El ejercicio de la abogacía exige una dedicación profesional y constante. Quizás, debido a esas exigencias, los abogados noveles deben llevar a cabo una fase de aprendizaje práctico que va mucho más allá de las propia formación universitaria requerida para el ejercicio de la profesión.
El abogado que da sus primeros pasos en el ejercicio de la profesión debe desarrollar un compromiso personal y tener mucha curiosidad sobre las pautas de funcionamiento y los secretos del oficio.
Sin duda, se trata de una labor compleja y que exige mucha dedicación. Desde mi propia experiencia profesional y personal, entiendo que todo abogado, cuando se sumerge en el ejercicio profesional, debe seguir estas claves o «must have»:
- El cliente es el termómetro de tu actividad. El encargo de un asunto profesional implica la creación de unas expectativas y resultados en torno al trabajo del abogado. Pero, el encargo no implica necesariamente la obtención de unos resultados, sino el desarrollo de un encargo personalizado y único, como si se tratara de un traje a medida.
- Formación continua. La mejor lección siempre está pendiente de aprendizaje. La obtención del Grado en Derecho y el Máster de Acceso no ofrecen todos los conocimientos necesarios para la supervivencia profesional. La actualización de conceptos y la mejora permanente deben formar parte de la rutina del abogado, con un espacio especial para nuevas áreas del Derecho, como el Derecho de las Nuevas Tecnologías, Derecho Deportivo, etc.
- La imagen es la primera referencia que ofrecemos a potenciales clientes. La primera impresión ya se considera como un factor diferenciador con respecto a otros compañeros. La «puesta en escena» tiene que ser profesional, neutra y proactiva. Adicionalmente, máxime en estos tiempos marcados por el COVID-19, la presencia en redes tiene que ser muy cuidada y continua.
- La paciencia y el trabajo diario siempre dan sus frutos. Tampoco hay que olvidar en esta profesión el componente psicológico. El estrés derivado del intenso trabajo, expectativas de futuro frustradas o el seguimiento de consejos erróneos frustran al abogado novato. Frente a estas situaciones, la mente debe ayudarnos a continuar: “Insistir, persistir y nunca desistir”.
- Relaciones cordiales con los compañeros. Unas buenas relaciones con nuestros compañeros letrados siempre nos proporcionarán cosas positivas. Por su parte, el recelo y la indiferencia con los compañeros pueden alejarnos de futuras posibilidades profesionales. En la actualidad, aunque parece perderse estas relaciones de camaradería y cordialidad, por ejemplo, la anterior versión del Código Deontológico recogía una obligación de colaboración que tenían los abogados veteranos con los abogados noveles:
“El Abogado de mayor antigüedad en el ejercicio profesional debe prestar desinteresadamente orientación, guía y consejo de modo amplio y eficaz a los de reciente incorporación que lo soliciten.
Recíprocamente éstos tienen el derecho de requerir consejo y orientación a los abogados experimentados, en la medida que sea necesaria para cumplir cabalmente con sus deberes”.
- La planificación de los asuntos pendientes del despacho aumenta tu productividad y eficiencia. En buena medida, el éxito profesional parte de una buena planificación diaria, en la que se prioricen unos asuntos frente a otros.
- La verdad y la autenticidad siempre ayudan. En esta profesión, marcada por las medias verdades, traiciones y clichés desafortunados, un abogado que desarrolle una labor marcada por la verdad y las certezas tendrá un crecimiento profesional sostenido en el tiempo y no verá su carrera truncada por falsas expectativas.
- La comunicación y las nuevas tecnologías. Nos encontramos ante una nueva época para la abogacía. Quienes logren adaptarse a los nuevos retos y exigencias, se mantendrán en este sector profesional. Un abogado novato, en relación con la comunicación, tiene que adquirir estas habilidades:
- Alta capacidad de síntesis de discursos muy técnicos y densos.
- Uso de un lenguaje rico y diverso, que evite la monotonía y las reiteraciones.
- Dominar una buena oratoria para hablar en público.
- Llevar a cabo una comunicación tecnológica integral, que abarque todas las redes sociales profesionales.
Adicionalmente, junto a estos «must have», podrían tenerse en cuenta otras cuestiones y necesidades. Pero, el desarrollo de estos puntos puede ayudar a un mejor posicionamiento profesional del abogado. Ya lo señaló Piero Calamandrei: «los abogados son las sensibilidísimas antenas de la Justicia”.
