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23/04/2024. 07:30:22

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Caos vs éxito

Profesor Universitario
Especialista en técnicas de litigación oral

José Luís Vegas

Los abogados a veces nos encontramos en un momento de nuestra vida con el cual siempre soñamos, en donde siempre quisimos estar; pero es igualmente el instante en donde cualquier decisión se puede convertir en un caos, y el éxito puede estar a la vuelta de la esquina.

Al salir de la facultad de derecho nos encontramos con una realidad muy distinta a toda aquella que se vivió en el claustro universitario. Esa realidad contraria nos hará entender, aceptar y comprender, que ya no somos los jóvenes universitarios que antes fuimos; que ahora somos un lozano profesional que tendrá en sus manos la responsabilidad de velar por los derechos e intereses de otra persona que nos ha confiado su causa.

Muchas veces, -aunque no siempre- lo que sucede por dentro se evidencia por fuera. Por supuesto, que lo que tenemos dentro es un océano de inseguridades, un universo de miedo, y una inmensidad de confusiones; así las cosas, la ansiedad que llevamos interiormente aflorará y dejará entrever que tanto estamos preparados para salir al ruedo del ejercicio profesional. Pues, una cosa es estar en las gradas y otra muy distinta es encontrarse en la arena y sabiendo además que eres tú (y no otro) el que debe realizar la faena.

Es justo en ese momento en el cual tenemos que buscar el valor dentro de cada uno de nosotros, es en ese preciso instante donde debemos tomar una decisión y desarrollarla hasta el final, es en ese minuto donde, -dependiendo de la decisión que tomemos-, nos acercaremos al éxito o caeremos rendidos en los brazos del caos.

Por supuesto que no tenemos la cepa, la tradición, o la experiencia, que poseen muchos otros; pero lo que si debemos tener (e incluso más que todos) es valentía. La valentía de hacer lo correcto para sacar adelante la causa en donde se han requerido nuestros servicios. Tenemos que ser valientes, y ser valientes demanda sacar la espada de los conocimientos, la armadura de las preguntas a los que ya tienen experiencia, y cabalgar en el corcel de los estudios para dar la mejor de las batallas en el terreno de la confrontación con una contraparte que tiene tantas o más armas que nosotros.

El caos llegará, si no hacemos uso de los medios elementales para hacer frente a una causa judicial, el caos llegará si nos seguimos comportando como unos estudiantes, (creyendo que una audiencia en un tribunal es igual que un examen o la entrega de un trabajo, lo cual puede posponerse con suma regularidad y facilidad). El caos llegará si no nos comportamos como unos profesionales frente a esa causa que ha llegado a nuestra oficina. El caos llegará si creemos que el juez será igual de benevolente y que podrá saltarse los lapsos como lo hacía (para ayudarnos) el profesor de la universidad. El caos llegará si dejamos de lado los  plazos establecidos en la ley. El caos llegará si no tenemos la suficiente madurez para deslindar al yo estudiante, del yo profesional.

El caos y el éxito van de la mano, es algo así como el día y la noche, la luna y el sol, el aceite y el vinagre, la playa y la arena. Y en el caso de los abogados tanto el caos como el éxito, nos acompañan día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo. No nos desamparan las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, los trescientos sesenta y cinco días del año. Pero eso sí, de ellos dos, emergerá al mundo exterior aquél al cual nosotros mismos con nuestra actitud, le brindemos la oportunidad de abrir la puerta.

Por ello, para que salga el éxito, para que surja el triunfo, para que brote la victoria; es estrictamente indispensable que sepas que el caos es sentencias adversas por mala preparación de tu caso; que el caos es no poder presentar pruebas porque se te pasó el plazo para hacerlo; que el caos es falta de preparación para interpretar un alegato; que el caos es el desconocimiento de las diferencias entre interrogatorio y contrainterrogatorio; que el caos es no saber las divergencias entre una pregunta abierta y una cerrada, una sugestiva y una capciosa, una impertinente y una irrelevante, una compuesta de una vaga. El caos es, no prepararte para hacer frente a la causa que se te ha confiado. En síntesis, el caos es, quedar mal con la persona que requirió tus servicios, con el gremio al cual perteneces, con tu universidad, con tus profesores, y por supuesto contigo mismo.

Caso contrario es el éxito, que si bien no necesariamente implica salir airoso en una causa (pues hay algunas donde el acervo probatorio de tu contraparte será muy grande y muy sólido); si lo compone la admiración de la persona que demandó tus servicios profesionales, el reconocimiento que harán tus iguales con respecto al dominio del tema que fue objeto de la litis, el buen nombre que empezarás a labrarte con tus buenas intervenciones en sala, el respeto y la admiración que profesará por ti todo aquél que haya tenido la oportunidad de verte litigar. Por ello, las llaves de la puerta del éxito están compuestas por la responsabilidad, el conocimiento y la preparación, la del caos, por todo lo contrario.

El valor es una virtud universal, desarróllalo haciendo lo correcto y así alejarás el caos de tu vida profesional.

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