LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

28/03/2024. 11:24:57

LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

El dinero de la jubilación

Profesor de Investigación del CSIC

A. J. Vázquez Vaamonde

Cuando uno tiene las ideas confusas queda sometido al riesgo del azar de que de ellas nazcan proyectos sensatos. Si partiendo de un proyecto sensato se puede equivocar uno, la probabilidad de que de un proyecto insensato nuestro error corrija la insensatez es prácticamente nula.

Si las ideas con confusas es difícil explicarlas bien. Si el concepto de partido es correcto cabe no explicarlo bien; pero si el concepto es confuso o erróneo la explicación correcta será imposible.

Lo grave del concepto erróneo o falso es que es fácil de aceptar. Lo correcto siempre exige alguna reflexión; la mentira se cuela fácil y por ello es tan fácil engañar a la gente. En esas condiciones aceptado lo falso, lo correcto es rechazado ¡democráticamente!. Es el premio a la insensatez de esos demócratas que quieren votar si 2 +2 = 4. Si a este totum revolutum  le añadimos mala fe, la ceremonia de la confusión está servida.

Este exordio surge tras la confusión jurídica -aumento de la edad de jubilación – de una medida económica neutra: la financiación adecuada de las futura pensión de jubilación. El primer error es la denominación. El Diccionario de la Real Academia Española, en su primera acepción, dice que es una cantidad periódica, temporal o vitalicia, que la seguridad social paga por razón de jubilación, viudedad, orfandad o incapacidad.

Siendo cierto que la Seguridad Social paga, lo que en realidad hace es que devuelve la cantidad entregada por  trabajador, cuando éste cumpliera los requisitos que la SS le impuso; porque estamos hablando de un contrato de adhesión.

Pagar no es devolver. Si nos devuelven el dinero, nadie nos paga las pensiones. Nos las hemos pagado nosotros anticipadamente. La SS sólo nos devuelve nuestro dinero; el anticipado por cada trabajador, capitalizado tras muchos años, 40 o 50 o más.

De nuestros anticipos sale nuestra renta vitalicia; esa es la denominación correcta de nuestra pensión de jubilación. El trabajador jubilado cobra su renta vitalicia de jubilación con la garantía del Estado.  Él pagó durante muchos más años del mínimo necesario, para percibir su renta de jubilación. Ese exceso de pagos, mes tras mes, año tras año, es un acto de solidaridad laboral

Los solteros o casados, y sin hijos, una decisión personal o no, sin causahabientes, con sus aportaciones aumentan el fondo de solidaridad laboral de jubilación.

La renta por orfandad, que es a término, ha disminuido, en términos relativos, gracias a la mejoras sociales en alimentación, higiene, asistencia sanitaria, etc. Casi no hay muertes en el parto de madres trabajadoras. En menor proporción, es aun nuestra asignatura pendiente, también disminuyeron las rentas por orfandad por accidentes laborales. Estas pensiones, salvo las de jubilación y viudedad han bajado de 301.250 (2001) a 296.404 (2007). Se genera así otro sumando de solidaridad laboral de la jubilación.

Los pagos hechos por los fallecidos antes de tener 65 años y los fallecidos después pero antes de amortizar lo pagado es otro sumando de solidaridad laboral de jubilación.

Al fallecer algunos trabajadores, su cónyuge supérstite, si era trabajador, no siempre  percibe la renta de viudedad por la que pagó. Se lo impide un tope arbitrario establecido, de dudosa legalidad; otro sumando a la solidaridad laboral de jubilación.

Este tope arbitrario, sin duda ilegal, es otro sumando a la solidaridad (¿) laboral de jubilación, pues esos trabajadores pagaron por más dinero del que va a recibir.

Si, por último, el trabajador ejerce su derecho al trabajo desde los 65 a los 70 años, en esos 5 años deja de percibir su renta vitalicia de jubilación, que puede ascender a 158.993,40 €, sin duda ilegal, es otro sumando a la solidaridad(¿) laboral de jubilación

Ese capital nuestro, acumulado y capitalizado, se nos devolverá como renta vitalicia desde nuestra jubilación. Se creó con nuestras aportaciones a lo largo de nuestra vida laboral, en no pocos casos superior a 50 años, en muchos a 40.

Es una aportación ningún joven trabajador hará al final de su breve vida laboral. Pese a ello se quejan, pero no tienen razón; ellos nunca nos pagarán nuestra jubilación.

