Se enseñaba en las escuelas de periodismo, quizá también se haga en las pomposas Facultades de Ciencias de la Información actuales, aquella anécdota del ABC que, dando noticia de un accidente ferroviario, concluía: “… felizmente todos los muertos eran viajeros de tercera”. No cabe mejor descripción de la clase social de sus lectores, es decir, de la clase social de lo que en aquella España representaba la gente como Dios manda.
Pero no creamos que las cosas han cambiado tanto. En el mejor de los casos han cambiado las formas pero los contenidos, los valores eternos de la sociedad, esos seguirán siendo los mismos. Es el caso de los muertos por fumar o por trabajar donde se está fumando.
Velando por la sobriedad promulgó la Ley Seca gracias a lo cual financió a la mafia con la que llegó a acuerdos durante la II Guerra mundial con motivo del desembarco en Italia.
Para evitar la drogadicción tiene otra ley de prohibición del consumo de drogas. Gracias a ella pudo financiarse un programa bélico ilegal, expresamente prohibidos por el Parlamento, para luchar contra el primer gobierno sandinista de Nicaragua.
Respetando la soberanía de Afganistán – lo de Colombia es otra cosa – le permitió cultivar el opio y armó a los talibanes para acabar con la URSS que pretendía civilizarlos y socializarlos.
Pese a esos antecedentes, los políticos españoles, que no se atreven a llevar a buen término los cambios sociales que necesita el país, invierten su esfuerzo en imponernos esas nonadas.
Promotores y opositores a esta ley de prohibición de fumar, por la que pronto será imposible fumar en ningún lado, ¿habrá que regresar al retrete doméstico?, se desmelenan e invierten las energías que debería dedicar a hacer cosas serias como, por ejemplo, luchar contra la corrupción.
¿Acaso les preocupan esos muertos? Lo dudo. Tanto como la corrupción, por lo menos.
Una buena educación, lo que exigiría aumentar el número de funcionarios públicos, permitiría enseñar a los ciudadanos que es una falta de educación fumar sin pedir permiso antes a los que están en un lugar, sea público o privado; como es una falta de educación ir comiendo o fumando por la calle o haciendo otras necesidades. Pero el mercado no permite más funcionarios públicos.
Otra actividad que ya hemos comentado en otro momento ha sido la de la inconstitucional ley 1/2004 por la que se priva a los varones de los derechos constitucionales que se les concede a las mujeres en el nombre de la igualdad de derechos de personas al margen de su sexo, art. 14, CE.
El PSOE, sin duda, hizo esa ley y hasta se ha inventado un Ministerio de la Igualdad dedicado a fomentar la desigualdad, no porque le preocupen esas muertas, sino porque eso genera votos (¿). El PP, por igual razón, la de los votos, claro, no se atrevió a no apoyarlo. Ya me imagino yo quien será la ministra de la Igualdad si llegara a ganar el PP en las próximas elecciones. La más tonta; o la más lista, según se vea.
Pero nadie, sin embargo, propone una ley contra la Violencia de Género del Capital, que provoca muchos más muertos que la violencia de género aunque una sola muerta es excesivo número, y cuyo caso es poco frecuente porque las primeras perjudicadas son las viudas del muerto.
Me refiero a las viudas de los fallecidos por razones laborales cuyas causas son, entre otras muchas: el ahorro en los sistemas de seguridad; la elusión de la responsabilidad utilizando subcontratas intermedias; la inexigencia de profesionalidad a los trabajadores contratados, en particular en la construcción que es donde hay más muertes; etc., etc.
Supongamos por un momento que todos esos fallecidos, salvo excepción varones, hubieran sido mujeres. ¿Cree usted que no hubiera tomado cartas en el asunto el Instituto de la Mujer? Como la mayoría son varones los que mueren, ¡qué quieren que le diga!, quizá creen que no vale la pena preocuparse, Las mujeres víctimas de Violencia de Género del Capital son muertas de tercera; como las del ABC. Creo que éste es un error de enfoque del Ministerio de Igualdad,
Pero antes de hacer unos números empecemos por felicitarnos por el éxito conseguido. Gracias a la actuación del Instituto de la Mujer, Dirección General de la Mujer, Instituto Andaluz de la Mujer, Instituto Vasco de la Mujer, Instituto Canario de la Mujer, Federación de Asociaciones de Mujeres maltratadas y divorciadas, Fundación Mujeres, etc., etc., se ha conseguido reducir el número de mujeres muertas por sus parejas, que fue de 71 en 2008, a 55 en 2009.
Pero no dejemos que nuestra alegría por esa inmensa reducción, que es elevada en términos estadísticos, nos haga olvidar la terrible realidad de las 55 muertas; tras cada una hay muchos dramas familiares de muchos hijos.
