ROMA (Reuters) – El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se enfrenta el martes a una moción de censura parlamentaria que le podría sacar del poder o cimentar su imagen como uno de los grandes supervivientes de la política italiana.
El magnate de los medios de comunicación, de 74 años, ha desafiado a los escépticos repetidamente, pasando por encima de meteduras de pata y escándalos para ganar tres elecciones y transformar el panorama político italiano desde que llegó al poder por primera vez en 1994.
En el denominado "Día B" por los medios italianos, Berlusconi se enfrenta a la moción de censura convocada por la oposición en la Cámara baja y a una moción de confianza que el propio Gobierno ha convocado en el Senado, donde tiene mayoría.
El líder ya no cuenta con mayoría en la Cámara baja después de una amarga separación con su ex aliado Gianfranco Fini en julio y un grupo de diputados rebeldes de centroderecha que han formado una agrupación disidente al partido gobernante Pueblo de Libertad (PDL).
Si pierde cualquiera de ellas, Berlusconi tendrá que dimitir, permitiendo que el presidente Giorgio Napolitano designe un nuevo gobierno o convoque elecciones cuando faltan más de dos años para la fecha prevista de 2013.
Pero tras días de intensas negociaciones, el Gobierno parece haber saldado gran parte del déficit y algunos analistas estiman un resultado reñido, con 314 votos a favor de Berlusconi y 313 para la oposición combinada.
En una Cámara Baja de 630 diputados, Berlusconi en teoría necesita 316 votos para asegurarse la victoria, pero la cifra total podría ser menor debido a las abstenciones y las ausencias.
El lunes, Berlusconi dijo a los miembros del Parlamento que corrían el riesgo de sumir a Italia en la crisis de la deuda de la zona euro si votaban en su contra en la moción, mientras que en el Senado declaró que su Gobierno había mantenido a Italia a salvo del malestar económico, pero que la amenaza de inestabilidad seguía latente.
"Es una locura iniciar una crisis sin soluciones en el futuro inmediato", manifestó.
En tanto, prometió aceptar de nuevo en su Gobierno a los diputados rebeldes de centroderecha, en un intento de reunir apoyos antes de la moción de censura.
En un conciliador discurso en la Cámara baja, Berlusconi indicó que estaba dispuesto a abrir el gobierno a los "moderados" si superaba la votación del martes.
Disputas internas, denuncias de corrupción y escándalos sexuales han minado el liderazgo de Berlusconi este año, mientras que una crisis por la gestión de los residuos en Nápoles ha dejado montañas de basura en las calles de la ciudad, en un símbolo visible de la debilidad del Gobierno.
Los mercados financieros seguirán de cerca la votación del martes debido a que la persistencia de la crisis de la deuda en la zona euro y un prolongado período de incertidumbre o una campaña electoral divisiva podrían subrayar las deficientes finanzas públicas en Italia.
Pese a que la deuda representa casi el 120 por ciento del Producto Interior Bruto, el país no ha sufrido incidentes como en Grecia o Irlanda gracias a un férreo control del gasto público y a un conservador sistema bancario que evitó los excesos durante el período floreciente del mercado.
