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26/04/2024. 20:17:06

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Yo sé, tú sabes, nosotros sabemos… ¿Y con eso qué?

presidente y fundador de Belly Knowledge Management International

Pablo L. Belly
presidente y fundador de Belly Knowledge Management International

Saber es un componente importante del conocimiento, pero quedarse con el saber y nada más no alcanza, hace falta un paso más importante aún, y ese paso posterior es el que más trasciende, el que más se hace notar al hablar del conocimiento.

Saber cómo aplicar lo que uno sabe en la acción es lo más difícil y quizás por este motivo muchas organizaciones no pueden capitalizar en el mercado los conocimientos que poseen los empleados. En la mayor parte de las organizaciones el «asunto» del aprendizaje se lo toman muy en serio (capacitación constante, aprendizaje continuo, aulas virtuales, e-learnning, etc.) y, como si esto fuera poco, cuando sale algún tema de management nuevo enseguida lo compran. BASTA DE GASTAR PLATA POR FAVOOOOOOOOOR !!!!!!!

Yo sé, tú sabes, nosotros sabemos... ¿Y con eso qué?

Seguramente el lector no entiende mucho, lo más probable es que su pensamiento sea, pero ¿a este idiota qué le pasa? por un lado escribe sobre la importancia de los conocimientos y ahora dice lo contrario. Puede ser cierto que sea un idiota, aún no le he demostrado lo contrario, no obstante permítame aclarar este punto.

Una cosa es el SABER QUÉ y otra cosa es el SABER CÓMO, con esto quiero decir que el capital intelectual no está compuesto por el hecho de que la empresa tenga bastos conocimientos teóricos sobre un tema específico (saber qué), sino que está relacionado a la aplicación práctica en el mercado de esos conocimientos (saber cómo).

Antes de tocar de lleno el ámbito de las empresas, permítame dar un ejemplo con lo que sucede en los estudiantes universitarios: cuando se gradúan, después de cuatro o cinco años de incorporar conocimientos teóricos, creen que son pocos, así que se meten a hacer un posgrado; después de pasar más de dos años estudiando se dan cuenta de que aún no son suficientes y se embarcan en un master, donde invierten otros años más, luego deciden especializarse y se embarcan en un doctorado, pero como no es suficiente la especialización, se recontraespecializan en un Phd, hasta que dicen: POR FIN TERMINÉ !!!! Ahora me pongo a trabajar… ¿por dónde empiezo?, ¿cómo lo hago?                                                                         

Coincido en que no puede haber un "saber cómo" si no hay un "saber qué", es decir, no se puede poner en acción aquello que no sabemos o conocemos, pero seamos concretos y digamos que la mayor parte del "saber cómo" aplicar el conocimiento teórico es culpa en un 50% de la persona, por no ser proactiva y enfrentarse a los posibles fracasos frutos de la carencia de experiencia, y, el otro 50% es responsabilidad de la organización, tutor, institución o cualquier otro agente proveedor de conocimientos por no acompasar al sujeto del dicho al hecho.

Cuando digo que las organizaciones deben reducir los gastos en la adquisición de conocimientos, me refiero a que pongan el conocimiento en acción, o dicho en otras palabras, que no sea mucho ruido y pocas nueces, es decir, que pasen del saber qué al saber cómo.

Para dar este salto hace falta salir de la teoría y pasar al debate, algunos de los puntos detallados a continuación pueden resultar útiles para aquellas organizaciones dispuestas a poner acción, no sólo a las palabras, sino a los hechos.

  • Dar libertad a los teóricos del conocimiento para que puedan demostrar en pequeños grupos la puesta en acción de los conocimientos teóricos. En Xerox se invita a los clientes para observarlos cómo utilizan los productos permitiendo al equipo obtener importantes conocimientos relacionados al saber cómo mejorar la practicidad de la utilización. En Xerox saben que el cliente tiene la razón.  
  • Crear lugares informales para bajar a tierra el "saber que". Considero que es cierto eso de que el hombre es un ser social por naturaleza, de manera que la sociabilización del conocimiento se potencia cuando hay lugares específicos dentro o fuera de la empresa donde las personas se juntan y deliran acerca de una idea, en apariencia, alocada. "Este es un espacio donde nos juntamos a charlar informalmente, hoy a la mañana nos juntamos a delirar sobre un proyecto que tenemos que presentar a un cliente" me decía una consultora de Microsoft mientras hacíamos un recorrido por la empresa. (AHHHH !!!, no se qué pasó con el proyecto éste, pero que se pasó de la teoría a la práctica estoy seguro).
  • Sea un apóstol del debate. Si el capital intelectual de la compañía aumenta en proporción directa a la aplicación práctica del conocimiento, dé lugar a debatir nuevas ideas en lugar de censurarlas por miedo al fracaso o al rechazo. La historia nos muestra cómo numerosas personas han tenido que superar estos obstáculos: cuando Charles Darwin publicó sus ideas sobre la evolución de las especies, se encontró con que sus colegas en las ciencias le mostraban más oposición que las autoridades religiosas. Sus teorías desafiaban demasiadas mociones muy arraigadas. Jonas Salk, tropezó con la misma piedra con sus radicales innovaciones en inmunología, y algo similar le pasó a Max Planck cuando revolucionó las ciencias físicas. Quizás en su empresa haya un Darwin, un Salk, o un Planck, no digo que le firme un cheque en blanco a los empleados, lo que le estoy diciendo con este párrafo es que brinde el espacio para que las personas puedan expresar el aspecto practico de su teoría, en síntesis, con esto de ser apóstol del debate se trata de que los directivos de las empresas pasen de una actitud combativa a una actitud compasiva.
  • Centrarse en el concepto más que en los detalles. La excesiva concentración en los detalles separa mucho más la teoría de la práctica, depende de la situación organizacional y el conocimiento teórico que se exponga, pero cuando empezamos a usar el reloj no sabíamos lo que había detrás del vidrio (la máquina), aún hoy muchos no sabemos cómo está compuesta, pero sin embargo compramos un reloj porque compramos el concepto, saber la hora. Cuando las empresas se ponen a desarmar el reloj, y no es necesario hacerlo, lo que hacen es poner palos en la rueda a la puesta en práctica de ese conocimiento teórico. Los mercados son hiper-veloces y el que no corre vuela, sea de los que vuelan y concéntrese en los conceptos al presentar o comprar un conocimiento teórico de manera que quede lugar para practica y error, practica y error, practica y error, practica y error, practica y error, práctica y éxito.

Además de estos puntos, ideas, o como quiera llamarlos, para aumentar el capital intelectual las organizaciones o personas deben tener presentes que todo lo que se puede ver es lo que cuenta, así como el amor se demuestra en las acciones para con el ser amado, el conocimiento se evidencia y vale en la practica, no en la teoría. Así que ponga el SABER QUÉ en acción y disfrute, porque el conocimiento es algo que no se gasta con el uso, por el contrario, eleva su valor.

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