Cuanto más se teme algo, más cerca se está de ello. Y es que, se está hablando tanto de la crisis que, vamos a acabar provocándola tan solo por cómo nos está condicionando temerla.
Sin lugar a dudas hay síntomas relevantes que indican una desaceleración, hay circunstancias geopolíticas conocidas por todos de carácter global (guerras comerciales, crisis migratoria, preocupaciones medioambientales, Trump, cómo se llevará a cabo el Brexit…) y otras más nacionales como nuestra inestabilidad política o el independentismo catalán que pueden estar generando distorsión en el desarrollo de nuestras empresas.
Sea como fuere, cualquier situación puede ser amortiguada si nos preparamos para ello debidamente, acertamos en la toma de decisiones y, por supuesto, tenemos un poquito de suerte.
Dicho todo lo anterior, lo que sí es una realidad es que, la empresa española está mejor ahora que en cualquier momento 10 años atrás; y, dado que decir "mejor" suena indeterminado, iré centrando el tiro: la empresa española está menos endeudada, mucho menos, ahora que hace 10 años. Y es precisamente ahí donde quiero hacer hincapié.
Exceso de Liquidez en el sistema
Los bancos centrales han llevado a cabo, y siguen haciendo, políticas monetarias que consisten en inyectar liquidez al sistema financiero. Compran los bonos de deuda pública que tienen los bancos o emisiones de deuda a empresas con el objetivo de financiar a las empresas y dar liquidez a los bancos para que éstos reactiven la economía creando empleo, invirtiendo o dando créditos al consumo. Nunca antes había tanto dinero en circulación esperando ser dispuesto.
Precio del dinero
El otro componente que hace que estemos viviendo un momento excelente para financiarse es el precio del dinero. Nunca habíamos tenido acceso al dinero tan barato. No quiero decir con esto que no lo vaya a estar más ni que estemos viendo mínimos (jamás me atrevería yo a llevar a cabo ese tipo de elucubraciones).
Resumiendo lo anterior: los bancos tienen cada vez más dinero, mantenerlo en sus balances les penaliza y están dispuestos a prestarlo a tipos muy atractivos. Si además rescatamos el argumento con el que iniciaba este articulo: las empresas estamos menos endeudadas que nunca en los últimos 10 años. La conclusión parece sencilla: ¡vamos a financiarnos!
Un ejemplo de planificación: sector TIC
La naturaleza de los servicios que prestamos las empresas tecnológicas hace de ellos que se realicen en periodos de tiempo dilatados, por ejemplo, un proyecto software puede tener una vida media de entre 6 y 18 meses.
El sector TIC debido a ello suele ser uno de los últimos en percibir las crisis ya que, por ejemplo, la contratacion de este tipo de servicios son inversiones que se han proyectado presupuestos aprobados con una ejecución de 2-3 años. Del mismo modo es un sector en el cual las inversiones suponen, además del esfuerzo en capital, unos plazos muy considerables para desarrollar nuevos productos.
A mi juicio es crítico que nuestros proyectos/inversiones estén holgadamente financiados: planificación financiera anticipada, previsión de las fechas de finalizaciones de los contratos, vencimientos de las carteras, hacer unas buenas estimaciones de tesorería… Del mismo modo las inversiones en curso han de estar debidamente financiadas, de forma que haya congruencia con el tipo de financiación (me estoy refiriendo al plazo) y la vida del activo que financia.
Todo lo anterior lo hemos oído y leído cientos de veces. Ahora os cuento lo realmente interesante.
- Una empresa saneada (poco endeudada) y con un negocio moderadamente recurrente es un autentico chollo para cualquier banco.
- Los bancos van a estar dispuestos a financiar cualquier cosa que le propongáis, incluso aunque se la llevéis escrita en una servilleta, porque necesitan creer y dar dinero.
- El tipo de interés al que pueden prestaros el dinero puede ser extraordinariamente bajo (en el pasado mes de marzo uno de los mayores bancos españoles nos ofrecía prestamos a 5-7 años a un tipo fijo del 0.70%)
- El coste de oportunidad de no financiarse ahora que estamos fuertes puede ser muy alto ya que cuando lo estemos menos no nos van a mirar igual.
Conclusión
Por todo ello creo que no debemos temer a la crisis que pueda venir. Creo que en momentos como éste es cuando las empresas podemos tomar decisiones diferenciales que nos hagan afrontar el futuro más inmediato en mejores condiciones.
Hagamos nuestros números, calculemos cuanto necesitaremos, qué proyectos vamos a iniciar o cuales puede que iniciemos y pidamos dinero sin miedo. A fin de cuentas, el coste financiero, nuestro impacto en perdidas y ganancias, no va a ser relevante (en absoluto) con la distracción y reto que puede suponer salir a la calle a pedir financiación en un en torno menos favorable.
Además, y ya os lo contaré en la próxima, estar bien financiado es un síntoma de fortaleza (es realmente un activo) que puede marcar las diferencias con nuestra competencia.