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24/04/2024. 19:32:10

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La igualdad aún es un objetivo

Maria José Rovira. Socia del Área público y regulatorio de CECA MAGÁN Abogados
Maria José Rovira

Los Despachos de abogados, como muchos otros colectivos, no son ajenos a las diferencias de oportunidades existentes entre hombre y mujer, que generalmente cobran su máxima expresión en la limitada presencia de mujeres en los puestos directivos o en su poca representación como socias de cuota, actualmente 1 mujer por cada 4 hombres. Ello conlleva, entre otras consecuencias, que quién decide los criterios de promoción, o la nominación y aprobación anual de socios o de los miembros del órgano de gobierno sea un 80% hombres.

En términos generales, al acabar la carrera o nuestra formación de posgrado, nos incorporamos, en la misma proporción hombre y mujeres a despachos de abogados, y si bien la escalada es dura para todos, reconozcamos que hay aún un claro techo de cristal para las mujeres que se sitúa en el acceso a la condición de socio. Si, además, nos fijamos en quién lidera los despachos, la falta de paridad se agrava considerablemente. Evidentemente, la sociatura y el liderazgo tienen un peaje de capacidad, dedicación y resultados que es ajeno a la condición de hombre y mujer; habrá a quien le compense y a quien no, pero la elección y las condiciones de acceso a socio deberían ser paritarias.

Al margen de estas evidencias, una gran proporción de mujeres hemos asistido a situaciones o actuaciones que ejemplifican la discriminación: la falta de oportunidades de promoción, al ser las áreas dirigidas mayoritariamente por hombres se crean sinergias y complicidades excluyentes; la creencia inconsciente, frente a la maternidad y crianza, de no poder confiar en ella o, incluso, de su falta de compromiso con la firma; o la denegación de un incremento salarial o bonus al considerar el salario femenino como apoyo, y no como sustento familiar.

Varias veces, a lo largo de mi carrera profesional, y en las distintas categorías que he ido disfrutando hasta llegar a socia, he participado en debates y comités en pro de la igualdad de géneros en nuestro sector. Al preguntar a mis compañeros abogados, generalmente socios sobre las presuntas diferencias de género en sus respectivas firmas legales, no me he encontrado con ninguno que, de primeras, sea plenamente consciente de la realidad, o de sus privilegios. Generalmente, no responden directamente, más bien te explican los logros conseguidos o justifican su buen hacer con las medidas que están aplicando al respecto.

Existe actualmente una mayor concienciación, ¿y?… Un abanico de actuaciones y medidas se han ido implementando en los Despachos de abogados para ir estrechando tales diferencias, pero las cifras son claras: la discriminación es un hecho. Hemos definido y aplicado políticas, comités de conciliación, o medidas de gestión que aboga por la diversidad, por la conciliación, por la flexibilidad en sentido amplio, pero aún nos encontramos en la superficie de la cuestión si hablamos de igualdad de género.

Si queremos acelerar el proceso, necesitamos normas con objetivos cuantificables y medibles, definición de cuotas y actuaciones concretas en pro y defensa de la inclusión de las abogadas, con representación paritaria de hombres y mujeres tanto en el parnership como en los puestos de dirección, en todas las esferas y a todos los niveles, que sean aprobadas por los órganos de gobierno como parte de sus políticas esenciales, incluyendo mecanismos para garantizar el cumplimiento de sus objetivos, así como su revisión periódica.  Hay que dedicar recursos y esfuerzos para que se logren resultados profundos y reales.

También, es necesario combatir activamente las creencias limitantes tanto de los abogados como de las abogadas derivadas de experiencias pasadas, normas culturales y sociales, aspectos educacionales que inconscientemente frenan a las mujeres en su carrera profesional, tanto en la fase inicial como a lo largo de la misma, al dar por hecho determinadas situaciones que son impensables para ellos.

Gracias a iniciativas como ésta, podemos entre todas alzar la voz para que las mujeres del mundo del Derecho puedan lograr dichas cuotas más pronto que tarde y sobre todo, las socias debemos ayudar a las jóvenes abogadas a creérselo, a seguir luchando por su carrera profesional y apoyarlas cuándo realmente este en nuestra mano hacerlo, para que también lo puedan conseguir.  

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