Nuevos aranceles, barreras aduaneras, divergencia regulatoria, dificultad de movimiento de trabajadores e incertidumbre ante el proceso son las principales preocupaciones de las empresas, según un estudio del Council of British Chambers of Commerce in Europe en 18 países europeos Los empresarios en España reclaman al Gobierno liderazgo en la negociación, defender los grandes intereses bilaterales y que se escuche la posición de las compañías, especialmente de las Pymes
La Cámara de Comercio Británica en España, con la colaboración de Ketchum Public Affairs y Herbert Smith Freehills, presentó anteayer en la sede madrileña de este bufete el estudio Brexit Ambition, que recoge el alcance, inquietudes y riesgos que supone para empresas de 18 países de Europa el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), cuyas conclusiones fueron posteriormente debatidas en una mesa redonda compuesta por reputados expertos, incluido diplomáticos, juristas y miembros de la Administración, a la que asistieron medio centenar de representantes de empresas.
Según se desprende del estudio, los empresarios europeos de compañías con intereses tanto en el Reino Unido como en la UE muestran una gran preocupación, ya que consideran que no se les está teniendo en cuenta en las negociaciones. Por ello, reclaman a gobiernos y a los equipos negociadores que avancen de forma urgente en acuerdos comerciales para tratar de disipar la gran incertidumbre existente sobre el futuro post Brexit. El CEO de Ketchum Public Affairs, José Ramón Caso, que fue el encargado de presentar las conclusiones del informe, afirmó que "los empresarios lamentan que el actual esquema negociador por fases establecido por la Unión Europea ha añadido más incertidumbre".
Entre las grandes preocupaciones transversales entre sectores económicos que han destacado el centenar de empresas consultadas destacan los nuevos aranceles que se podrían crear, las barreras aduaneras, la divergencia regulatoria y la dificultad de movimiento de trabajadores en proyectos transfronterizos. "Todo ello, en economías tan integradas como las europeas, podría suponer un retroceso de décadas, desde el punto de vista de los empresarios participantes y generaría, además, un aumento en sus costes que sería trasladado finalmente a los consumidores", subrayó Caso.
Para afrontar con garantías este cambio económico tan importante, el sector empresarial europeo reclama que se establezca un periodo de transición en el que adaptarse al nuevo contexto comercial, regulatorio, laboral y político entre ambos espacios. Para el catedrático de Derecho Internacional Público y de la UE y consultor académico de Herbert Smith Freehills, Antonio Pastor, "hacen falta periodos transitorios. El Brexit tiene una gran complejidad jurídica, porque Reino Unido va a dejar de estar inmerso en el derecho de la UE, y los tratados internacionales y los acuerdos bilaterales tendrán muchas dificultades, cuya complicación ya está en los propios acuerdos de retirada y transición. Por ahora, la duda es el papel concreto que van a jugar individualmente los estados miembros".
El embajador británico en España, Simon Manley, también apuesta por un periodo transitorio. "Tenemos que trabajar para eliminar esta incertidumbre y poder llegar pronto a la segunda fase ya prevista, para que las Administraciones y empresas puedan prepararse para el futuro de la relación entre Reino Unido y la UE. Espero que podamos garantizar los derechos de los ciudadanos y evitar los aranceles y trabas", afirmó.
A pesar de lo incierto del resultado de las negociaciones, los empresarios europeos tienen claro, según refleja el estudio, que el Reino Unido continuará siendo una economía fundamental para el resto de países europeos, especialmente en cuestiones como investigación, I+D, acceso a servicios financieros y de seguros y como puerta de entrada a los mercados internacionales. "Para los directivos consultados, la City de Londres es un ecosistema no trasladable a otra ciudad europea", asegura Caso.
El estudio en España
Los líderes empresariales participantes en el estudio en España reclaman al Gobierno de Mariano Rajoy que exista un flujo constate de interlocución con el sector empresarial, y en concreto con las Pymes, durante el proceso de negociación. También manifiestan la necesidad de que, dados los grandes intereses bilaterales con el Reino Unido, el Ejecutivo defienda un acuerdo lo más favorable posible y tome el liderazgo de las negociaciones, de forma que los grandes impulsos no se descarguen únicamente en Francia y Alemania. Gran Bretaña fue en 2016 el primer inversor europeo directo en España. Algunos empresarios también solicitan a los negociadores que se cierre primero un acuerdo sobre los derechos de los ciudadanos, para no convertirlos en moneda de cambios para los aspectos comerciales.
Del mismo modo que sus colegas europeos, los directivos españoles mostraron su preocupación por la incertidumbre total sobre el resultado del Brexit en estos momentos. Las nuevas barreras aduaneras, la falta de armonización de estándares de bienes y servicios o las injerencias de EEUU y China en la negociación también son aspectos que podrían impactar muy negativamente en la competitividad de las empresas en España.
Para el director general de Integración y Coordinación de Asuntos Generales de la UE del Ministerio de Asuntos Exteriores, José Pascual Marco, "una de las grandes preocupaciones del Gobierno es saber transmitir bien a nuestras empresas que es un proceso que puede ser traumático". Sin embargo, Marco advirtió que "la Administración está preparada y coordinada para informar y ayudar a las empresas. Además, sabemos que, en este tema, tenemos que ser lo más transparente posible y dar toda la información de la que disponemos". El director general añadió que "el Gobierno es optimista de cara a la reunión del próximo 15 de diciembre del Consejo Europeo, máxime tras el preacuerdo alcanzado el pasado sábado, y donde se analizarán los progresos hasta la fecha para ver si se pasa ya a una segunda fase".
Precisamente, el estudio refleja espacios para el optimismo en la clase empresarial española respecto al Brexit, que ha conllevado el impulso de proyecto de e-commerce en algunas empresas para intentar llegar a nuevos mercados, o consolidar su presencia en otros, y compensar así posibles efectos negativos en su negocio en el Reino Unido. Otras compañías están aprovechando este periodo de replanteamiento estratégico para transformar sus modelos de negocio o sus procesos de funcionamiento como intento de adaptarse mejor a los nuevos tiempos. Además, hay empresas relevantes con negocio en ambas áreas que ven en el Brexit una posible oportunidad para los próximos años, aunque dependiendo de la nueva legislación que se obtenga de la negociación.
Para el expolítico, diplomático y presidente de Rupérez International, Javier Rupérez, "el daño con el Brexit está hecho y es difícil paliarlo, pero no debemos hacer concesiones al que se va y ha creado el problema sin ninguna razón para hacerlo, que es el Reino Unido. Esto tiene mala solución, y es inevitable sufrir las consecuencias. Lo importante es prepararnos lo mejor posible".