En el mundo digital no existe la copia tal cual, pues de un documento difícil es saber cual es la copia del original. No existe una regulación específica en materia de prueba electrónica, por lo que el perito que dictamine sobre la misma, ha de tener en cuenta ciertos aspectos en el análisis para garantizar su correcta obtención.
Es necesario tener un criterio de proporcionalidad entre el método utilizado y lo que se intenta probar. Cuando un perito accede a un disco duro y busca una información concreta, por ejemplo, un correo electrónico que haga prueba de una fuga de información, se debe filtrar toda aquella información que no tenga relación con el mismo, por lo que no debe accederse a contenido que no tenga nada que ver con la prueba buscada, como correos personales.
Para garantizar los derechos fundamentales en la obtención de pruebas electrónicas, es muy importante el cálculo de los hash. En informática se utiliza dicho término para hacer referencia a una función o método para generar claves o llaves que representen de manera inequívoca a un registro o archivo, resumiéndolo a través de la ciencia de la probabilidad. Es aplicado, por ejemplo, en las firmas digitales, impidiendo que existan dos iguales.
Para un jurista es muy difícil comprender dicho concepto, pero expliquémoslo de un modo gráfico. Imaginemos que generamos un documento con mil palabras, el cual según el contenido de las mismas nos da un código concreto. Pues bien, si cambiamos una sola palabra de dicho documento o una simple sílaba, nos daría otro código distinto, ya no sería el mismo. Por tanto, cuando obtenemos la prueba digital que buscamos, le calculamos el hash, y así nos aseguramos que, cuando el juez la valore, dicha prueba no ha sido modificada. Es la manera más fiable de asegurarnos que la copia es igual al original o que el original es igual que la copia, pues tanto monta que monta tanto.
De todos modos todo lo que suena a digital lo vemos como inaccesible o de difícil comprensión. Sin embargo, solo hay que buscar paralelismos de la vida real (aunque tenemos que puntualizar que también es real el mundo digital). Cuando se presenta una grabación telefónica como prueba, la misma debe obtenerse con los requisitos legales oportunos, y solo ha de reproducirse aquello que sea transcendental en la resolución del procedimiento.
Tal vez la implementación de unas pautas a seguir a la hora de obtener y realizar una prueba digital, que sean comunes a todos, y que se pueda valorar por igual por todos los intervinientes en el proceso, del primero al último, junto con una mayor formación de los Juzgados en la materia, produciría una mayor seguridad jurídica, además de que el mundo digital cada día tiene más importancia, ganando cada vez mayor terreno al -por diferenciarlo de alguna manera- analógico.