Cría cuervos, los que se quejan son nuestros hijos que han vivido de nosotros durante 18, 28 o, no pocos, 38 años, y te sacarán los ojos. Más escarnecedora es su queja oculta, si no te mueres pronto se retrasa su tiempo para poder ejercer su derecho a heredarnos. Ésta es la cruda realidad.

¡Nadie nos da nada; nos devuelven lo que pusimos antes. ¡Déjennos vivir en paz!

La SS, la garantía es el Estado, está obligada con cada trabajador que se jubila a devolverle lo aportado según los términos contractuales, a partir de los recursos de los pagos hechos por el propio trabajador y de su capitalización.

Los cálculos se hicieron para cierta esperanza de vida; la que había antes. Al mejorar la expectativa de vida es necesario un nuevo cálculo para crear un fondo bastante para unos trabajadores que no cotizará 40 o 50 años como sus padres; apenas 30 o 35

La aritmética es una ciencia exacta: de donde no hay, no se puede sacar.

Si los actuales trabajadores hacen menos aportaciones (vida laboral más corta) y van a cobrar más renta de jubilación (vida de jubilados más larga), sus cuentas no salen.

Si quieren cobrar más tendrán que poner más. Sus actuales aportaciones, durante menos tiempo, no son suficientes para que, lo aportado por ellos, genere dinero suficiente para que cobren su jubilación

La subida de la edad de jubilación es una opción para que ellos aporten suficiente dinero para poder cobrar ellos mismos. Sus padres ya estarán muertos. Ya va siendo hora de que empiecen a afrontar solos su vida.

El aumento de su fondo para su pensión se puede generar de varias formas:

  1. Aumentando la pensión de jubilación. El efecto económico fundamental no es aportar dos años más al fondo, sino que les devolverán dos años menos.
  2. Aumentando la cuantía pagada cada mes. El efecto económico de este incremento es, dada la breve vida laboral actual, mucho menor que el efecto del caso anterior.

Es penosa la nula capacidad docente del Gobierno para explicar algo tan sencillo. Primero: a los jubilados se les devuelve lo aportado por ellos, ¡algunos durante 50 años!

Segundo: los futuros jubilados aportan menos y quieren cobrar más; eso rompe el

equilibrio actual: si entra menos dinero, no puede salir más.

Tercero: se necesitan más aportaciones para que su fondo sea suficiente grande para que

tenga suficiente dinero para que cobren quienes lo constituyeron.

Más penosa es, todavía, la falta de ética de la oposición que, en lugar de hacer una labor educativa subsidiaria, lo que la hubiera acreditado, se ha dedicado a encizañar aprovechando pidiendo dimisiones políticas cuando lo único que cabe es exigir una explicación correcta; o pidiendo firmas para que no se aumente la edad de jubilación, algo aritméticamente inevitable, creyendo que con firmas se consigue que 2 + 2 = 5.

            Hay una tercera opción, de incrementar los recursos del fondo: aumentar la vida laboral por abajo, reduciendo la jornada laboral.

Eso ocurrió durante la primera mitad del S. XX, gracias al desarrollo tecnológico se redujo al 50 %. Durante la segunda mitad del S. XX se podía haber reducido a la mitad porque el incremento de rendimiento laboral debido a la I+D+i ha sido superior al doble del producido en la primera mitad del S. XX.

De ese modo no sólo no hubiera habido paro sino que todos ciudadanos hubieran trabajado, desde los 20 – 25 años hasta los 65, aportando suficientes recursos como para no necesitar aumentar la edad de jubilación y, además, con 4 millones más de gente con salario la demanda hubiera aumentado, la oferta también y los precios, al aumentar la producción hubieran bajado. Pero ningún gobierno en el mundo, parece saber historia.

Toda la oposición tuvo su oportunidad, subsidiariamente, de dar la explicación aritmética que el gobierno no supo dar, pero prefirió encizañar el ambiente,. No apoyará algo necesario – la reducción de la jornada laboral. Su beneficio, no el del país, es la confusión que le permite obtener votos. Esta actitud ética descalifica al político que en el altar del poder sacrifica sus valores Es la política del"llámame perro, pero échame pan".

Tener un gobierno que no sabe explicar su política es una desgracia; tener una alternativa de gobierno que sacrifica su ética a la información veraz y crea desasosiego para ganar votos es mucho peor.

A ver si va a ser cierto aquello de Murphy de no hay nada que no pueda empeorar

En cualquier caso espero que haya quedado claro que, ¿no lo decía Marx?: la jubilación para el que se la paga. Nosotros la nuestra, nuestros hijos la suya.

Valora este contenido.

Puntuación:

Sé el primero en puntuar este contenido.