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09/11/2024. 02:15:46
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No dejes que te corten las alas

Sandra Morales. Directora del Área Mercantil de Larrauri & Martí Abogados

Aplaudo esta iniciativa de Thomson Reuters en la que nos dan voz a mujeres del sector jurídico que hemos conseguido llegar a cargos directivos en despachos de abogados, no sin tener que romper en ocasiones barreras y obstáculos.

Por ello, cuando me propusieron escribir un artículo para esta sección, “Mujeres por Derecho”, no dudé en decir “contad con ello”, si desde mi experiencia (como abogada, madre de tres hijos, mujer, opositora…) puedo aportar mi granito de arena a otras compañeras y futuras juristas, animándolas a que luchen por lo que quieren y no se dejen cortar las alas.

En mi caso, no puedo decir que el hecho de ser mujer me haya cerrado puertas, pero sí que mi trayectoria profesional haya sido más difícil o lenta de lo que esperaba cuando hace más de 20 años me vine a Madrid a estudiar Derecho y Empresariales. Cuando terminé la carrera, empecé a opositar a Notarias y tuve que dejarla por la maternidad. Siendo ya madre de dos niños, empecé en una firma de abogados y después di el salto a la asesoría jurídica de una empresa. Siendo abogada, en un despacho o una empresa, con jornadas interminables, no siempre era fácil compatibilizar la vida personal y la profesional. Por ello, y otros motivos que ahora recuerdo como anécdotas, con la llegada de mi tercer hijo, aunque tenía ayuda en casa, tomamos la decisión mi marido y yo (porque, no nos equivoquemos, en el siglo en el que estamos el cuidado de los niños es responsabilidad de los dos) de que era conveniente que uno de los dos pasara más tiempo en casa con nuestros tres hijos, de 0 a 4 años.

Fui yo la que decidí abandonar mi puesto de trabajo, teniendo claro que iba a ser algo transitorio y, como estamos en un sector de continuo cambio, sin dejar en ningún momento de formarme y estudiar. Al poco tiempo, estaba desando volver y me incorporé a un despacho de abogados recién constituido, que me permitía seguir trabajando, como autónoma, desde casa y con posibilidad de conciliar. Casi diez años antes de la crisis del COVID-19, el teletrabajo era ya mi forma habitual de trabajar, con reuniones presenciales, visitas a clientes, disponibilidad absoluta, el peligro de no desconectar del trabajo, etc.

El dilema viene cuando tus hijos van creciendo, son más autónomos, y empiezas a notar que estás estancada, sin posibilidad de crecer en el sitio en el que estás, y quieres seguir alcanzando metas. Sea por el tamaño del despacho, la estructura establecida u otras razones, techos existen (no creo que sólo para las mujeres) y si no se pueden romper, es mejor saltar o cambiar el rumbo. Podía haberme quedado en mi zona de confort, pero decidí dar el salto y ahora soy directora del área mercantil de LARRAURI & MARTÍ ABOGADOS.

Si echamos la vista atrás y pensamos en muchas de nuestras madres y/o abuelas, o miramos hacia otros países, en los que los derechos de las mujeres prácticamente no existen, es evidente la evolución de nuestros derechos y, aunque nos queda mucho por recorrer, creo que vamos por el buen camino.

Hasta no hace tanto, en España, las mujeres eran educadas para ser buenas madres y esposas, encargadas de las labores del hogar y de formar a las futuras generaciones, sin tener ni la patria potestad sobre ellos, y los que trabajaban o llevaban el dinero a casa eran los hombres. La autorización del padre o, una vez casada, del marido era necesaria en muchos ámbitos de la vida, incluso para trabajar fuera del hogar familiar. ¿Os imagináis? Le cuento esto a mis hijos y piensan que les estoy hablando de la prehistoria…, pero no es hasta la Constitución de 1978 donde encontramos el punto de inflexión en el reconocimiento, por fin, de los derechos de las mujeres.

Es cierto que las cifras aún dejan mucho que desear y es una realidad que somos pocas las que llegamos a ocupar cargos directivos en un despacho, lo importante es que cada vez somos más y se va normalizando el hecho de que una mujer ocupe cargos en los Consejos de Administración, sea directora general, lidere un equipo dentro de las organizaciones u ocupe el puesto que se proponga.

En general, las empresas y firmas de abogados están adoptando medidas tendentes a ofrecer las mismas oportunidades a hombres y mujeres, basadas en la diversidad, la retención del talento y la meritocracia. Sin embargo, todavía seguimos viendo comportamientos, escuchando comentarios desafortunados y con prejuicios que tenemos que erradicar de nuestra sociedad. A los más mayores es difícil cambiarlos, pero a nuestros hijos sí podemos formarlos y educarlos en la igualdad y no discriminación por razón del sexo, aunque sin confundirlos. En mi humilde opinión, aunque nos empeñemos, no somo iguales (ni física ni emocionalmente) y en esa diversidad está la clave, en valorar cómo nos complementamos los unos a los otros y cómo se puede traducir en unos mejores resultados para las empresas y la sociedad en general.

Nuestro deber ahora, para las futuras generaciones, es que la igualdad legal que consiguieron nuestras predecesoras se traduzca en una igualdad real, con iguales derechos y oportunidades que los hombres, sin que nos regalen nada, y lograr que no exista brecha salarial para el desempeño de un mismo puesto de trabajo, puedan acceder por sus méritos a puestos de responsabilidad, se eliminen los prejuicios, etc. Y confío que, entre todos, lo vamos a conseguir.

En LARRAURI & MARTÍ, el hecho de haber nacido hombre o mujer no te impide llegar a ser director o socio. Valoramos el talento de las personas, independientemente de su sexo. Cada uno de los que integramos el Despacho nos fijamos nuestras metas y en nuestras manos está conseguirlas, por supuesto, con esfuerzo y dedicación. Asimismo, apostamos por la conciliación familiar, mediante la flexibilidad de horarios y el teletrabajo, tanto para hombres como para mujeres, y tengan hijos o personas dependientes a su cargo o no. No podemos olvidar que estamos en un sector muy exigente y los clientes no entienden de horarios, quieren el trabajo en el plazo que lo han pedido y que sea excelente. Por ello, apostamos por la productividad y el rendimiento real del empleado, así como por el cumplimiento de objetivos en plazo, forma y con excelente calidad.

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