La Unión Europea quiere dejar de depender de las aportaciones de los estados miembros y tener una fuente de ingresos propios. Por ello, ha puesto en marcha una idea que se estaba planteando desde el inicio de la crisis económica, que sería una tasa sobre las transacciones financieras. Comenzaría a partir de 2013.
El borrador de perspectivas plurianuales, texto que está llamado a servir de base para comenzar las negociaciones entre los países de la UE y las instituciones europeas con el objetivo de fijar las prioridades y el techo del gasto europeo hasta 2020 establece la posibilidad de crear un nuevo impuesto, cuya recaudación iría directamente a Bruselas.
Desde que empezó la crisis financiera, el proyecto de establecer una tasa sobre las transacciones financieras para reducir la especulación y frenar las posibilidades de fraude fiscal, fomentando un reparto más equitativo de las consecuencias de la crisis, se ha planteado en distintos foros internacionales incluido el G-20, sin obtener suficiente apoyo.
Ante esa falta de acuerdo, algunos estados miembros han venido advirtiendo acerca de que un avance unilateral de la Unión Europea en este sentido podría fomentar una huida de capitales. Ello no ha impedido que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, haya adelantado su voluntad de presentar una propuesta para este fin.
A ello se ha añadido que Bruselas busca destinar la recaudación a las cuentas del presupuesto europeo, con el objetivo de reducir la dependencia que tienen las instituciones comunitarias de las aportaciones de los estados miembros. En este período el montante de las aportaciones de los estados a las arcas comunes suben hasta el 75 %, cantidad que, estando en un período de crisis y consolidación fiscal, se hace muy difícil de recaudar.
