Todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida un héroe o una heroína. Ese personaje que ha hecho cosas extraordinarias, que ha realizado hazañas que nos ha deslumbrado, que ha ejecutado actos benéficos los cuales nos han dejado sin palabras. Hemos admirado mucho a esos seres de ficción o reales cuya cualidades naturales parecen ser la valentía, el brío, el arrojo, así como la ausencia de temor.
Hay héroes clásicos, nacidos en la literatura, en la fantasía, en la ficción o en las fábulas; tales como Don Quijote de la Mancha, Hamlet, Quasimodo (el Jorobado de Notre Dame), Conan, Superman, Batman, Spiderman, La Mujer Maravilla, Capitana Marvel, Lassie, Flipper, Mufasa, así como muchos más
Muchos héroes son personas normales, corrientes, ordinarias, las cuales están dotadas de una cualidad, una virtud, un atributo o un excepcional talento; como por ejemplo el español Rodrigo Díaz de Vivar, el “Cid Campeador” quién luchó contra los musulmanes invasores; el venezolano Simón Bolívar “El Libertador” quién liberó a Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Ecuador; la australiana Lauren Prezioso, a la cual no le importó tener ocho meses de embarazo para lanzarse al mar a rescatar a dos hermanos africanos que no sabían nadar; Jon Meis estudiante de la Universidad de Seattle, que fue víctima de un ataque armado donde murió un estudiante y resultó herido otro, este alumno esperó escondido a que el tirador fuera a recargar el arma y al tratar de hacerlo Meis se le lanzó encima y lo roció con gas pimienta, lo que impidió que existiesen otros educandos muertos o lesionados. Otros serían las personas que reparten comida entre los más necesitados; los bomberos; los voluntarios de protección civil; en fin, existe un sinnúmero de héroes y heroínas anónimas que día tras día superan sus propios miedos y salen adelante haciendo buenos actos por las demás personas.
Incluso hay animales que han sido unos verdaderos héroes, tal es el caso de Babu, un perro de raza Shih Tzu, el cual llevó con mucha ansiedad a su dueña Tami Akanuma, por un recorrido distinto al que normalmente hacían cuando salían ambos de paseo en un pueblo de Japón en el año 2011. Luego de un rato y al estar en una colina, ella visualizó como su pueblo estaba siendo azotado por un Tsunami e incluso vio como su casa estaba siendo arrasada.
Uno de los primeros héroes de cada persona es su padre, el cual hace cosas cuando somos niños que para nosotros son sorprendentes, todo lo que se daña en la casa él lo resuelve, nos carga en sus hombros, conoce de cada cosa que se le habla, lo que es pesado él lo carga como si nada; en fin, es un sinnúmero de atributos que tiene el padre que por ello es que se dice que es el primer héroe de un hijo y el primer amor de una hija.
Ahora bien, en el estricto campo del derecho existen unos grandes héroes, sobre todo al estar iniciando el estudio de la carrera pues vemos como los profesores manejan con tanto conocimiento y precisión sus cátedras; son tan impecables en los salones de clases, derrochan elegancia al vestir. Se nos hincha de orgullo el pecho cuando un juez dicta una decisión que es comentada en los medios de comunicación y decimos “ese es mi profesor”. Por otro lado, cuando estos docentes son fiscales del Ministerio Público y adelantan una gran investigación, de un caso con mucha repercusión, a todo el que podemos le decimos que ese fiscal nos dio o nos da clases.
De idéntica manera cuando uno de nuestros profesores defiende a alguien y obtiene una sentencia absolutoria nos sentimos identificados con la misma, creemos que lo que sucedió allí fue debido al excelente litigante que es nuestro profesor y concluimos que lo que decíamos en clases –que era muy bueno- lo acabamos de confirmar. Y así sin saberlo, nos vamos llenando de héroes y heroínas en los campus de la universidad. Pero algo tienen en común todos ellos, y es que estos abogados declaran a la prensa con una sapiencia y un manejo de la escena impresionante.
Al ya estar graduado, y con la llegada de los primeros casos, surge la necesidad de consultar a alguien para que nos indique qué hacer; ¿y para donde se va?, pues precisamente para donde los profesores, para donde nuestros primeros héroes del derecho. Son ellos los que nos iluminan, los que nos dan la pauta por donde debemos transitar para la mejor resolución del caso, igualmente nos mandan a hablar con alguna persona de parte de ellos y esa persona nos atienden muy bien al saber que venimos de parte de uno de nuestros héroes, y así presumimos o consideramos que ellos también tienen como ídolo a nuestro profesor.
Posteriormente el ejercicio profesional así como los estudios superiores nos van mostrando la cara de otros profesionales que tienen múltiples méritos, y los vemos como una especie de héroes, no tan marcados, no tan grandes como fueron los otros; pero héroes al fin. En ese trajinar del litigante o del estudiante, conoce a muchos abogados en los cuales podrá inspirarse para ser el mejor profesional posible, para ser el mejor letrado que se pueda, para representar a las personas y hacer que ese representado se sienta orgulloso de haberle contratado.
No es malo, desde ningún punto de vista, para quien aspire ser un buen abogado, tener un héroe, tener un ídolo, tener alguien a quien admirar y quien les impulse a ser mejor persona, más culto, más responsable, más trabajador, más estudioso. Es decir, ser tan competitivo que le admiren por su trabajo, por sus conocimientos, por su forma de afrontar los casos, por la manera en que aborda y resuelve los problemas que se le presentan en su vida profesional.
Eso no es malo, tratar de ser como es esa persona –profesionalmente hablando-. Sin embargo, es importante que tengas tu propia personalidad, que desarrolles tu propio estilo, tu propia manera de desenvolverte en las audiencias, y para ello podrás tomar un poco de cada uno de ellos, esto es, si el héroe tal impresiona al alegar, entonces debes tratar de ver qué es lo que hace que sus alegatos sean impresionantes y adaptar esa técnica a tu estilo, a tu forma de ser, que no te haga desprenderte de quien eres tú. Utilízale como tu inspiración, y no para imitarle; pues se distinguirá quién es el original y quién es la copia.
Si por otro lado, es una persona que viste muy favorablemente, según su edad, su estatura, su contextura, su forma de ser, incluso hace uso de trajes con los colores que van mejor con su color de piel, pudieras ver la posibilidad de usar algunos trajes o vestidos similares –no iguales- pues ello le daría un plus a tu marca como profesional. La idea es ir tomando un poco de aquí, un poco de allá, un poco de más allá e ir mostrándote como un profesional que reúne muchas cualidades. Unos de los muchos héroes de donde podemos tomar lecciones es aquellos que hablan con elocuencia, que provoca verles litigar, que hablan y persuaden, que conmueven cuando son los representantes de las víctimas.
En síntesis, lo que pretendo decirte es que tengas muchos héroes, y de ellos tomes todo el estímulo y lucidez necesaria para forjar tu propio nombre, que crees tú estilo y mezcles virtudes que para muchos son imposibles de mezclar; y que de esa manera te conviertas en una pieza única que se nutrió de muchos héroes; pero que al cabo de un tiempo, tu trabajo, tu empatía, tu responsabilidad y tu profesionalismo te hagan ver como el héroe de la generación de relevo de los litigantes del futuro.