El verano es la época del ansiado y merecido asueto vacacional, que todas las personas ansían durante el año. Sin embargo, no todo es paz y tranquilidad en ese periodo, ya que, debido al mayor tiempo de convivencia, los divorcios y las separaciones se disparan, y alcanzan los mayores números de todo el año.
¿Qué mes del año hay más divorcios?
Según las estadísticas tanto del Consejo General del Poder Judicial, como del Instituto Nacional de Estadística, septiembre es el mes en el cual más procedimientos de divorcio se inician, y estos datos reflejan una tendencia real que ha sido objeto de estudio. Esta curiosa correlación entre las vacaciones de verano y el aumento en los procesos de divorcio plantea interrogantes sobre las dinámicas familiares y las tensiones que pueden surgir durante la temporada estival. En este artículo abordamos esa y otras cuestiones relacionadas con el Derecho de Familia.
¿Por qué hay más divorcios en verano?
La temporada estival, con su intensa convivencia y el espacio y tiempo compartidos de forma ininterrumpida durante varios días o semanas, se convierte en un momento crítico que influye notablemente en el aumento de los procesos de divorcio. Durante este período, las parejas comparten más tiempo, lo que puede agudizar las tensiones subyacentes y provocar conflictos que suelen permanecer ocultos en la rutina diaria del resto del año. Se evidencian problemas subyacentes en la relación que no eran tan visibles cuando ambos estaban ocupados con sus responsabilidades diarias.
A pesar de ser un período de descanso, las vacaciones pueden generar estrés debido a la planificación, los viajes, las expectativas y las actividades familiares. Este estrés adicional puede aumentar las tensiones en la pareja. Además, al margen de infidelidades, el tiempo libre durante las vacaciones brinda a las personas la oportunidad de reflexionar sobre su relación y evaluar si están satisfechas con ella. Esta introspección puede llevar a decisiones de separación.
El divorcio en España
El divorcio en España es una opción legítima y común para la disolución del matrimonio, regido por el artículo 85 del Código Civil. Esta legislación muestra la evolución de la sociedad española en cuanto a las relaciones matrimoniales y brinda a las parejas la posibilidad de poner fin a su matrimonio de manera legal cuando consideran que la convivencia es insostenible. Por ejemplo, aquí puedes ver lo que ocurre en caso de pasar una pensión a la pareja.
El divorcio se ha convertido en un proceso más accesible y menos estigmatizado en comparación con décadas anteriores, lo que ha llevado a un aumento en el número de procedimientos de este tipo. Esta transformación en la percepción y regulación del divorcio pone de manifiesto que vivimos en una sociedad en constante cambio en la que se valora la autonomía y la libertad individual en las relaciones de pareja.
Cuando separarse es la mejor opción
Previamente a tomar la decisión de poner fin a una relación, es fundamental llevar a cabo un proceso reflexivo y comunicativo. En primer lugar, es esencial entablar una conversación abierta y sincera con la pareja, expresando las frustraciones o preocupaciones, y animando a que el otro también se abra.
La empatía desempeña un papel crucial, ya que implica ponerse en el lugar del otro para comprender sus sentimientos y perspectivas. Otra opción a tener muy en cuenta es la terapia de pareja, un recurso valioso que puede ayudar a solucionar conflictos de manera constructiva. La terapia proporciona un espacio seguro para explorar y comprender las dinámicas subyacentes en la relación, así como herramientas para mejorar la comunicación y la resolución de problemas. En muchos casos, la terapia de pareja ha permitido a las parejas superar obstáculos y fortalecer su vínculo.
Cuando se agotan los esfuerzos por resolver los problemas de la relación y se llega a un punto en el que la felicidad y el bienestar de ambos están en juego, la separación puede convertirse en la mejor opción para ambas partes.
¿Cómo divorciarse de una forma sana?
El proceso de divorcio es un desafío emocional y personal que requiere tiempo y paciencia. El primer paso es reconocer el problema, permitiéndonos procesarlo gradualmente en lugar de sentirnos agobiados por verlo todo de una vez. Durante este proceso, es fundamental centrarnos en la construcción de nuevos proyectos y motivaciones enfocados en nuestro bienestar individual.
Además, cuidar del bienestar de los hijos es una prioridad; comunicarles la situación de manera imparcial, y darles espacio para expresarse es esencial. En ningún caso se debe caer en hablar mal de la expareja en su presencia, ya que esto puede tener un impacto negativo en su salud emocional. En resumen, un divorcio saludable implica cuidar de uno mismo, de los hijos y de la comunicación con respeto y empatía. Llegado el caso, aquí encontrarás más información sobre las pensiones a los hijos menores.
Sobrevivir a un divorcio
Además de estos pasos iniciales, es importante considerar algunos otros aspectos para llevar a cabo un divorcio de manera saludable. En medio de la separación, es fundamental rodearse de un sistema de apoyo compuesto por amigos y familiares que puedan brindar orientación emocional y apoyo moral. La búsqueda de asesoramiento legal adecuado también es esencial para entender sus derechos y responsabilidades legales en el proceso.
La gestión de las emociones desempeña un papel crucial en un divorcio. Está bien sentir una amplia gama de emociones, desde la tristeza hasta la ira y la confusión, y esto es esencial para procesar el duelo de la relación. La terapia individual o de grupo puede ser una herramienta valiosa para navegar por estas emociones de manera constructiva y aprender estrategias de afrontamiento efectivas. En este enlace afrontamos otros aspectos de los divorcios.
En cuanto a la comunicación con la expareja, establecer límites claros y mantener una comunicación respetuosa y centrada en cuestiones prácticas, especialmente cuando hay hijos involucrados, puede ayudar a minimizar conflictos innecesarios.
Finalmente, enfocarse en el autocuidado es esencial. Esto implica mantener una rutina de bienestar físico y mental que incluya ejercicio regular, una alimentación balanceada y tiempo para el descanso y la relajación. Cuanto más cuidemos de nosotros mismos durante el proceso de divorcio, mejor estaremos preparados para construir una vida nueva y saludable después de la separación.