El informe oral, alegato o trámite de conclusiones ha sido considerado tradicionalmente como una materia controvertida desde la perspectiva de su valor en el proceso. Partiendo del absoluto convencimiento que sostengo sobre su importancia, siempre he observado tendencias en ambos colectivos que la cuestionan.
Teniendo en cuenta esta situación, y partiendo de mi rol de abogado en ejercicio, a continuación pretendo ofrecer algunas ideas dirigidas a la búsqueda de vías de mejora para la exposición más eficaz del informe oral por parte de los abogados.
Situación actual de la Administración de Justicia
No podemos engañarnos y obviar que actualmente existe una verdadera situación de sobrecarga de trabajo y colapso judicial que motiva que los jueces tengan que escuchar entre diez y quince informes en una sola jornada (en la que a los juicios se otorgan duraciones de entre diez a treinta minutos mediante un señalamiento pautado, sucesivo y muy numeroso), lo que, lógicamente, además de la contrariedad del abogado, que ve que el tiempo no se ajusta a lo que se estima necesario, genera en los jueces un cansancio y una falta de motivación que condicionará notablemente la atención a la exposición del abogado.
Esta situación influye notablemente en los jueces ya que se genera:
- Una capacidad de atención limitada.
- Cansancio acumulado a lo largo de la jornada.
- Riesgo de pérdida de atención o desconexión.
Escuchar a los jueces
Hemos de ser humildes y escuchar lo que dicen los jueces sobre los errores que cometemos los abogados a la hora de informar. Hay que plantearse que, como principales destinatarios del mismo, su información puede ser valiosísima para la evolución y mejora de nuestra praxis durante nuestra intervención informando en sala (en la misma medida, los jueces también deben ser humildes).
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