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27/04/2024. 00:48:42

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El futuro de los abogados: despachos sólidos vs. firmas líquidas

Unive Abogados

  • Los sólidos despachos de abogados de siempre deberán convertirse en firmas de profesionales  más líquidas, capaces de manejarse con cierta soltura en entornos de incertidumbre.

Al margen de la necesidad constante de formación y adaptación a la técnica, dos características han definido al sector de la abogacía en su concepción tradicional. En primer lugar, una cierta aversión al riesgo a la hora de innovar e implantar nuevas metodologías empresariales y tecnología; y en segundo lugar su demostrada facilidad para adaptarse a los cambios de tendencia en cuanto a las materias en las que las empresas y particulares han necesitado asistencia y asesoramiento.

Veamos estas dos circunstancias por separado para, una vez examinadas de forma independiente, tratar de analizar cómo juntas pueden ofrecernos una visión de lo que el futuro nos depara como sector y particularmente a Unive Abogados como firma de ámbito nacional.

Aversión a los cambios… Sólo algunos.

No es sino desde hace unos años que se empezó a reconocer que también el ejercicio de la profesión debía considerarse como una actividad empresarial y no puramente profesional. Aplicar metodologías empresariales a la gestión del despacho ha llevado años. Aquellos que acogieron las prácticas anglosajonas al principio y hablaban sin pudor de marketing, compras y recursos humanos en un despacho de abogados, recorrieron antes que los demás un importante camino hacia los primeros puestos en la carrera de los despachos profesionales.

A día de hoy, ya sea por haberse demostrado las virtudes de estas prácticas, ya sea por la progresiva e inevitable sustitución generacional, cualquier gestor de una firma legal con cierta ambición sabe que tiene que aplicar técnicas empresariales para competir en el complicado entorno del ejercicio legal para relacionarse con sus clientes y para optimizar su actividad.

Sin embargo, todavía parece que no ha recorrido el mismo camino el convencimiento de lo necesario que es implantar tecnologías digamos “legaltech” en los despachos. Muchos todavía ven de lejos cómo otros, no sólo hablan, sino que actúan. A modo de ejemplo sirva lo que Unive Abogados ya practica. No sólo contamos con profesionales del derecho para atender a nuestros clientes. También entre nuestros profesionales se encuentran expertos en tecnología para el desarrollo de herramientas que nos permitan un mayor acercamiento a las necesidades de nuestros clientes y una más eficaz gestión de nuestros procesos internos.

De hecho, también nosotros hemos comprobado como habiendo supuesto un importante reto esta pandemia universal, se ha podido convertir en oportunidad al acelerarse todos los procesos en los que se ha dado más importancia a la tecnología y los entornos online.

Adaptación al entorno.

Por otro lado, efectivamente los abogados han sabido tradicionalmente adaptarse -quizás por necesidad- a las circunstancias del momento. Recordemos cómo, durante años, en pleno apogeo urbanístico e inmobiliario, eran numerosos los profesionales que colgaban en sus despachos las acreditaciones de expertos en derecho inmobiliario, juntas de compensación y planes urbanísticos. La rentabilidad del mercado inmobiliario, de las ventas sobre plano y de las permutas de solar por obra no se limitaba únicamente a promotores, constructores, notarios y registradores. También los abogados supieron aprovechar estas necesidades. Posteriormente, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, al tiempo que desaparecían cientos de agencias inmobiliarias, los despachos reducían sus departamentos de urbanismo y los cambiaban por administradores concursales y expertos en derecho laboral y reestructuraciones empresariales.

Así ha ido ocurriendo periodo tras periodo de tal forma que los despachos con visión han ido basculando del derecho laboral a las fusiones y adquisiciones. Del derecho bancario a la asesoría de empresas.

Crisis tras crisis, oportunidad tras oportunidad, burbuja tras burbuja, los abogados han sabido ocupar el espacio necesario para prestar asesoramiento legal cuando se ha presentado la ocasión, permitiendo así que despachos de diferentes tipos hayan podido aguantar en tiempos difíciles e incluso crecer al amparo de las nuevas oportunidades.

¿Ahora qué toca?

Como en el famoso discurso de Steve Jobs en Stanford, pasemos ahora a conectar los puntos.

Por un lado, tenemos una cierta capacidad de adaptación por parte de los abogados al entorno en lo que se refiere a identificar las necesidades de los clientes. Sin embargo, la velocidad del cambio gracias a la tecnología y a la globa-loca-lización es ahora un factor mucho más determinante. ¿Podrán adaptarse todos a tiempo?.

Si a esto le sumamos la aversión que se le ha atribuido al sector a los cambios y al riesgo y, sobre todo, a la adopción de soluciones tecnológicas innovadoras para la gestión del despacho y de las relaciones con sus clientes, creo que podremos concluir que en pocos años veremos un panorama del sector de la abogacía en España completamente diferente. Los sólidos despachos de abogados de siempre deberán convertirse en firmas de profesionales más líquidas, capaces de manejarse con cierta soltura en entornos de incertidumbre. Más abiertas a los cambios. Quizás no esté tan equivocado Richard Susskind al hablar del final de los abogados.

Analice el lector sus conocimientos sobre automatización de contratos y documentos legales, legal design thinking, metodologías ágiles, inteligencia artificial, entornos web, etc. Piense si su despacho ha explorado la posibilidad de acometer algún proyecto interno en el que alguna de estas materias esté presente. Piense dónde están ahora aquellos abogados que hace pocos años se escandalizaban porque pudiera considerarse el ejercicio de la abogacía como algo remotamente parecido a una empresa. Piense dónde quiere estar él dentro de unos años…

En los próximos cinco años se producirá una concentración de agentes del sector y creo firmemente que triunfarán los que sepan aprovechar las tendencias tecnológicas. La necesidad de adaptación ya no pasa únicamente con la especialización en la materia. Debemos adaptarnos tanto en temáticas como en metodologías. Y esa facultad de los profesionales está por demostrar. Sólo algunos la tienen. El futuro ya no es lo que era.

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