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25/04/2024. 08:50:15

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La principal acusada del crimen de Permanyer niega su implicación y dice que la psicóloga no se presentó a su cita

EP

La principal acusada por el asesinato de la psicóloga barcelonesa Anna Permanyer en 2004 negó ayer "rotundamente" su implicación en el crimen y aseguró que el día de la desaparición, el 27 de septiembre, ambas habían quedado para la entrega de las llaves de un aparcamiento, pero que Permanyer no llegó a presentarse.

En la segunda sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Barcelona, Carmen B.L. explicó que el 10 de septiembre ya había firmado el contrato de arras por la compra del piso donde hasta entonces estaba de alquiler, el 18-J del edificio Atalaya de la avenida Diagonal, propiedad de Permanyer.

Según ella, durante la firma de ese contrato, en el ya desaparecido restaurante La Oca, estuvieron también, como testigos, dos empleados de banca andorranos y un conocido de Permanyer. El estado de ánimo de la psicóloga, según Carmen B.L., era "normal", aunque tras la desaparición de la mujer, pensó que ésta fue "voluntaria".

El pago de 420.000 euros se hizo, según Carmen B.L., en billetes de 500 euros que ella misma sacó de sus cuentas andorranas junto a los 180.000 euros que faltaban para el precio total de 600.000 euros. Tras ser investigada, admitió que transfirió el resto de su dinero a cuentas de las Islas Caimán.

El día de la cita, a las 18 horas del lunes 27 de septiembre, Permanyer tenía que presentarse en el piso 18-J, pero, según Carmen B.L., no llegó a hacerlo nunca. Aunque no era la primera vez que quedaban para encontrarse y Permanyer no había faltado nunca a las citas, a Carmen B.L. no le extrañó que no llegara, pero tampoco hizo nada para localizarla ni saber lo ocurrido.

Según ella, estuvo hasta la noche en casa, con su hija de ocho años y sus amigos Joan S.B., de 81 años y también acusado, y la esposa de éste, que pasaban unos días en su casa. A última hora del día el portero de la finca le llamó por el interfono y preguntó por Permanyer. Posteriormente llegó la Policía, que registró el piso.

A preguntas de la Fiscalía, Carmen B.L. negó que alguna vez se hubiera retrasado en el pago del alquiler del piso, y también que hubiera recibido un burofax de Permanyer reclamándole alguna cuota. Lo que sí admitió es que tenía intención de comprarlo desde que lo alquiló, en marzo o abril del mismo año, y que le trasladó este deseo a la propietaria.

Sin embargo, la psicóloga se negó porque, según Carmen B.L., alegaba que el piso había sido de su madre. A pesar de estas diferencias, las dos mujeres mantenían una "buena relación", según la imputada.

Tras la muerte de Permanyer, Carmen B.L. no ha reclamado el retorno de las arras o la entrega del piso, aunque en algún momento lo pensó. "Desde el momento en que desapareció –Permanyer–, perdí el dinero, no puedo reclamar nada", explicó. Para ella, "era más importante la desaparición que la venta".

La acusada admitió que vive, sin trabajar, de la herencia dejada a su hija por su marido asesinado, que ahora tiene diez años. En este sentido, reiteró varias veces que no tenía problemas económicos.

Sobre el asesinato en concreto, dijo desconocer la procedencia exacta de las bolsas de Amena-Auna encontradas en la cabeza del cadáver –Anabel T.P., la otra acusada, admitió que tenía muchas– y del cable rojo que apareció alrededor del cadáver. También dijo no recordar que en su casa había un machete.

El contrato de arras admitió que fue escrito en el ordenador de su amiga Anabel, en Fraga (Huesca), porque su impresora no funcionaba. Carmen B.L. dictó el contrato al hijo de Anabel y posteriormente lo imprimieron allí mismo. Según ella, hizo dos copias, aunque la que tuvo que quedarse Permanyer todavía no se ha encontrado.

 

Subastero aficionado a las armas

Por su parte, Joan S.B., un ex subastero de 81 años, admitió que el día de la desaparición de Permanyer estaba en el piso 18-J del edifico Atalaya, pero no supo aclarar si Carmen B.L. salió aquella tarde o no.

El anciano admitió que es aficionado a las armas, aunque no cazador, y que solía practicar tiro al blanco con una pistola en un campo de tiro de la Guardia Civil. Con ello, justificó parcialmente el hallazgo de cartuchos en su vehículo.

También admitió que desde cuatro o cinco días antes de la desaparición de Permanyer tenía una pata de cabra en su vehículo, que le habían dejado para abrir una puerta de la casa de Sitges (Barcelona) de Carmen B.L..

Lo que no pudo explicar fue el hallazgo de un pelo suyo en el cadáver de la víctima, a la que dijo no conocer. También aseguró desconocer qué hacían en su vehículo un recorte de periódico sobre la muerte del marido de Carmen B.L. y la sentencia del juicio por la herencia del fallecido.

Tras su declaración, el juez suspendió la sesión hasta después del almuerzo. Cuando la otra acusada, Anabel T.P., estaba declarando, Joan S.B. sufrió unas molestias que obligaron a suspender una media hora el juicio. Tras ser explorado por un médico, el juez retomó el interrogatorio y dictó que el anciano no tendrá que estar presente en ninguna otra sesión de la vista oral, que durará tres semanas.

 

La carnicera dice que no estaba en Barcelona

En su declaración, Anabel reafirmó la versión dada por su amiga "no íntima", Carmen B.L., ya que aseguró que el 27 de septiembre estaba en Fraga, donde vive, pasando un día "normal", y admitió que dejó el ordenador y la impresora a la principal acusada para redactar el contrato de arras con Permanyer.

Sin embargo, a preguntas de la Fiscalía y la acusación particular, no supo explicar si había modificado los cuadrantes horarios de aquella tarde del supermercado donde trabajaba como carnicera para poder ir a Barcelona. De hecho, ella era encargada de sección y de establecer las jornadas de los trabajadores. Además, admitió que, aunque no podía faltar al trabajo sin buscar un substituto, su horario era "flexible", ya que no "fichaba", y que alguna vez había "mentido" para justificar sus ausencias del trabajo. Además, los cuadrantes del mes de septiembre de 2004 fueron encontrados en su casa.

Por otra parte, la acusada dijo que ella tenía muchas bolsas Amena-Auna –como las que se encontraron alrededor de la cabeza de Permanyer– porque cogió un paquete entero de ellas del supermercado ya que, dijo, son muy "fuertes".

Anabel negó tener una relación "sentimental" con Carmen B.L., aunque sí admitió que eran amigas. Sin embargo, desde que ambas fueran detenidas en septiembre de 2005, la relación se ha enfriado, y de hecho Anabel pidió que le trasladaran de la celda que compartía con Carmen B.L. desde su ingreso en prisión.

La acusada describió a su amiga como una mujer "ajetreada" y con una vida llena de "complicaciones". Según ella, Carmen B.L. es una mujer "muy agresiva verbalmente", que se enfadaba con facilidad, aunque no le ha visto agredir "físicamente" a nadie ni le "cabe en la cabeza" que pueda ser una asesina.

Respecto a su relación personal, dijo que la supuesta asesina se ha "aprovechado" de ella en varias ocasiones, ya que le ha hecho la compra, le ha cocinado o le ha pagado la peluquería o la recarga del teléfono móvil. De hecho, reconoció que su pareja estaba "celosa" de su relación con Carmen B.L.. También aseguró que Joan S.B. "hacía lo que le pedía" la mujer.

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