¿Cuántos trabajadores han fallecido fruto de la Violencia de Género del Capital? En el año 2006 murieron 977; en el año 2007 murieron 826 y en el año 2008 murieron 831. Aproximadamente 12 veces más que en el caso de mujeres muertes por sus parejas.
Sin duda hay una diferencia clara con la que justificar la mínima atención que reciben los varones que fallecen víctimas de la Violencia de Género del Capital (también mueren mujeres trabajadoras pero su cifra es mucho menor): en un caso son asesinatos; en el otro, homicidios
Por ello ¿es ésa la razón?, el homicidio por imprudencia, art. 141, CP, sólo tienen una pena de 1 a 4 años. No obstante, lo habitual es que todo se quede en agua de borrajas. El responsable de imprudencia es una persona difusa. El Consejo de Administración ni se entera.
¿Quién es el objetivo responsable de la inadecuada formación del obrero de la subcontrata de la subcontrata?; ¿quién es el objetivo responsable de la inadecuada actuación del obrero de la subcontrata de la subcontrata?; ¿quién es el objetivo responsable de la temeraria subcontratación a la baja de la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata?; ¿quién es el responsable de la presión ejercida sobre los trabajadores de la subcontrata de la subcontrata para que terminen su trabajo antes de la fecha establecida?.
La coartada está servida. Para eso se inventaron, entre otras razones, las subcontratas de las subcontratas; para que nadie responda de nada, mucho menos del homicidio; ni con un año ni con cuatro. En el mejor de los casos se obtendrá de la subcontratista de la subcontratista y, tras largo pleito de la contratista, una indemnización que, cuando llegue, ya será demasiado tarde para evitar los daños directos sufridos por el cónyuge, normalmente una mujer, y por sus hijos, casi seguro privados de la opción de realizar mayores estudios.
En cuanto a la inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión… olvídese: ¡nada de nada!
Cierto que hay un Ministerio de Trabajo que debería ocuparse de este asunto; pero para eso el mercado, que produce esas muertes por Violencia de Género del Capital, se opone a que haya funcionarios públicos, Así no hay suficientes inspectores de trabajo para controlar al mercado.
Pese a todo, el Ministerio del Trabajo no tiene, como el de Igualdad, ningún Instituto autonómico para la Violencia de Género del Capital que proteja al Trabajador; ni una Fundación del Trabajador
Lo paradójico, vista la diferencia de las cifras de muertos en 2008, 71 vs. 831, es que dentro del Ministerio de Igualdad y, en particular dentro de la Dirección General de la Mujer, no se haya fomentado la creación de una Federación de Asociaciones de Mujeres Viudas de trabajadores muertos en el trabajo. Claro que para crear esa Federación de Asociaciones de Mujeres Viudas de trabajadores muertos en el trabajo antes tendrían que crearse las Asociaciones de Mujeres Viudas de trabajadores muertos en el trabajo.
Me pregunto si la razón de su no existencia es que no haya una Ley equivalente a la Ley 1/2004 que, aunque el Tribunal Constitucional español ha declarado que no, discrimina a la mujer frente al varón. Al no existir, si se creara una asociación de Mujeres Viudas de trabajadores muertos en el trabajo tendrían que admitir en ella a los varones viudos de trabajadoras muertas en el trabajo. Eso crearía un conflicto en el Ministerio de Igualdad. Tendría que reconocerles iguales derechos a los varones viudos que a las mujeres viudas y supongo que no están dispuestas a pasar por eso, ni aunque el perjuicio sea mayoritario para las mujeres, al ser mayor el número de viudas.
La solución, dado que las víctimas – a salvo el muerto, que ya no tiene remedio – son mujeres, podría ser que la Ministra de Igualdad elevara al Parlamento una Ley de Violencia de Género del Capital para proteger a las mujeres viudas de trabajadores muertos en su puesto de trabajo.
Aunque quedaran excluidos de esa protección a los varones viudos de mujeres trabajadoras muertas en su puesto de trabajo, eso es consecuencia de la igualdad. El Tribunal Constitucional español, dado el precedente de la Ley 1/2004, declararía constitucional esta discriminación. Es evidente que se trata de una discriminación positiva a favor de la mujer. Por tanto, es evidente que si hay una discriminación positiva a favor de la mujer, eso no es discriminación; sólo es positiva.
Con eso los muertos, en su mayoría varones, seguirían muertos, pero al menos habremos resuelto el problema de sus viudas a la igualdad de derechos que las protegiera en su nuevo estado de viudez; es lo menos que puede desear un esposo, incluso después de muerto. Lo contrario habría que considerarlo violencia de género post mortem. Aunque hay varones que…. ¡vaya por Dios!; cómo son.
