MADRID (Reuters) – El histórico político del Partido Popular Alejo Vidal-Quadras anunció el lunes que abandonaba la formación en el poder por discrepancias con las políticas del Gobierno, incorporándose a las filas del nuevo partido conservador Vox.
El que fuera vicepresidente del Parlamento Europeo y presidente del PP en Cataluña anunció en un vídeo que después de tres décadas en el partido ha enviado una carta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comunicándole una decisión "dolorosa, pero inevitable".
"Desde que el actual Gobierno inició su andadura en enero de 2012, mi diagnóstico sobre la crisis múltiple y profunda que atraviesa España -crisis económica, institucional, moral y de unidad nacional – y las soluciones que deberían aplicarse para superarla no sólo son distintas, sino que en cuestiones esenciales son contrapuestas", dijo Vidal-Quadras en un vídeo colgado en YouTube que acompaña a la carta a Rajoy.
El político de 68 años se ha mostrado muy crítico con medidas gubernamentales como la subida de impuestos, la crisis soberanista en Cataluña o la negociación con ETA, críticas que a su juicio se enfrentaron con "el silencio y la indiferencia" de la Junta Directiva Nacional del PP, a la que pertenecía.
"Un partido no es un rebaño flanqueado por mastines que siguen a su pastor", dijo Vidal-Quadras en su misiva.
La ruptura entre el político catalán y la dirección 'popular' se produce en un momento en el que los sondeos reflejan que el PP ha perdido respaldo entre la ciudadanía tras conseguir la mayoría absoluta en 2011, principalmente por las duras medidas de ajuste aprobadas para hacer frente a la crisis.
El partido Vox al que se suma Vidal-Quadras fue presentado a mediados de enero por antiguos integrantes del PP y el exfuncionario de prisiones secuestrado por ETA José María Ortega Lara.
Vox, que aspira a presentarse a las próximas elecciones europeas del 25 de mayo, nace con la intención de servir como opción ante la que dijo es la incapacidad de las dos grandes fuerzas políticas – PP y PSOE – para responder a la crisis estructural en España.
Según los sondeos, ninguna de las dos grandes formaciones españolas conseguirían gobernar en solitario tras las elecciones generales de 2015 y requerirían el apoyo de al menos otros dos partidos en un Congreso que se anuncia profundamente fragmentado, con ascensos de partidos nacionales más pequeños como Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia.
