OSLO (Reuters) – Al menos 100.000 personas se manifestaron en Oslo y decenas de miles en otras ciudades de Noruega el lunes, en una expresión nacional de dolor y unidad por las 76 personas que murieron en la masacre desatada por Anders Behring Breivik.
Previamente, una juez decretó prisión incomunicada durante ocho semanas para Breivik, sin cartas, periódicos ni visitas, excepto de su abogado.
Breivik dijo a una juez noruega que la bomba y el tiroteo tenían como objetivo salvar a Europa de una invasión musulmana y aseguró que en su organización existían "dos células más".
Breivik había declarado anteriormente que actuó solo, y la Policía señaló que no había otros sospechosos de los ataques del viernes.
Sin embargo, tras las declaraciones sobre otras células, el fiscal de la policía Christian Hatlo dijo que no podían "descartar completamente" la posibilidad de que hubiera otros involucrados en los ataques del viernes.
La policía revisó el número de muertos a 76 desde 93, indicando que ahora se sabe que ocho personas murieron a raíz de la bomba en el centro de Oslo, y 68 en la isla de Utoeya.
El primer ministro Jens Stoltenberg habló ante la multitud, que sostenía rosas rojas y blancas, con voz temblorosa por la emoción y dijo: "Al participar están diciendo un 'sí' sonoro a la democracia". Agregó que la Marcha Rosa es una "marcha por la democracia, la tolerancia y la unidad".
"El mal puede matar a una persona, pero nunca conquistar un pueblo", declaró.
En un país de 4,8 millones de habitantes en el que un caso de asesinato llega a las portadas de los diarios, el acto de solidaridad fue quizá el más grande desde la Segunda Guerra Mundial.
PREGUNTAS PARA LA POLICIA
La gestión de la crisis por parte de la policía podría ser cuestionada después de la revisión del número de muertos, que un portavoz atribuyó a la dificultad para obtener información en Utoeya.
Los esfuerzos de la policía por llegar a la isla se retrasaron después de que un equipo tuvo que detener su marcha cuando empezó a entrar agua en el bote en el que viajaba por exceso de peso.
El nombre de Breivik había aparecido, vía Interpol, en una lista de entre 50 y 60 noruegos después de que pagara 120 coronas noruegas a una compañía polaca que estaba bajo vigilancia debido a su venta de químicos, dijo el canal de televisión NRK.
Breivik alquiló una granja y compró fertilizantes.
"Tenemos cantidad de información sobre mucha gente", dijo la jefa del servicio de seguridad de la policía (PST) Janne Kristiansen a NRK. Añadió que el PST comparó nombres en la lista contra identidades en su propia lista pero que "no teníamos absolutamente nada sobre Behring Breivik" y se dejó de lado.
La funcionaria dijo que los perfiles del hombre en Internet y Facebook parecían moderados, aunque participó en algunos chats digitales de extremistas.
No estaba claro si Breivik era parte de una organización, aunque él había escrito sobre un renacimiento de los Caballeros Templarios, una orden medieval de monjes cruzados.
