Cuando me pidieron escribir un artículo sobre este tema, empecé a pensar sobre mi experiencia personal y creo que nuestra opinión y experiencia, depende de la gente que nos encontramos en nuestro camino. Nuestra percepción sobre la igualdad de género en el ámbito de las asesorías jurídicas de empresa va inevitablemente ligada a tu experiencia personal.
Sin duda, a lo largo de la historia, hemos vivido momentos de todo. Si nos remontamos a la prehistoria, en las tribus existía una situación de matriarcado en la cual la mujer dominaba la tribu, distribuyendo los alimentos y labores de trabajo. Esto fue cambiando hasta que, en la Roma y Grecia clásica, la mujer había quedado relegada a la vida social, siempre sometida ante el padre o el marido.
En la antigüedad, sólo en Egipto vemos que la mujer y el hombre eran iguales ante la ley. Una mujer podía disponer de su herencia, estar al frente de un negocio o incluso divorciarse.
En el mundo del derecho, han sido muchos los obstáculos que hemos debido superar. Desde no poder estudiar en las universidades, hasta poder estudiar, pero no poder titularnos como abogadas, hasta poder titularnos, pero no poder ejercer. Una autentica montaña rusa con épocas mejores y peores en las que se daba un paso adelante y dos hacia atrás.
No podemos olvidar a mujeres como Ascensión Chirivella, primera colegiada de Valencia 1922; seguida de Victoria Kent, y Clara Campoamor, colegiadas en Madrid en 1925, que lucharon por nuestros derechos a pesar de que muchos de ellos no serían hasta la Constitución de 1978, que vendrían para quedarse.
Clara Shortridge Foltz, 1849-1934, en Estados Unidos, fue la primera mujer abogada que consiguió que se le admitiera en Derecho, algo que hasta la fecha estaba reservado al “hombre blanco”. En 1878 pasó su examen para ejercer como abogada. Su hito más resaltado fue conseguir introducir el concepto de asistencia letrada a las personas sin recursos.
Esto ha sido una carrera de fondo, hasta llegar a la actualidad.
Con la aprobación del Real Decreto-Ley de medidas urgentes para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres en el empleo, el Consejo de Ministros daba la extensión del permiso de paternidad a ocho semanas en 2019, 12 en 2020 y 16 en 2021, igualándolo al de maternidad de manera progresiva, permitiendo de esta manera que las mujeres se puedan incorporar antes a su vida profesional si esa es su elección y dejar a su pareja el cuidado de los hijos.
En mi opinión, la carrera profesional de una directora de asesoría jurídica, aunque extrapolable a cualquier carrera profesional, es comparable a una Maratón.
La verdad es que siempre fui más de practicar danza clásica o gimnasia rítmica, deportes más de disciplina que de fondo, pero a la vez siempre me despertó curiosidad cómo personas que nunca practicaron deporte asiduamente, son capaces de preparar su cuerpo y su mente para superar una prueba de este calibre.
En nuestra vida profesional pasa algo parecido, debemos empezar a prepararnos lo antes posible y para ello necesitamos tener una estrategia (qué queremos ser), entrenarnos progresivamente (experiencia profesional), tener un buen equipo (tener una buena formación), no confundir la pereza con el cansancio y lo más importante no obsesionarnos con nuestro objetivo final.
Es cierto que no siempre sabemos qué queremos ser, al salir de la carrera, y que según en qué empresa podemos encontrar más o menos obstáculos por ser mujer, pero creo que afortunadamente, en España, estos obstáculos no son causa de unas normas impuestas o temas culturales, sino consecuencia de las personas que nos vamos encontrando en nuestro camino y para acabar con ellos se necesita trabajo duro y cuidar los detalles.
Desde mi punto de vista, existen dos ejes que nos acompañan a lo largo de nuestra vida profesional. El eje del trabajo y el eje que marca nuestra vida personal, durante todos esos años de vida profesional vamos balanceando nuestro punto de equilibrio entre un eje y otro, en función del momento vital en el que nos encontramos. Son muchos los hechos que decantan esta balanza hacia un lado u otro. Ser madre o no, el tipo de embarazo que tengamos, la salud de nuestros hijos, u otros proyectos personales. Y así vamos balanceando entre más horas de trabajo o más horas de vida personal y familiar.
También es cierto que las cualidades que buscamos en un líder, han cambiado y están cambiando y con ellos los perfiles de potenciales directores de asesoría jurídica, pasando de un perfil workaholic con un liderazgo autoritario, a una buena persona con un liderazgo basado en la empatía, la comunicación y la inteligencia emocional con el equipo.
Actualmente en las direcciones de asesorías jurídicas de empresa, no se puede decir que exista esta limitación por carácter de género, pues cada vez es más equitativo el porcentaje entre hombres y mujeres. Si existe esta brecha en Consejos de Administración y altos cargos directivos, o directoras de asesoría jurídica que forman parte del Consejo de Administración, pero creo que por suerte cada vez se mira más la valía y trayectoria de la persona, sin definir su género.
La carrera profesional de cualquier hombre o mujer es como una carrera de fondo en la que cada uno decidimos cuándo y cuánto tiempo parar en el avituallamiento. A veces, es la propia vida quien nos hace parar, por temas de salud o temas personales. Pero, en cualquier caso, esto solo implica llegar más tarde a nuestro objetivo final.
Debemos disfrutar del camino y no obsesionarnos con el objetivo final, o nos perderemos proyectos y personas maravillosas.
