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08/05/2024. 16:32:39

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Una estructura digital decente

Digitalización, Inteligencia Artificial, Metaverso, robots con capacidad de decidir… ¡Menuda revolución tecnológica la que estamos viviendo!

La controversia sobre el desarrollo acelerado de aplicaciones versus la capacidad humana está servida. Sin embargo, una vez más siento que no se trata del todo o del nada. ¿Por qué esa dicotomía a favor o en contra? Retrocedamos hasta la Teoría de la Evolución de Darwin: …”la supervivencia del más apto”. Sobrevive el que tiene mayor capacidad de adaptación, no el que tiene más fuerza. Aclimatarse al entorno ha sido la clave siempre, y ahora, pues toca hacer frente a los cambios que se están sucediendo delante de nuestras narices. Sí, es cierto que en cuestiones tecnológicas, parece no existir una evolución natural a un ritmo lógico, de ahí que iniciara este artículo hablando de “revolución”.

En nuestra sociedad ¿quiénes son los primeros que necesitan adaptarse para no desaparecer? Las pymes y sobre todo, los autónomos. Por la misma razón que operan solos en un mercado globalizado desenfrenado, tienen la necesidad de ir haciéndose hueco, diferenciándose y subiendo a los trenes de las estaciones a las que puedan llegar.

En el sector de la abogacía está costando especialmente dar el paso hacia la digitalización, sin embargo, no hay mal que por bien no venga, y la pandemia ha forzado el cambio, que se preveía, inesquivable.

En las últimas semanas, mi cualificación y experiencia profesional parecen ser inspiradoras para amigos, clientes, conocidos y seguidores que me “han confesado” su “angustia tecnológica”. Sin llegar a entender bien qué está pasando con ChatGPT o en general, con la Inteligencia Artificial, esperan encontrar en mi respuesta un poco de alivio. Y así sería si les dijera que deben permanecer tranquilos, que todo irá paso a paso. Aunque en realidad no es así; pero esto no es algo trágico, ya verás. Mi respuesta ante lo que se nos viene encima es sencillamente que encontremos la oportunidad que cada uno necesita no sólo para sobrevivir, sino para seguir evolucionando y lograr nuestras metas profesionales. Al fin y al cabo, no les digo lo que querrían haber oído pero, les doy buenas noticias, ¿no crees?

Son muchos los desarrollos, las herramientas y las estrategias innovadoras que van surgiendo día a día, de todo esto, seguro que podemos sacar provecho. Conozcamos ese amplio catálogo de oportunidades que nos puede servir para adaptarnos y seguir creciendo. No hay que ser una gran multinacional para subirse al carro de la digitalización. Si bien estas realizan inversiones millonarias en mega portales para adelantarse y ser los primeros, los negocios de a pie pueden invertir lo justo y necesario para disponer de un buen ecosistema digital. ¡Ojo! Esto lo comento en otras muchas publicaciones sobre consultoría tecnológica: lo bueno para tu negocio es lo que cubre sus necesidades y la dota de una infraestructura para rodar sin problemas. ¿En qué se traduce esto? Veamos un ejemplo de una estructura digital básica.

Un ecosistema digital decente no necesita de mucha inversión. Para diseñarlo es fundamental conocer las intenciones de tu empresa; dónde quieres llegar y/o en qué mercado te gustaría ejercer. Una vez valorado esto, se puede diseñar un plan digital que incluya estos recursos que, sin duda, facilitan la adaptación:

  • Una página web bien planificada.

Es decir, con una estrategia previamente definida para cumplir con tus objetivos. No se trata de una web más o menos atractiva, que también, sino de plantearte cómo debe ser su arquitectura visual y qué contenidos debe mostrar para orientarla hacia el posicionamiento correcto. En función de esto, los diseñadores web incluirán unos elementos u otros. No es lo mismo usar un sitio online como tarjeta de contacto que para captar nuevos clientes, por ejemplo. Un buen asesor tecnológico te puede ayudar con esto antes de encargar el trabajo a un diseñador web. (Delegar en otros profesionales reduce la ansiedad digital).

  • Una intranet preparada para la compartición y manejo de datos.

Hoy en día el trabajo colaborativo se ha impuesto. Para los juristas es fundamental disponer de un sistema que agilice la gestión administrativa y de contenidos. Al estar todos conectados (aunque sea por niveles) se facilita además del acceso a la documentación evitando errores, el trabajo en equipo. Un buen analista informático te puede asesorar para definir su estructura ideal y los servicios que debe incluir.

  • Un software de gestión a medida

Un programa que resulte sencillo de utilizar y con el que el personal se familiarice rápido porque recoja las tareas administrativas habituales. Existen muchas en el mercado, ¿cuál escoger? Puedes consultar comparativas, o ponerte de nuevo en manos de técnicos consultores para ganar tiempo y afinar en tu elección.

Esta sería una estructura básica y bastante manejable que no precisa de un desembolso desorbitado y sin embargo, con la que se pueden obtener fantásticos resultados. En poco tiempo podrás valorar el ahorro económico y sobre todo, de tiempo, que te garantizan estas herramientas digitales. Digamos que con esto estás apostando por tu subsistencia en el mercado a medio-largo plazo. La optimización de tu trabajo apoyándote en los formatos digitales favorece además de tu imagen de cara a los clientes, tu capacidad para crecer. 

A partir de aquí, puedes ir incorporando mejoras a tu ecosistema informático. La clave está en ir detectando necesidades, valorar a qué tareas dedicas demasiado tiempo y podrías reducir implementando aplicaciones o herramientas digitales para dedicarte a aquello que nadie debe hacer por ti.

Un paso más firme será apostar por una nube a medida que englobe sistemas colaborativos y favorezca la comunicación y el trabajo en entornos seguros. Imagina tener todo el trabajo controlado a golpe de clic y disponible desde cualquier sitio y dispositivo con conexión a Internet. Aquellos que ya han apostado por la nube, ahora la consideran indispensable.

La cuestión es adaptarse y no morir. Poner las tecnologías a nuestro servicio, no al revés. Lo mejor:  apostar por herramientas digitales que también se adapten a los cambios contigo.

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