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16/01/2025. 12:48:40
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BLOG DEL ABOGADO LITIGANTE

Habilidades del abogado litigante I: el dominio del proceso

Abogado. Experto en habilidades profesionales
@oscarleon_abog
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla

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Conforme a lo expuesto en nuestro anterior post , comenzamos con la primera de una serie de sucesivas entregas dirigidas a examinar algunas de las habilidades esenciales del abogado litigante, correspondiendo esta primera a la competencia relativa al conocimiento y dominio del derecho procesal.

Para ello, hemos de partir del entendimiento del derecho procesal como el conjunto de normas que regulan el proceso judicial, es decir, un conjunto de actos mediante los que se constituye, desarrolla y determina la relación jurídica que se establece entre el juzgador, las partes y las demás personas intervinientes. A través del derecho procesal se hace efectivo el cumplimiento del derecho material.

Obviamente, todos los abogados deben dominar el derecho procesal, pues su naturaleza de instrumento regulador del proceso lo hace indispensable para cualquier decisión, dentro o fuera de la sala, dirigida al desarrollo de toda estrategia de defensa. Ahora bien, el abogado litigante, es decir, aquel que interviene con asiduidad ante los Juzgados y Tribunales, requerirá un conocimiento exhaustivo de las normas que regulan el proceso y la aplicación práctica de las mismas por el órgano judicial.

La razón de tan imperiosa necesidad reside en que el abogado litigante, cuando interviene ante el juez,  presenta su caso como el más creíble y fundamentado en derecho, lo que hará a través de unas líneas de defensa solventes que comprenderán aspectos tales como plantear/realizar un interrogatorio y un contrainterrogatorio eficaz, presentar el resto de la prueba, y exponer un alegato persuasivo, actividades que se desarrollarán en fases procesales perfectamente reguladas,  y cuyo conocimiento será fundamental para perfilar una intervención solvente y eficaz.

Dicho de otro modo, cuando actuamos en sala, hemos de estar plenamente entregados en la defensa del derecho material de nuestro cliente, pero para que este avance por la senda adecuada, hemos de saber cómo reaccionar y responder a las diversas situaciones que puedan producirse en el desarrollo del proceso y que, de no dominarse el proceso,  se convertirían en obstáculos en el camino. Es ahí donde el conocimiento del derecho procesal juega un papel esencial.

Por lo tanto, un abogado litigante debe conocer y dominar el derecho procesal de forma absoluta, pues ello le permitirá enfocar adecuadamente los interrogatorios, sabrá cómo reaccionar ante las situaciones imprevistas que surjan durante los mismos; planteará de forma coherente cualquier prueba y conocerá las limitaciones y condicionantes que se producen durante la práctica de la misma; intervendrá con eficacia a la hora de cuestionar situaciones que, perjudicando a los intereses de su cliente, no hayan sido advertidas por el juez, etc.

Y esta habilidad, sumada al conocimiento técnico del derecho, le dará más confianza en el actuar, más autoestima y seguridad, lo cual sin duda le hará más presente (con más presencia), convirtiéndose así en un duro y exigente adversario.

Por el contrario, una deficiente preparación procesal puede suponer tanto la merma de oportunidades de defensa como intervenciones poco afortunadas que motiven llamadas de atención por el juez y la consiguiente pérdida de concentración (cuantas veces hemos presenciado como un letrado realizaba preguntas de forma incorrecta y el juez le interrumpía continuamente hasta que, desmoralizado, el letrado abandonó el interrogatorio).

¿Qué debemos hacer los abogados litigantes para mejorar en esta competencia? Ahí va una serie de consejos:

  • Es esencial realizar bien en el propio despacho como en el exterior formación sobre cuestiones procesales, ya que la tendencia existente es a centrarnos en los aspectos técnico-jurídicos y olvidar estas cuestiones de tanta importancia.
  •  Aprovechar la próxima asistencia a un juicio para refrescar en detalle todo lo relativo a las normas procesales que podrán tener incidencia en el caso.
  • Tener siempre las normas procesales muy a mano y, por supuesto, llevarlas en el maletín/mochila cuando nos dirijamos al juzgado.
  • Estar muy atentos a las reformas procesales, asimilándolas de forma inmediata.
  • Conocer, en la medida de lo posible, las posibles interpretaciones que el órgano judicial en el que vamos a actuar realiza de la norma procesal.

Finalmente, te planteo un pequeño ejercicio. Trata de responder a las siguientes cuestiones y sea cual sea el resultado, te aseguro que te va a hacer pensar.

¿Qué ocurre cuando no comparece al acto del juicio el letrado de la otra parte o la propia parte? ¿Qué puedes hacer cuando no comparece un testigo vital para tu defensa? ¿Sabes en qué consiste la incomunicación del testigo? ¿Puedes pedir al juez que la parte contraria salga de la sala mientras declara la otra parte? ¿Sabes cómo impugnar las preguntas al testigo y cuáles son las causas que fundamentan dicha impugnación? ¿Sabes cuándo protestar para preservar tus derechos en segunda instancia? ¿Qué haces cuando la otra parte renuncia a una prueba en el acto del juicio? ¿Sabes cómo deben responder los testigos a las preguntas o como preguntar al testigo a través del juez cuando ha concluido tu turno? ¿Sabes plantear un careo entre testigos o entre testigos y una parte? ¿y entre los peritos?…

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