No estamos más que en el embrión de la aplicación de la inteligencia artificial. En muy poco tiempo los procesos de trabajo de los abogados cambiarán sustancialmente.
En los últimos meses se llevan escribiendo ríos de tinta digital sobre los abogados robots, la inteligencia artificial aplicada en el sector legal y la desaparición de los abogados, tal y como los entendemos en la actualidad
Justo esta semana The Washington Post publicaba un artículo sobre Atrium, una firma de Silicon Valley que quiere actualizar la forma de servicios legales, introduciendo un componente de desarrollo tecnológico muy alto, y que la prensa de otros medios lo resume en que la firma quiere sustituir abogados por robots. En Atrium, "los abogados asisten las preguntas de una lista de clientes que buscan ejecutar tareas legales, tales como la recaudación de fondos de capital riesgo y la emisión de opciones sobre acciones a los empleados.
Los ingenieros observan atentamente esos procesos y de ahí se extrae la información de las conversaciones y los documentos intercambiados. Lo que están haciendo es tratar de construir una tecnología que automatice el trabajo y reemplace las funciones que los seres humanos están haciendo".
Una iniciativa más que trata de automatizar los procesos de la abogacía, reducir tiempos y buscar soluciones donde la tecnología sea la herramienta soporte. Desde que se dio a conocer la existencia de ROSS, no hemos parado de conocer iniciativas de este tipo.
Una herramienta de investigación legal
Pero, ¿es ROSS tan inteligente? Para responder esta pregunta acudimos a Jorge Morell Ramos, abogado y fundador de www.terminosycondiciones.es que recientemente ha abierto un área especializada en Legaltech llamada Legaltechies, y quien define a ROSS como "una herramienta de "legal research" o investigación legal. Es decir, un buscador de jurisprudencia y documentación legal más avanzado que los habituales. Pero además, no es aplicable en cualquier materia, ya que ROSS se ha especializado en quiebras y concursos de acreedores".
ROSS no automatiza ninguna parte del proceso, como nos explica Jorge Morell, "realmente, es el abogado deber ser quien realiza la búsqueda de sentencias o documentación legal aplicable al caso que le ocupa. Ahora bien, las nuevas técnicas que ROSS aplica en esa tarea, mayormente el procesamiento de lenguaje natural y machine learning o aprendizaje automático, aumentan la calidad de los resultados obtenidos y reducen el tiempo invertido en ello".
Entonces, ¿en que se diferencia de las bases de datos que tradicionales, las que utilizan los abogados en España? Estas bases de datos, nos aclara nuestro experto, "permiten hacer búsquedas booleanas (mediante palabras clave o conectores que busquen conexiones entre términos) o búsquedas con lenguaje natural (cuando se busca una frase, expresión o conjunto de palabras concreto a lo largo de un texto). Por su parte, ROSS aplica el llamado procesamiento de lenguaje natural, algo que permite que se hagan preguntas de forma natural al sistema y que el software entienda el contexto de los términos o frase a buscar".
Así pues, ¿qué beneficios aporta ROSS a los despachos de abogados? En primer lugar, Jorge Morell, destaca que "ROSS es más óptimo que los sistemas de búsqueda tradicionales en la pertinencia de sus resultados, alcazaba un 56% de las sentencias relevantes frente al 32% de los sistemas de búsqueda basado en palabra claves o conectores. Por otra parte, ROSS ahorra entre 11 y 15 minutos a la hora de localizar una sentencia relevante respecto de los sistemas tradicionales, un porcentaje de tiempo que, dedicado a tareas más eficientes en el despacho, puede llegar a aumentar los ingresos".
Parece, entonces que ROSS no es esa herramienta tan inteligente que, de alguna forma se había trasmitido en los diferentes medios, "ROSS es una herramienta para buscar jurisprudencia y documentación legal en materia de quiebras y concursos de acreedores (aunque la voluntad es llevarlo a otras materias), solo funciona por ahora con casuística norteamericana y canadiense (no se puede contratar en Europa), consiste en un servicio SaaS y nada tiene que ver con un abogado robot. Es simplemente (y no es poco) una forma más eficaz y rápida de localizar sentencias relevantes en un caso", concluye Jorge Morell.
Cierto es que no estamos más que en el embrión de la aplicación de la inteligencia artificial aplicada en el sector legal, pero, también, es cierto que las expectativas se alimentan por la competitividad entre los operadores jurídicos, sobre todo en los grandes despachos americanos donde la reducción de costes, tiempo y eficiencia son claves para alcanzar el liderazgo. Es el turno de que investigación, desarrollo e innovación sigan avanzando, de que las grandes multinacionales de información jurídica evolucionen en sus servicios. No sé si llegaremos ver a robots abogados, pero de lo que si estoy seguro es que en muy poco tiempo los procesos de trabajo de los abogados cambiarán sustancialmente y que las herramientas tecnológicas transformarán radicalmente a la abogacía.
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