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Bruckner, condenado después de muerto

Presidente de la Asociación Europea de Abogados

Bruckner

Si hacemos una encuesta en la calle y preguntamos por Antón Bruckner serán pocas las personas que sepan decir que se trata de un compositor austriaco .Son mucho más famosos los nombres de Mozart, Bach, Beethoven y Wagner. Bruckner es una perfecta fusión de lo mejor de cada uno de ellos. Es una lástima que la pasión que sentía Hitler por Bruckner haya llevado a que sea considerado por algunos un compositor nazi.

Bruckner nació en un pequeño pueblo de Austria en el año 1824 y murió en Viena en 1896. Pertenece por tanto en su totalidad al siglo XIX. Es el sucesor de Wagner al que adoraba y el precursor de Mahler y Richard Strauss. Su música es solamente sinfónica. Escribió alguna obra coral pero no tuvo jamás interés alguno por la ópera. Su producción se centra en nueve monumentales sinfonías. 


Son muchos los que consideran a Bruckner el mejor compositor de todos los tiempos. Entre ellos Daniel Barenboim, el musicólogo alemán George Balan y quien escribe estas líneas.

Bruckner consigue la perfección absoluta y nos lleva a los niveles más altos de emoción posible en cualquier arte. Su música, según manifiesta el mismo, es una aproximación a Dios. Sus obras tratan de elevarnos espiritualmente. Su Novena sinfonía, calificada por muchos la obra más genial de la historia se titula «Al Dios Amado».

La personalidad de Bruckner no tenía nada que ver con su música. Sus sinfonías  nos presentan a alguien muy robusto, masculino, con ideas muy brillantes pero a la vez extraordinariamente bien organizadas y capaces de una inspiración sobrenatural. Como persona sin embargo Bruckner era un ser inseguro que murió virgen, que tenía grandes problemas en las relaciones con las mujeres, padecía un trastorno obsesivo compulsivo con la religión católica y sufría grandes crisis de ansiedad y depresiones severas.

Murió en la cama mientras escribía el último movimiento de la “Novena Sinfonía”. Unos días antes había asistido ya muy enfermo al estreno mundial de “Till Eulenspiegel” de Richard Strauss en la que fue su última aparición en público. Es curiosa la coincidencia porque Strauss es el gran sucesor de Bruckner en el siglo XX. Mozart es el mejor compositor del siglo XVIII, Bruckner del siglo XIX y Strauss (que falleció en 1949) del siglo XX.


Los nazis se apropiaron de la figura de Bruckner. Es famoso el discurso de Joseph Goebbels, el Ministro de propaganda nazi, en 1937 con motivo de la inauguración de un Festival dedicado a Bruckner en Regensburg. En ese acto de apertura del Festival y en el concierto inaugural estaba presente toda la plana mayor del nacional socialismo incluido Hitler. Goebbels presentó a Bruckner como un compositor ario del más alto pedigrí y un icono de la cultura alemana. El origen campesino y humilde del compositor y su educación en provincias, al margen del liberalismo intelectual vienés, fueron presentados por Goebbels como una evidencia de la pureza racial e ideológica de Bruckner. Hitler y Bruckner procedían de la misma región de Austria. Hitler nació a sólo siete kilómetros  de donde nació Bruckner. Tanto Hitler como Bruckner se educaron en su infancia y primera juventud en Linz (Austria).


Hitler donó importantes sumas para que se publicaran ediciones de obras completas de Bruckner y se fomentaran los conciertos de sus obras. Diseñó Linz como la nueva capital cultural del Reich y tenía un proyecto para construir un súper auditorio en San Florián, a 18 kilómetros de Linz,  y hacer de San Florián algo similar a Bayreuth con Wagner. San Florián es la basílica de la que Bruckner fue organista y donde está enterrado. Estos proyectos de Hitler son de 1938 y quedaron paralizados durante la II Guerra Mundial. Pero incluso durante la guerra Hitler gastó enormes cantidades en promover la obra de Bruckner. Bajo el patrocinio de Hitler nació en 1943 la Orquesta Bruckner de Linz, orquesta que hoy todavía existe. Hay muchos testimonios que indican que los discos que más escuchaba Hitler durante la Guerra  eran los de Bruckner. Cuando Hitler se suicidó la Radio alemana emitió la “Séptima” de Bruckner como homenaje al genocida.

Etiquetar a Bruckner como nazi es absurdo. Hitler tenía siete años cuando murió Bruckner. Los nazis se apropiaron de su figura años después de su muerte y la historia le ha condenado como artista nazi aunque en menor grado que a Wagner, el otro compositor favorito de Hitler.

El gran protagonismo de Bruckner en la programación musical  desde el ascenso de los nazis al poder hizo que tras la guerra desapareciera durante muchos años de los conciertos o se interpretara muy poco. En los años setenta se inició su recuperación y en la  actualidad es uno de los compositores más presentes en los ciclos sinfónicos.

La música de Wagner sigue prohibida en Israel. Afortunadamente Bruckner no está prohibido.  Al contrario es uno de los compositores más interpretados por la Filarmónica de Israel en Tel Aviv. Curioso giro de la historia, el compositor favorito de Hitler interpretado por una orquesta judía en un país que el con sus atrocidades contribuyó a crear.

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