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25/04/2024. 07:25:25

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Jungla judicial

Profesor Universitario
Especialista en técnicas de litigación oral

Árboles en primavera

Selva, bosque, espesura, monte, frondosidad. Estos son algunos sinónimos con los cuales se conoce a ese lugar del mundo en donde entre otras cosas existen varios pisos o niveles de vegetación. Hay árboles que fácilmente pueden superar los 30 metros de altura, existen los musgos, helechos y hongos, los cuales se ubican al ras del suelo, a estos últimos difícilmente les llega la luz solar. En la selva de igual manera hay abundancia de lianas y epífitas (plantas que viven sobre otras).

En la jungla existe una diversidad de insectos como por ejemplo las hormigas, moscas, mariposas y parásitos de palo, entre otros. Coexisten con caimanes, monos, tortugas, serpientes, jaguares, murciélagos, tigres, cocodrilos, ranas, tarántulas y un sinfín de especies más.

En esos espacios pululan cualquier cantidad de peligros, hay una gran diversidad de depredadores, impera la ley del más fuerte. Es un territorio salvaje, la mayoría de las veces inhóspito.

La supervivencia de un individuo en este agreste lugar, está basada en la habilidad de improvisar e interrelacionarse con su entorno, aplicar conocimientos adquiridos, y utilizar los recursos que brinda la naturaleza para salir airoso de una situación adversa.

Dentro de los peligros que existen, podemos encontrar la caída de árboles como una de las principales causas de muerte. Ya que, es muy fácil morir aplastado por uno de ellos al estar cayendo.

Otro gran riesgo de muerte, es el fallecer ahogado cuando se está intentando cruzar un río o una zona pantanosa. En el caso de los pantanos, si entra el viento y la temperatura del aire desciende, el agua superficial pasa a estar más fría que la del fondo, lo que provoca un movimiento para que se autoregule. De este modo, de ser aguas tranquilas pasan a tener fuertes corrientes que pueden provocar que te ahogues con suma facilidad.

En el caso de los ríos existe la latente posibilidad de encontrarse con un cocodrilo o caimán, esto sin dejar de lado las pirañas, así como las corrientes del mismo.

Sin embargo, si estás capacitado, y observas algunas reglas, puedes disfrutar de un paseo por la jungla.

Debes siempre llevar camisas manga larga, pantalones y zapatos que te cubran todo el pie. En caso contrario, acabarás picado por infinidad de mosquitos o cualquiera de los bichos que existen en esos lugares, raspado por los árboles. Tampoco hay que olvidarse de arañas, serpientes, ciempiés o pulgas.

Los troncos y las piedras suelen ser guaridas de animales, por ello debes tener cuidado donde pisas. Una serpiente picará rápidamente al molestarla con una pisada. Igualmente, al dormir, debes dejar el calzado boca abajo en un palo. Esto para que no entren bichos en ellos.

Hay que llevar una gorra o sombrero, pues, de otra manera caerán en tu cabeza algunos insectos que te picarán y sin duda lo harán muy duro.

¿Y esto qué relación tiene con el derecho?

El ejercicio de la profesión, es similar al estar en la selva, si no estás protegido, si no estás entrenado, y si no estás capacitado, sufrirás (y bastante) mientras transitas por la jungla judicial.

No sabes realmente cuál es el depredador del que debes cuidarte. Cualquiera de ellos te puede hacer daño si no estás atento al entorno.

Así como debes caminar por sendas que te permitan no resbalar y caer. En la espesura del bosque jurídico, es necesario que construyas caminos seguros por donde transitar.

Unos mecanismos confiables, lo constituyen, el tono, la inflexión de la voz y el volumen al estar interpretando los alegatos. Si entrenas y aprendes a controlar, así como a utilizar la voz con eficacia, habrás adquirido un poderoso instrumento que te permitirá salir airoso del trayecto que consiste en atravesar toda una audiencia.

El GPS, es indispensable para penetrar a lo recóndito de los parajes inhóspitos. En idéntico sentido, debes poseer tu hoja de ruta a lo largo de la audiencia. Esta te indicará qué debes hacer a continuación para “no perderte” durante el desarrollo de la vista. Realiza un mapa mental de todo aquello que en teoría debería ocurrir en dicho encuentro ante el juez.

Coloca al lado de lo que es básico y sabes que ocurrirá, algún plan B, e incluso C. Pues, aun cuando esos momentos son preparados y perfectamente previsibles, siempre puede existir un imprevisto, pero, si lo tienes contemplado como un eventual riesgo, sabrás qué hacer y cómo salir airoso de ese momento.

La lluvia puede resultar un inconveniente para avanzar en la selva. Así también, puedes encontrar uno que otro obstáculo para prosperar mientras “caminas” por la audiencia. Una verdadera dificultad la constituye la ansiedad que produce internarse en la jungla jurídica, con todos esos vericuetos de objeciones, jurisprudencias, doctrinas, etc, etc. Tú debes convertir ese estrés en una motivación. No hay nada como tener el rumbo claro para sentir el impulso de seguir adelante.

Conoce íntegramente tu caso; piensa a dónde quieres llegar; ve el lado positivo de los hechos que defiendes; aprende cómo convertir las debilidades de tu causa en fortalezas; averigua quien es tu contraparte; pregunta quién es el juez y cómo le gusta que se comporten los litigantes; haz intercambio de roles; piensa cómo pensaría tu contraparte.

Si puedes tener respuestas a cada tema que se tratará en la audiencia y, hablar de ellos por lo menos dos minutos, tus niveles de ansiedad disminuirán notablemente, y podrás entrar a la jungla judicial con la seguridad de que no saldrás lastimado una vez haya concluido el recorrido.

Hay pantanos y ríos caudalosos en la selva. Existen en la jungla judicial, supuestos hechos donde pensarás que te ahogarás. En ese momento utiliza las bondades de las tecnologías de la información y averigua todo cuanto puedas de ese tema. Conviértete en un experto del mismo. Consulta a aquellos que dominan con profundidad dicho punto, quizás allí encuentres una balsa segura que te lleve a la otra orilla, y verás como el caudal o el lodo que pretendía ahogarte, no lo logrará al final.

No pises en falso, utiliza el respeto a los jueces y a tu contraparte como un calzado adecuado para entrar a la jungla judicial. Respétales, pero, eso sí, gánate su respeto, haciendo cosas coherentes con tu posición en la causa.

No importa que tan creativo sean, la mayoría de las veces los casos acaban siendo resueltos por la lógica.

Haz las cosas sencillas, pequeñas, básicas. Entrénate antes, capacítate en el terreno por donde transitarás, conoce bien los peligros que puede entrañar el caminar por allí; y, una vez que escuches el “todos de pie” intérnate con confianza en la “jungla judicial”.

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