MADRID (Reuters) – El Partido Popular parte como favorito para las elecciones autonómicas y municipales españolas del 22 de mayo, que pretende convertir en un trampolín para desbancar a los socialistas del Gobierno el próximo año, pero el PSOE teme más a otra tendencia que no responde a ningunas siglas: la abstención.
Una prolongada crisis económica, el proceso de divorcio creciente entre clase política y ciudadanía, la percepción de que ya está todo decidido y el hecho de que las elecciones locales suelan tener índices de participación más bajos que las parlamentarias hacen que para la cita de mayo se reúnan muchas circunstancias que podrían elevar los niveles abstención, algo que en este caso parece que perjudicará al PSOE, por ser tradicionalmente los votantes conservadores más fieles con las urnas.
"Una manera de 'castigar' a la clase política es no ir a votar (…) y luego hay otro factor que normalmente juega a favor de la abstención y es cuando el resultado parece muy claro. Si ves las encuestas, el 70 por ciento piensa que va a ganar el PP, y eso desmoviliza más al partido del Gobierno", dijo Fernando Vallespín, ex director del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, a Reuters.
Los socialistas son conscientes de esta percepción, y durante la campaña están tratando de despertar al electorado de izquierdas apelando tanto al llamado voto del miedo a la derecha como al voto útil para reducir el batacazo que vaticinan las encuestas para los comicios locales, en los que podrían pagar que los niveles de desempleo en España duplican la tasa media del paro de la Unión Europea al situarse en el 21 por ciento de la población activa.
"Los socialistas están diciendo (a su electorado) 'hemos hecho cosas mal, hay problemas, pero recuerden las pensiones, las subvenciones y la igualdad y la solidaridad, somos los buenos y los otros son los malos. Miren la agenda escondida de la derecha'. Esa es la estrategia, para mantener las bases fieles del partido, esta llamada al voto útil", dijo Ismael Crespo, analista político en la Fundación Ortega-Marañón.
Sin embargo, su mensaje podría no estar calando igual que antes en una sociedad harta de los escándalos de corrupción, del paro y en la que la clase política está considerada el tercer problema en España, por delante de cuestiones como el terrorismo o la inseguridad ciudadana.
"Salga el partido que salga, seguirán mandando los mismos: las grandes corporaciones, que son las que financian a los políticos y escriben sus agendas. Entre uno y otro sólo cambian las formas, pero nunca el fondo", dijo a Reuters Daniele Ivel, músico de 30 años que propugna más que unas elecciones, una revolución en el sistema.
En la municipales de mayo de 2007 hubo una abstención del 36 por ciento. Entonces, el 38,2 por ciento de los españoles veía la situación política como mala o muy mala, según el CIS. Ahora, ese porcentaje se encuentra en el 66,5 por ciento.
"Al PSOE con los EREs aquí en Andalucía no me apetece votarles, al PP no lo he votado nunca ni jamás lo votaré, cuestión de principios, y a Izquierda Unida, que suele ser mi primera opción tampoco les quiero votar, porque en Sevilla, han estado metidos en lo de los EREs junto con el PSOE", dijo a Reuters Layla Amoedo, pedagoga de 38 años, en referencia a una presunta red de corrupción política que aprobaba prejubilaciones fraudulentas.
"En resumen, quiero votar pero no encuentro ninguna opción que me convenza", añadió.
¿VALEN LAS CAMPAÑAS?
La capital andaluza, que lleva 12 años con un alcalde socialista, será uno de los campos de batalla clave en la cita de mayo, como lo serán Barcelona y las comunidades de Castilla-La Mancha y Extremadura, feudos históricos del PSOE, que medirán si el resultado electoral se puede considerar o no una gran derrota para los socialistas.[ID: nMAE74C003] [ID: nMAE74C00B]
"Lo que cuenta en este tipo de elecciones es quién se queda con qué comunidades que son las disputadas (…) Se va a medir más por eso que por los votos totales", dijo el ex director del CIS Vallespín.
Históricamente, los dos grandes partidos han quedado muy parejos en las elecciones municipales, excepto en 1995, cuando sí hubo una clara ventaja del PP, que acabó ganando las generales al año siguiente.
En los sitios en los que las elecciones estén más reñidas, la labor de los mítines, debates, carteles y actos electorales sí puede acabar pesando en el resultado si los partidos consiguen movilizar a los suyos, según Lorenzo Navarrete, decano del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid.
"Dice la mayoría de los analistas y de los expertos académicos que las campañas no movilizan tanto como parece, pero ratifican, fidelizan y permiten que un voto que es volátil, que es un voto que puede pasar de uno a otro por poca diferencia se quede fiel o se atraiga (…) En lugares donde hay empates la campaña es decisiva y puede variar hacia uno o hacia otro situaciones de empate", dijo Navarrete a Reuters.
La sensación de que la abstención estará poblada de izquierdistas ha calado entre los socialistas. Pesos pesados del PSOE, como el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el secretario de organización de los socialistas, Marcelino Iglesias, han dicho claramente en actos de campaña que el adversario electoral del PSOE es la abstención.
"Necesitamos que salgáis todos a votar, y vuestros familiares, amigos, gente del pueblo", dijo Iglesias el domingo en un mitin en Zaragoza, mientras el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volcado en la última semana de campaña, señalaba en el mismo acto que "la España de la mayoría progresista es la que tiene que ir a votar el 22-M para no dar oportunidad a la derecha tan derechista que hay en este".
FRENTE A LA ABSTENCIÓN, LOS MINORITARIOS
Los que parece que no variarán de opinión pese a todo el bombardeo de mensajes electorales de estos días son los promotores de varias iniciativas surgidas por Internet, como "nolesvotes" o "DemocraciaRealYA", que cuestionan lo que califican de "partitocracia" del país, y consideran que los grandes partidos sólo se preocupan de seguir en el poder o de alternarse en el mismo.
Miles de personas, en su mayoría jóvenes, salieron el domingo a las calles de diversas ciudades españolas respondiendo a esta convocatorias, en las que se pudieron ver mensajes como "Rebeldes sin casa", "No somos mercancía en manos de políticos y banqueros" o carteles en los que se responsabilizaba la crisis a los líderes del PSOE y del PP.
Aunque estas campañas no son llamamientos a la abstención, algunos de sus participantes, como un profesor jubilado de nombre Fernando y María, una estudiante de primero de pedagogía que se declaró harta de no tener futuro, dijeron desde la manifestación de Madrid que no irían a votar el 22-M.
Las iniciativas en realidad son una petición para dar el voto a otras opciones tradicionalmente más minoritarias, al margen de los grandes partidos, según Enrique Dans, uno de los que promovió el "nolesvotes", todo un éxito en Twitter.
"Estamos empezando a ver movimientos de jóvenes que se rebelan contra un futuro negro, en una democracia que no lo es y que se preocupa de todo menos de sus intereses. Queda mucho por hacer, pero toda una generación acostumbrada a comunicarse a través de medios no controlados por el poder está recibiendo mensajes que no son los habituales, está coordinándose para salir a la calle, y está empezando a moverse", explicó a Reuters la semana pasada.
Los resultados del 22-M demostrarán si ha llegado el momento de los partidos pequeños y del protagonismo de los jóvenes, criticados tradicionalmente en España por su falta de movilización política.
