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27/04/2024. 05:28:45

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Eads vs. Boeing (Parte III)

analista del Gertrude Ryan Law Observatory

La gigante europea EADS alcanzó el nirvana económico pocos meses atrás con la adjudicación de uno de los más fabulosos contratos en la historia de la industria aeroespacial mundial. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, tras una intensa puja con su archirrival Boeing, confió en la empresa europea la construcción 179 aviones cisterna, un negocio valorado en 40.000 millones de dólares. Hoy todo empieza de cero. La intensa campaña de lobbying llevada a cabo por Boeing ante el gobierno americano ha logrado que el Pentágono se retracte y reabra el concurso.

Eads vs. boeing

Comienza un capítulo más en una de las mayores intrigas de la industria aeroespacial. El Pentágono ha arrebatado, apenas semanas atrás, de las manos de EADS, la niña mimada de Corporate Europe, uno de los más jugosos contratos militares de la historia. Luego de una intensa campaña en las más altas esferas de poder en Washington, el coloso norteamericano Boeing ha conseguido su objetivo: minar las ínfulas de su rival europea en lo que considera su terreno. Esto es una muy mala noticia para la industria aeronáutica ibérica. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), entidad del gobierno español, tiene una considerable participación en dicho conglomerado europeo. Más aún, el negocio que se escapa hubiera significado una rentable oportunidad para muchos subcontratistas españoles, potenciales beneficiarios del acuerdo.

Todo empezó hace pocos meses cuando EADS, en sociedad con la norteamericana Northrop Grumman Corp., ganó un contrato para la construcción de 179 aviones cisterna para la Fuerza Aérea americana. Un negocio de nada menos que cuarenta mil millones de dólares. En un principio, Boeing había ganado el contrato, aunque luego se declaró la nulidad del proceso de adjudicación por una serie irregularidades y corrupción. Luego de un segundo concurso, la suerte favoreció a la empresa europea. Los directivos de Boeing elevaron el grito al cielo. Tal fue la magnitud del asunto que el incidente incluso tuvo secuelas en la lid presidencial. El senador McCain fue uno de los más fieros inquisidores de la compañía americana en este caso. El antiguo militar, fiel gendarme del liberalismo económico, sostuvo que la entrada de proveedores extranjeros beneficiaría la calidad de los bienes ofrecidos, a la vez que reduciría su coste. Sin embargo, la presencia de antiguos lobbistas de EADS en su campaña para la presidencia levantó serias incertidumbres sobre la honestidad de sus intenciones.

La carrera de ambos gigantes ha sido larga y costosa. Tanto el consorcio EADS-Northrop Grumman, como la americana Boeing, no han escatimado esfuerzos en contentar a sus aliados en el Capitolio. Se calcula que durante el último semestre de 2007 la sociedad euro-estadounidense ha entregado más de 744.600 dólares en contribuciones de campaña a distintos legisladores a través de sus propias Political Action Committees "PAC". Por su parte, Boeing ha invertido durante los últimos años millones de dólares en la lid electoral de diversos legisladores. Ambos conglomerados han mostrado su generosidad a los congresistas tanto del ala demócrata como de la republicana, especialmente con aquellos que ocupan importantes puestos en los comités parlamentarios encargados de supervisar la adjudicación de contratos militares. Esta vez, la batalla la ha ganado Boeing, luego de que un informe de la Government Accountability Office (GAO)-entidad encargada de auditar el debido cumplimiento de la legalidad por parte de los órganos del gobierno federal- señalase que se habían omitido importantes requisitos jurídicos en el proceso de adjudicación que dio como ganadora a EADS.

Por otro lado, de acuerdo con el Center for Public Integrity, se han invertido decenas de millones de dólares en contratación de lobbistas profesionales. Más aún, Northrop Grumman ha promovido la formación de un frente común de presión con los proveedores subcontratistas que serían beneficiados en la construcción de los aviones como General Electric, por citar un ejemplo.  No es de extrañar que nadie quiera perderse esta oportunidad. Se trata de una de las mayores compras realizadas por el Pentágono, con el potencial de que se amplíe la orden hasta alcanzar los 100 mil millones de dólares en aviones.  

La rivalidad de Boeing y EADS no es nueva. Existe una antigua disputa entre los dos gigantes aeronáuticos desde 2004 en el seno de la Organización Mundial de Comercio. Y es que ambas empresas han recibido importantes ayudas de sus respectivos gobiernos en forma de alivio de deudas, tratos financieros preferenciales, etc.  El Tío Sam ha sido muy generoso con uno de sus más importantes proveedores de material militar. Por su parte, la Vieja Europa tampoco ha escatimado en brindar cobijo a una de sus insignias de poder corporativo. En el éxito de ambas empresas poco ha tenido que ver la mano invisible.

 Seguramente, este incidente será el origen de nuevas tensiones trasatlánticas, tanto en el panorama político como en el económico. Hasta ayer, EADS había logrado por fin entrar de la mano de un insider, Northrop Grumman. Hoy, todo volvió a cero. En la cima del Capitolio, como siempre, se hablará de intereses estratégicos, de seguridad nacional, de patriotismo, de esto y de aquello. Lo único cierto es que el industrial military complex –de cuya peligrosa omnipotencia nos advirtió el legendario Eisenhower en uno de sus discursos-es una fuente dorada que muchos miran con anhelo y que algunos se resisten a compartir.

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