesito tu ayuda, lo estaría acariciando en forma condicional y positiva. Pero puede ser que no todo sea OK en la vida profesional. Vamos a otro caso. Que usted abogado, le diga a su colaborador, que debía llevar un escrito para presentar en los tribunales  y se equivocó de juzgado: ¡Otra vez entregaste todo mal!. Este es un caso de caricia condicional negativa. Y porque no llegar al ejemplo en  que se las agarre con usted la contraparte en un juicio y le grite: ¡ Para qué habrás nacido!. Recibe aquí, una caricia incondicional negativa.

Usted estimado colega, se preguntará a que apunto con lo expuesto. Le contesto: A PENSAR LAS CARICIAS. Para comprender mejor las transacciones humanas, para mejorarlas. Pensar las caricias que uno de le da al Otro – en un plano profesional u otro de relación humana- y la que el Otro me da a mi. La toma de conciencia del las caricias ayudan a ver lo que hay detrás de las situaciones y enredos humanos complejos y como influyen en la vida de uno. Dice la teoría del AT, que existen 4 ¨ bienes ¨ intercambiables entre los seres humanos:

  • Tiempo: se brinda gratuitamente o como un trabajo y servicio: por ejemplo siendo abogado.
  • Caricias positivas
  • Información útil
  • Bienes materiales: dinero y sus sustitutos: recomendaciones, ascensos, contactos, etc.

Dentro de este marco hay que intentar llevar en lo posible una vida de relación con el Otro, OKNESS ( adecuada o de bienestar), por lo tanto no debe haber déficit de caricias – como ser humano uno necesita de ellas- y ellas deberían ser, tanto las que se dan como las que se reciben POSITIVAS O SEA QUE EXISTA UN INTERCAMBIO DE CARICIAS COMO ¨ BIEN ¨(generalmente llamadas afectos). Deberían coincidir las caricias que uno da o recibe con la etimología de la palabra antes apuntada. Si claro, no es fácil acariciar positivamente, si ante mi hambre de estímulo me dan caricias negativas. Pero, no dice el mandato bíblico: Si te pegan en una mejilla pon la otra. Prolongando un poco esta máxima podríamos decir que hay que practicar, no aceptar caricias negativas (ignorarlas), y devolver caricias positivas. Aunque le moleste, amigo lector, o cueste al principio, cuando logre manejar esta práctica conseguirá mejorías en si mismo y los demás.

Agrego algo más sobre las caricias. Después de leer, este breve ensayo, quizás se pregunte usted abogada o abogado: ¿Quién va a ser tan tonto en meterse en un mundo de caricias negativas?. La inquietud podría tener muchas respuestas. Pero le doy una: puede ser que usted sin darse cuenta esté buscando recibir caricias negativas y que por ende además las propine. O sea usted satisfaga su hambre de estímulos con conductas negativas. Le cuento más – siempre desde una mirada psicológica- el tipo de caricias que una persona recibió en su niñez (hasta los 8 años aproximadamente) tiende a fijar el tipo de caricias que buscará en su vida adulta. Desde que las caricias son indispensables para la vida – por la incompletud que padecemos desde nuestro inicio y que nunca resolvemos- , si la conducta de un niño no le permite conseguir caricias positivas, buscará conductas que le garanticen caricias negativas para mantener cargada su ¨ batería ¨ biológica. Y acostumbrado a éstas, adoptará – con una suerte de predisposición – las conductas que le permitan conseguir caricias negativas por el resto de su vida. Por eso muchas veces los castigos funcionan reforzando sin quererlo, la conducta que queremos suprimir. 

Me dirá lectora amiga o lector amigo que con estas consideraciones finales dejo abierto el tema, que faltaría decir donde está la solución para superar la inclinación que uno eventualmente podría llegar desde la temprana edad por las caricias negativas. Le contesto que no hay respuestas matemáticas para temas del mundo ¨ psi ¨. Pero trabajando el AT, si es necesario en el marco de una relación de ayuda, uno puede progresar de maneras insospechadas en los atinente al fortalecimiento de su personalidad, sobre todo robusteciendo su Yo Adulto. ¿Hasta donde se puede avanzar?. Entiendo que no hay medida, ya que ello dependerá de la singular constitución biopsicosocial de cada uno. Si puedo decirle que hay que intentarlo. No quedarse. La realización individual – profesional es: ahora. Creo pertinente hacer una cita, y así me despido que:

Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí?

Si yo soy para mí solamente, ¿quién sino yo?

Y si no ahora, ¿cuándo?– Refranes del Talmud

Misnah Abat

Valora este contenido.

Puntuación:

Sé el primero en puntuar este contenido.