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24/04/2024. 10:07:37

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¿Es aceptable asumir la responsabilidad social como una estrategia de Marketing?

colaborador de Legal Today

El autor propone superar el supuesto conflicto de intereses entre el libre mercado y la responsabilidad social. Gracias a la adopción de unas sencillas premisas, los despachos pueden posicionar algunos intangibles mientras colaboran en el mejoramiento de su entorno.

¿Es aceptable asumir la responsabilidad social como una estrategia de Marketing?

Gracias a sus enormes beneficios y el creciente tamaño de su negocio, las firmas de abogados han ganado una notoriedad social incuestionable. Concientes de ello, no es extraño verlas hoy envueltas en campañas de salud, donando dinero para la escolarización de niños en países del tercer mundo o financiando becas universitarias para estudiantes de bajos recursos. La riqueza es el premio que da una economía de mercado a una labor bien realizada, pero, como nos lo recordó Balzac en "Le Lys dans la vallée": noblesse oblige (nobleza obliga). Los despachos han de encontrar en la responsabilidad social el sustento ético para su éxito empresarial.

A pesar de que este concepto está mucho más extendido en los países anglosajones, los concejos de dirección han tomado buena nota de ello, no sin antes enfrentarse a ciertos falsos dilemas, que resumo en dos preguntas: ¿el hecho de que las donaciones estén encaminadas a conseguir fines altruistas, debe llevarnos a pensar que, necesariamente, los donantes (los despachos, en el caso que nos ocupa) no pueden obtener réditos intangibles de ellas? ¿Es inmoral ampliar las redes de contacto y consolidar una buena imagen mediante las obras caritativas? En mi opinión no lo es, y entre otras razones se puede esgrimir que, bajo la óptica de la responsabilidad social, todo lo que beneficie a la firma terminará repercutiendo positivamente en la comunidad.

Los despachos que decidan involucrarse en cualquier tipo de obra social tienen la obligación de rentabilizarla, de lo contrario pone en riesgo su continuidad. De manera que ¡afuera las mascaras!, a actuar sin complejos. Quienes critican este tipo de planteamientos, con toda seguridad, no ponen su grano de arena en un montón que no sea el propio.

Larry Bodine, un conocido consultor en Legal Management residente en Chicago, escribió un interesante artículo en 2004 llamado: "What to Do about Charitable Contributions", donde da algunos consejos enfocados a garantizar el  mejor aprovechamiento de las iniciativas sociales para el fortalecimiento de intangibles.

El primer paso debe ser estimar el presupuesto para cada año fiscal y atarse escrupulosamente a sus previsiones. Dado que la transparencia es un intangible que debe estar ligado a la responsabilidad social, es importante hacer pública la cuantía de los recursos disponibles, así como el proceso escogido por la firma para gestionar las solicitudes de ayuda. Hay que desterrar la idea de que existe algún tipo de amiguismo o componenda, en la adjudicación del dinero.

También es imprescindible crear un comité que administre los recursos, y, si la reducción de impuestos para la firma fuera significativa por este concepto, incluso sería viable constituir una fundación.

En la medida en que se haga público, el despacho puede establecer la orientación que quiere darle a sus aportes. Existe un amplio rango de asuntos sociales que requieren asistencia, como la infancia, el calentamiento global, la educación, el cuidado de los mayores, etc. Por tanto, dada la infinita gama de posibilidades, es conveniente que la firma centre sus esfuerzos en apoyar iniciativas que conjuguen, de la mejor manera posible, dos aspectos fundamentales: la inversión debe tener un gran impacto en la comunidad, generando externalidades a corto, mediano y largo plazo; por otro lado, debe existir una concordancia intrínseca entre la buena imagen producida por el proyecto y el plan global de Marketing que sigue el bufete.

Bodine, con buen juicio, nos advierte del cuidado que hay que tener con iniciativas relacionadas con jueces, fiscales y entornos políticos. Ignorar esta advertencia puede llevar al bufete a caer en conflictos de intereses que menoscaban tanto su práctica profesional, como la claridad que requiere la responsabilidad social.

Detrás de todos estos consejos subyace un mensaje claro: el único principio que debe guiar a una firma de abogados, en su empeño por revertir su éxito a la sociedad, es la transparencia en la gestión de los recursos. Una firma que ayuda a la comunidad, que le da cobijo y gestiona correctamente los intangibles que eventualmente se puedan generar, entra en un círculo virtuoso que inspira su práctica profesional.

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