Parece mentira que, a día de hoy, aún haya personas que piensen que internet es un medio anónimo en el que podemos hacer y decir lo que nos venga en gana, cuando queramos y de la forma de decidamos, sin ningún temor a posibles consecuencias legales.
¡¡Pues qué equivocados que están!! Y para muestra, no uno sino varios botones que nos muestran cómo internet ha cambiado el modo de relacionarnos e, incluso, nuestra forma de expresarnos, pero no el principio básico: quien la hace la paga. Y si no que se lo digan a Grisson, Horatio y compañía..
Te lo juro por Google!!
Que levante la mano quien crea aún que cualquier persona del mundo analógico, incluidas nuestras madres, saben más de nosotros que nuestro querido, amado y omnipresente Google. Veamos el por qué, de la mano de Abadía Digital
- Gracias a sus programas publicitarios Google puede conocer las páginas que visitamos y qué hacemos en ellas.
- Si empleamos su navegador, Chrome, puede tener acceso a cada una de las webs que introducimos en su barra de direcciones.
- Si tenemos una cuenta en Gmail es evidente que Google guarda nuestros correos electrónicos.
- Si somos usuarios de Google Latitude, seguramente, sabrá donde nos encontramos en cada momento.
- Si nos gusta Google Maps puede que conozca los lugares a los que nos interesa llegar.
- Con Youtube puede elaborar un historial de los contenidos audiovisuales que vemos.
- Picasa, por su parte, es su software fotográfico que, además, dispone de una tecnología de reconocimiento facial.
- Finalmente, si somos lectores y empleamos Google Books, podrá conocer nuestros gustos literarios y qué es exactamente lo que leemos en cada momento e, incluso, que fragmentos nos interesan especialmente.
Como podéis fácilmente deducir es impresionante el material que, sobre nosotros, puede acumular Google y que atenta o puede atentar, según los usos que se le dé, a nuestra intimidad.
Con un programita de minería de datos (data mining), decidme si se pueden o no construir auténticos perfiles del más variado tipo, contenido y finalidad.
Y todo es predicable de otras muchas empresas que operan a través de internet, como Microsoft y similares.
Dímelo si te atreves en Tuenti.
Con lo efectista y espectacular que era antes eso que se decían los chavales y no tan chavales cuando, enfadados ellos, se gritaban a pleno pulmón aquello de "si te atreves me lo dices en la calle y en la cara". Qué tiempos aquellos…
Ahora, somos más comodones, y tenemos medios más cómodos y más mala leche, por eso tenemos una conexión a internet y perfiles en Tuenti, Facebook y/o redes sociales similares.
El sofisticado procedimiento actual consiste en inferir los más variopintos improperios a través de dichas redes sociales y a través del uso de herramientas multimedia, que queda más "chulo".
Y como somos más chulos que un 8, lo decimos en nuestras propias cuentas, con las que consecuencias que ello puede conllevar. Que se lo digan al sevillano al que han condenado a abonar 100 € por hacer escarnio de un compañero en su cuenta de Tuenti y, con ello, darle una publicidad mayor…
Pero bueno, incluso empleando otros medios aparentemente más anónimos, como comentarios en foros sin necesidad de un registro previo, tenemos la posibilidad de ser localizados, con mayor o menos esfuerzo, a través de la famosa dirección I.P.
Delete + Enter = ¿Estoy a salvo?
Finalmente, es necesario destacar un aspecto que muchos internautas creen conocer: el mero hecho de dar a la opción borrar o delete junto a un clic del ratón o la pulsación de enter en el teclado no implica, necesariamente, que el contenido seleccionado quede borrado.
Ni mucho menos, en una gran parte de supuestos la información que queremos borrar y que es la que nos puede meter en un buen lío permanece hasta ser sobrescrita.
Conclusión.
Por tanto, esa idea ya algo anticuada de que internet es un medio anónimo hay que ir desterrándola del imaginario colectivo. Quizá los conocedores de todo este medio puedan lograrlo, pero no los usuarios medios que pecamos de "enteraíllos" desconociendo la auténtica naturaleza de las cosas.
Eso sí, al final las terminamos conociendo, en su mayor parte, a palos y previo escarmiento.
