- Si no existe esta visión de comunicar profesionalmente durante un litigio no se puede proteger ni a los clientes ni al despacho
- En las situaciones críticas las claves pasan por reaccionar con el principio de la coordinación y alineado el eje del relato con una gestión basada en valores, donde las personas son el centro
Son tiempos donde crecen los riesgos legales, litigios y los riesgos reputacionales. El nuevo entorno post pandemia del mundo, denominado por sus siglas en inglés como BANI –de Brittle (Frágil), Anxious (Ansioso), Non-linear (No lineal) e Incomprehensible (Incomprensible)– actúa como acelerador y facilita la proliferación de situaciones críticas en un entorno caótico, donde la capacidad de previsión se reduce y prevalece lo imprevisible.
En este contexto asistimos a un cambio disruptivo en la concepción de los despachos de abogados, donde se está transformando el abordaje integral de sus servicios hacia un foco aún más coherente y global para ofrecer en cualquier materia jurídica un asesoramiento de valor acorde a los cambios drásticos que están viviendo los clientes, en especial, las organizaciones empresariales. Y ello también obliga a repensar y actuar de manera proactiva, y no solo reactiva, en la defensa de los clientes y la protección de su reputación.
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