Los europeos hacen frente a la globalización. Las Nuevas Tecnologías están transformando el panorama no solo de Europa sino el panorama mundial. Internet, como si de una moda se tratara, o se está o no, o como dicen hoy día, ¿estás in o out?
Hace ya una década se empezó a hablar de brecha digital, para distinguir entre aquellas regiones en el mundo que tenían Internet y aquellas que no. A las desigualdades existentes entre los países del primer mundo (como desacertadamente se le conoce) y los del tercer mundo (aun más desacertado), se les sumaba otra más: el estar o no on line. Pero esto de Internet va a un ritmo tan alto que, al menor descuido, te quedas fuera. Y así resulta que la brecha digital también se da dentro de los países del primer mundo (véase la diferencia que hay entre países como Alemania o Estados Unidos, en comparación con Grecia o España mismo). Y aun hay más: dentro de un mismo país hay regiones más desarrollado que otras (la banda ancha llega a todo Madrid, pero no así a Puerto Serrano). Y lo malo de todo esto es, como hemos dicho, que Internet avanza a un ritmo vertiginoso, y el "estar al día" es fundamental, por lo que, los que lleguen más tarde tendrán mayores problemas de inclusión, o lo que es peor, se sentirán excluidos.
Ya en el año 2000, concretamente en marzo, la Unión Europea adoptó la "Estrategia de Lisboa" a fin de modernizar la economía europea y poder así competir con las primeras potencias mundiales, fomentando para ello la inversión en innovación, los famosos I+D+i. El hecho es que ha pasado casi una década, y la implementación ha sido, o muy lenta, o muy escasa, pues vemos evidentes carencias.
Antes del 2010, es decir, este año, se marcó como tope para cumplir los objetivos marcados ese mes de marzo en Lisboa. Fundamentalmente era hacer de la economía europea la "del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo", con un crecimiento duradero a la vez que se fomentase el empleo y la calidad en el trabajo en todos los aspectos. Y para ello Internet y la sociedad de la información suponían el pilar fundamental para alcanzar dicho objetivo.
Casi diez años después podemos comprobar que el efecto no ha sido el deseado, y sin haber aumentado las desigualdades en exceso, éstas no se han paliado.