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10/12/2024. 07:21:35
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¿Son seguros los despachos de abogados?

Fernando Biurrun Abad

Abogado. Fundador de Law&Trends Consultor de Social Media @fbiurrun

Los ´Papeles de Panamá´ deberían abrir una revisión de la seguridad de la información existente en nuestros despachos

Las noticias de los Papeles de Panamá no paran de dar nuevos nombres de famosos y no tan famosos. La filtración de documentos secretos del despacho de abogados panameño Mossak Fonseca, con la que se ha dado a conocer millones de informaciones que han descubierto a miles de personas en todo el mundo que ocultaban su patrimonio en sociedades situadas en paraísos fiscales, ha abierto una nueva crisis en la sociedad.

Portátil seguro

Tal vez muchos de los nombres que hay detrás de estas informaciones no lleguen a sorprendernos, pero las provenientes del despacho panameño han abierto la caja de pandora de miles de inversores que creían vivir en anonimato, con sus patrimonios protegidos y, en muchos casos, protegidos de las diferentes haciendas nacionales.

Con independencia de la legalidad o no de los negocios que allí se desarrollaban y de si los afectados tributaban en sus países o no -cuestiones con las que las diferentes administraciones tributarias se están frotando las manos en estos momentos y la prensa llenando ríos de tinta física o digital-, una pregunta subyace en todo esto: ¿son seguros los despachos de abogados?

Una de las obligaciones que tienen los abogados respecto de sus clientes es garantizar la confidencialidad de las informaciones que éstos transmiten y que, bajo el secreto profesional, los abogados debemos guardar y garantizar.

En la era de la tecnología, las informaciones de los clientes conviven entre servidores, discos duros y demás soportes de almacenamiento junto con el resto de soportes físicos (archivos, capetas…). Sorprende saber que el mayor robo de datos no es de alta tecnología sino física (datos de EEUU) y, pese al impacto del caso de los Papeles de Panamá, los soportes físicos que se alojan en los propios despachos pueden resultar los más vulnerables.

Esta es una de las razones por las que en la última ABA Techshow, la reunión de tecnología más importante de los despachos de EEUU, se recomendaba acudir a los servicios en la nube, donde las empresas especializadas en ofrecer este tipo de servidores, garantizan altos niveles de seguridad. De un lado, por la protección que establecen en sus sistemas, de otro, porque desaparece la vulnerabilidad de un servidor en un armario en la oficina.

A todo esto, habría que añadir la existencia y el cumplimiento de protocolos de accesos a las diferentes informaciones de los clientes por los miembros del despacho (y no miembros), el control y registro de copiado de datos, y los sistemas preventivos.

Si a esta vulnerabilidad, añadimos otro dato proveniente de los EEUU que nos dice que sólo el 42% de las comunicaciones que realizan los despachos de abogados son comunicaciones cifradas, datos que para los expertos son alarmantes teniendo en cuenta el número de aplicaciones disponibles para facilitar una comunicación segura. Según se desprende del Primer Informe sobre la necesidad legal de cifrar información y datos personales, elaborado por la consultora Sophos y el despacho Abanlex, el cifrado de datos en la comunicación de los abogados con sus clientes es obligatorio. Ahora, solo nos falta conocer el grado de cumplimiento de esta obligación en nuestro país.

Está claro que los Papeles de Panamá deberían abrir una revisión de la seguridad de la información existente en nuestros despachos. La confianza es uno de los valores más importantes que los despachos transmiten a sus clientes y, por ende, esta no solo se limita a la comunicación y a la empatía con el cliente y a guardar el secreto profesional. La confianza acaba de dar un paso más, garantizar que la información depositada en los despachos es segura y que nunca va a salir de su espacio físico o virtual, por hackers, ladrones o exempleados vengativos.

Seguramente, muchos creamos que lo que ha pasado en Panamá no nos va a pasar, pero vivimos en una era donde ya no es suficiente tener una puerta blindada, una alarma, una caja fuerte… Ahora tenemos puertas virtuales que nos hacen más vulnerables, el router, la conexión wifi, los password, los dispositivos móviles y portátiles (olvidados o perdidos)…

Seguramente no tengamos los miles de clientes con millones escondidos en sus patrimonios, pero basta con que uno nos haya confiado una información sensible y transcendente, deseosa por competidores, medios o, simplemente, deseada por justicieros, para que podamos ser objeto de un ataque a nuestros sistemas.

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