El sistema financiero de la nación alpina controla más de 160 mil millones de euros Hay cien españoles en la lista de tenedores de cuentas bancarias en el Principado
Hasta hace pocos días, no muchas personas conocían los entresijos del Principado de Liechtenstein. El sexto país más pequeño del mundo, incrustado en el corazón de Los Alpes, no ha sido nunca una fuente recurrente de titulares en revistas y periódicos. Eso cambió. Este pequeño Estado ha salido del feliz anonimato en el que vegetaba con un bochornoso escándalo financiero que ha dejado patidifusos a los habitantes de la Vieja Europa.
Las autoridades tributarias de Berlín han abierto una verdadera Caja de Pandora. El Ministerio de Finanzas alemán pagó 4.2 millones de euros a un informante secreto, antiguo empleado de una entidad bancaria de Liechtenstein, por obtener información sobre posibles evasores fiscales con cuentas en el Principado alpino. Ello desató una inmediata caza de brujas por parte del aparato burocrático teutón. El asunto se hizo público a mediados de febrero. Ahora, el revuelo ha trascendido el terreno germano. Se conoce que cien ciudadanos españoles constan también en dicho listado. Cien potenciales evasores, según las autoridades tributarias locales, que se encuentran tras la pista de esas personas.
Junto con Andorra y Mónaco, Liechtenstein forma parte de la poco honrosa lista elaborada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de "paraísos fiscales que no cooperan" en la lucha global contra la evasión fiscal. Universos bancarios donde no se hacen muchas preguntas a la hora de recibir dinero.
Este escándalo empapa la reputación de una centenaria casta gobernante. La familia reinante es la mayor accionista del banco LGT, una de las entidades implicadas. No es de extrañar que su príncipe figure entre los cuatro jefes de gobierno más ricos del mundo. Ni tampoco que sus 35 mil habitantes gocen de uno de los mejores estándares de vida del planeta. Aunque también es cierto que la mayoría de las entidades bancarias que operan en esta minúscula monarquía parlamentaria son de origen suizo o austríaco. Seguramente, este penoso escándalo motivará una profunda reacción en otros paraísos fiscales europeos y del mundo entero. Tal vez, muchos gobernantes querrán curarse en salud para no verse envueltos en las mismas circunstancias. Por ahora, el hábil y opulento gobierno de Liechtenstein maniobra para abandonar la lista de la OCDE, intentando con ello salvar su imagen. Veremos si lo logra.
