El Consejo General de Enfermería aseguró el miércoles que el hospital madrileño Gregorio Marañón incumplió la legislación vigente en el caso de la muerte del bebé Rayan al enviar a una enfermera sin la cualificación necesaria a la UCI de neonatología.
El bebé, que era hijo de la primera víctima de gripe A en España, falleció el 13 de julio por una presunta negligencia al administrársele alimentación por vía endovenosa en lugar de a través de una sonda nasogástrica.
"(La enfermera) No debió ser enviada a dicha unidad por parte de la supervisora al carecer de la competencia y cualificación necesarios para ello, tal y como establece la propia legislación de la Consejería de Salud. Legislación incumplida, en este caso, por la gerencia del centro", sostuvo un informe del Consejo de Enfermería.
Además, el informe agregó que la enfermera nunca debió asumir una responsabilidad para la que no disponía de competencia profesional suficiente, ya que trabajaba por primera vez en la unidad de neonatos.
Rayan nació el 29 de junio por cesárea, un día antes del fallecimiento de su madre, la joven marroquí Dalila Mimouni, tras sólo 28 semanas de gestación.
El director gerente del centro sanitario, Antonio Barba, definió el suceso como "terrorífico error profesional", unas declaraciones ampliamente criticadas por el Consejo de Enfermería, que las calificó de "temerarias" a falta de una investigación.
El informe de Enfermería sostuvo que, de acuerdo a los datos remitidos por la Consejería de Sanidad, se deducía que tanto la enfermera responsable del bebé como la afectada directamente por los hechos eran enfermeras de cuidados generales.
"No poseen competencias específicas para prestar cuidados especializados y, por lo tanto, no debieron recibir ni asumir ninguna responsabilidad en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales", dijo el documento.
De acuerdo a la Sociedad Española de Enfermería Neonatal, el período formativo para desarrollar las competencias de enfermería especializada en las unidades de neonatos es de dos años, al igual que ocurre en otras especializaciones como urgencias, quirófano, matronas, cuidados intensivos o unidades coronarias.
Tras el suceso, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid procedió a suspender de sus funciones cautelarmente a la enfermera que atendía al bebé, mientras que un juzgado madrileño ha abierto diligencias para investigar la muerte.
El padre del bebé, Mohamed Ouriachi, aún no ha anunciado si iniciará acciones judiciales.
