Un total de 8.942 euros corresponden a la Seguridad Social y sufrió el impago de muchas facturas de clientes
El juzgado de primera instancia número 6 (mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda de 25.138,45 euros, de los cuales 8.942,95 euros corresponden a la Seguridad Social, a un vecino de la capital del Segrià el cual tenía una empresa de reformas y alicatados, y se vio afectado de manera directa por la crisis de la construcción de 2008. De este modo, mediante el correspondiente auto el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad al cliente de Bergadà Asociados, U. V. S., y le exonera del pasivo insatisfecho.
En cuanto al origen de su situación de insolvencia, el hombre era autónomo y se dedicaba a la venta y montaje de alicatados, llegando a tener hasta seis trabajadores. Tras estallar la crisis del 2008 su actividad se vio gravemente afectada, causándole un grave perjuicio económico, ya que los ingresos fueron disminuyendo hasta que, finalmente, tuvo que cesar su actividad. «Todo cambia de la noche a la mañana. Teníamos una buena vida y pasamos de vivir muy bien a tener un problema muy serio, de vivir cómodamente a estar en los más bajo», recuerda U. V. S.
En este sentido, tras el cierre de muchas empresas constructoras, a U. V. S. le empezaron a quedar pendientes de cobro muchas facturas de sus clientes. De hecho, le empezaron a devolver los pagarés, lo que le imposibilitó el cobro de los mismo.
A consecuencia de las facturas debidas de los clientes, al hombre se le empezó a dificultar el cumplimiento de sus obligaciones de pago, tales como la hipoteca, la cuota de autónomos, gastos propios del negocio, etcétera. A raíz de esto, le comenzaron a llegar los embargos de la Seguridad Social.
«La situación se agravó hasta tal extremo de ver ejecutada y subastada su vivienda por no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca, quedándole aún pendiente un resto de 20.000 euros», comenta la abogada que ha llegado el caso y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà. «Pero lo más duro fue que mi hijo tenía 3 años y no teníamos para darle ni leche ni galletas. Suerte de mis padres y los que por aquel entonces eran mis suegros, ya que nos ayudaron mucho», añade U. V. S.
Pese a los esfuerzos y la voluntad de U. V. S. de poder encontrar un nuevo trabajo para poder remontar la situación y seguir cumpliendo con los pagos, le fue imposible. «Cabe recordar que el sector de la construcción estaba gravemente afectado y su experiencia se resumía a ese ámbito. Desafortunadamente, estuvo un largo periodo de tiempo de desempleo, pero sin perder la esperanza de poder rehacer su vida», añade Bergadà. «Subsistíamos como podíamos y gracias a la ayuda de la familia y los amigos, porque no teníamos nada», remarca el cliente de Bergadà Asociados.
Finalmente, tras una larga búsqueda activa de empleo, U. V. S encontró trabajo en una empresa de mantenimiento de instalaciones telefónicas, en la cual estuvo trabajando más de 7 años. Pero el infortunio se volvió a cebar con él, ya que sufrió un accidente que le obligó a dejar su puesto de trabajo, pues la rehabilitación duró un año.
Aunque actualmente trabaja en una empresa de transporte, donde realiza las tareas de carga y descarga de camiones, «toda la situación vivida a partir del fracaso de su negocio en el 2008, le provocó que entrara en un estado psíquico depresivo», indica Marta Bergadà. «No levantaba cabeza y eso hizo que sufriera una depresión», expresa el hombre.
Es más, pese a poder encontrar una nueva oportunidad laboral, una parte de su nómina fue embargada por la deuda pendiente que tenía con la Seguridad Social, la cual ascendía a 12.900 euros. «El motivo de la cuantía pendiente tenía su origen en que nuestro cliente no podía hacer frente a los pagos de las cuotas de autónomos por falta de liquidez durante el tiempo que estalló la crisis», añade la letrada.
Toda esa situación de estrés trajo consigo el deterioro del matrimonio y el divorcio de la pareja, «Pese a su voluntad y los esfuerzos que hacía, los ingresos que percibían imposibilitaban poder seguir con el sustento personal y familiar a la vez que liquidaba las deudas, por lo que la situación pasó a ser insostenible», remarca Marta Bergadà. Además, «los bancos me atosigaron con muchísimas llamadas pese a no poder pagar», añade el hombre.
Un procedimiento de cuatro meses
Fue el pasado mes de febrero cuando U. V. S. conoció el despacho Bergadà Asociados. «En su momento tuve conocimiento de la Ley de la Segunda Oportunidad, pero no me fiaba mucho porque contacté con un abogado que sin conocernos lo primero que me dijo fue que le pagara y me solucionaría la situación. Eso me hizo desconfiar mucho, pero mi mujer leyó en la prensa un caso había ganado Bergadà Asociados y me animó a que me pusiera en contacto. De hecho, pensé que si salían en los diarios era porque era buenos y al estar ubicados en Agramunt me animé», explica.
Tras una primera reunión y analizar su caso, el equipo de Bergadà Asociados se puso a trabajar en él y en cuatro meses el juez emitía el correspondiente auto con el cual le exoneraba del pasivo insatisfecho gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad, perdonándole de este modo una deuda 25.138,45 euros de los cuales 8.942,95 correspondían a la Seguridad Social. «Me costó unos días asimilarlo. Me he podido quitar esa pesada mochila de las deudas y la perspectiva de la vida ha cambiado. Antes todo era negatividad por la situación en la que me encontraba y ahora ya veo la luz», señala el hombre.
Asimismo, puntualiza que «desde Bergadà Asociados siempre me han transmitido mucha tranquilidad y me han explicado cada paso que se iba dando para que no estuviera nervioso en ningún momento. Son grandes profesionales a lo que tengo mucho que agradecerles».
Por su parte, Marta Bergadà reflexiona que «en su momento se rescató a los bancos, pero se dejó de lado a los pequeños empresarios que son los que realmente mueven un país y generan riqueza. Con la Ley de la Segunda Oportunidad tenemos el deber de ayudarles y hacer todo lo que esté en nuestras manos para que puedan volver al circuito económico».