Hay un debate permanente sobre si los abogados estamos adaptados a las tecnologías. La competencia tecnológica, que ya es una exigencia en algunos Colegios de Abogados americanos, está más que presente -en mi opinión- en una inmensa mayoría de los profesionales jurídicos de nuestro país. Tal vez nos falte tener más conciencia de ello.

Cuestión diferente es si somos conocedores o especialistas del Derecho asociado a la tecnología y a internet. Un campo tan próximo a lo virtual como tangible y real, abierto a una permanente novedad. Son muchos los abogados que se consideran abogados TIC, conocedores o expertos, y muchos, también, los que forman parte de las diversas asociaciones, entre las que se encuentran ENATIC, Derecho en red, AENTA,…
Cada semana nos encontramos con nuevas sentencias de Tribunales nacionales, europeos y extranjeros que van concretando y delimitando las fronteras de los derechos individuales y la privacidad de las personas. Un nuevo espacio donde la delincuencia también ha encontrado su forma de actuar y las soluciones jurídicas, en muchas ocasiones, llegan tarde. La revolución tecnológica ha cambiado los hábitos de nuestra sociedad y, como juristas, debemos acompañar dichos cambios, al menos, a la misma velocidad en que suceden. Y es que, en todo aquello que seamos capaces de anticiparnos, podremos diferenciarnos. Además, de hacer brillar nuestra creatividad y si no que se lo pregunten a Maximilian Schrems y a Facebook.
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