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24/04/2024. 09:08:16

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Desafíos y oportunidades de la Responsabilidad Social Corporativa para el futuro de las empresas

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) constituye uno de los grandes retos para las empresas y organizaciones, tanto en nuestro país como en el resto del planeta, de modo que cada vez son más las compañías que integran esta materia en sus principios básicos, como quiera que la creación de confianza en el mercado redunda directamente en su reputación y refuerza su posición de liderazgo.

Todo esto permite que se creen relaciones sostenibles con todas las partes interesadas, pudiendo asi destacar empresarialmente en un medio cada día más globalizado y donde la competencia va en aumento.

Quizás, el mejor ejemplo para evaluar el nivel de compromiso de las empresas y organizaciones en materia de RSC en España podemos encontrarlo en la multitud de medidas ejecutadas durante la emergencia sanitaria originada por el Coronavirus, la mayoría de ellas enfocadas a cubrir necesidades básicas de la sociedad, respondiendo así con rapidez y determinación a una situación única y excepcional.

Lo cierto es que aquellas empresas con propósitos correctamente definidos han tenido una mejor capacidad de reacción ante la situación de crisis, en términos de gestión, transformación y compromiso, lo que sin duda les da un mejor posicionamiento frente a la competencia.

A diferencia de lo que en un inicio se podría haber pensado, la RSC ha salido reforzada con la crisis sanitaria, pues las empresas y organizaciones han centrado sus energías en mejorar cuestiones vinculadas con el medioambiente, intereses sociales y de gobierno corporativo.

La actual situación derivada del Covid-19 ha hecho tambalear las bases sobre las que se asentaban las empresas y organizaciones, por lo que en muchos casos la nueva normalidad obliga a redefinir los modelos de negocio existentes, jugando la RSC un papel esencial para poder afrontar el futuro.

Nos encontramos ante un gran desafío para las empresas en todos sus ámbitos de actuación (comercial, económico, sostenibilidad y social). La sociedad ha cambiado tras la pandemia por lo que, de cara al futuro, sólo aquellas empresas y organizaciones que cuenten con buenas políticas de RSC y las pongan en práctica de forma efectiva, podrán adaptarse mejor, garantizando así su continuidad.

Para ello, la RSC de las empresas tiene que centrarse en impulsar la comunicación entre los distintos grupos interesados para atender a las nuevas situaciones, ya que tras el Covid-19 han surgido nuevas necesidades a nivel económico, social y medioambiental a las que las empresas deben dar una respuesta y ofrecer soluciones reales.

Todo esto hace prever que una gran parte de las medidas de RSC que en el futuro se pongan en práctica se basarán en establecer sinergias entre iniciativas público-privadas y las empresas y organizaciones invertirán más recursos en la I+D+i, de modo que con todo ello las futuras situaciones de crisis sanitarias o económicas se puedan superar de forma gradual y progresiva, al tener identificados los posibles riesgos por seguir una correcta previsión y planificación.

Otras acciones consistirán en poner en marcha los compromisos de la Agenda 2030, por lo que, a través de sus políticas, las empresas se involucrarán más en la mejora social y medioambiental.

También es necesario que, aparte de acometer iniciativas para paliar la crisis, las empresas y organizaciones informen de ellas a sus grupos de interés, lo que puede tener un impacto reputacional positivo y ser un punto diferenciador en relación con sus competidores. No obstante, las empresas deben ser cuidadosas en la manera en que comunican sus acciones, ya que deben evitar el oportunismo y transmitir mensajes sencillos, transparentes y con un verdadero contenido informativo y no de marketing publicitario.

Dicho lo anterior, vemos como es importante que las empresas definan su propósito corporativo y hagan un planteamiento estratégico que no sólo ponga el foco en la obtención de beneficios económicos.

Para ello, la sostenibilidad exige poner en práctica acciones inmediatas por parte de las empresas, de modo que, si las mismas asumen un compromiso sostenible, ello repercute en la cadena de valor de las empresas, lo que conduce a una mejora de eficiencia operativa y la reducción de los costes, haciéndolas más competitivas y fuertes en el mercado.  

Asimismo, la sostenibilidad es una vía para que las empresas tracen el camino que han de seguir sus estrategias de futuro, pudiendo así aumentar su reputación corporativa, mejorar la satisfacción de los clientes, consolidar la confianza de los stakeholders, impulsar la innovación, la inversión y, en última instancia, el crecimiento del negocio, dentro de un mercado caracterizado por el aumento constante de las exigencias y competitividad. 

Por lo tanto, es vital que las empresas cuenten con buenos líderes y gestores, que tomen la iniciativa implementando políticas de comunicación fluida, cercana y flexible dentro de la organización. En un entorno con tanta incertidumbre apostar por la RSC y la sostenibilidad transmite seguridad y estabilidad al resto de partes interesadas.

Expuesto lo anterior, no cabe dudas de que para afrontar el futuro la RSC se postula como una buena alternativa y el auténtico desafío para las empresas está en trazar y fortalecer un modelo económico que se sustente en un crecimiento sostenible y un modelo inclusivo de sociedad, jugando un importante papel la colaboración público-privada, para crear sinergias que garanticen un planteamiento estratégico que ofrezca estabilidad y seguridad para el conjunto de la sociedad, aparte de los beneficios económicos e intereses particulares.

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