Si os gusta Camera Café seguro que habréis entendido a lo que me quería referir, pero si no lo veis o no habéis caído os lo explico: todas las personas que trabajan o prestan sus servicios en una organización empresarial han de tener parte de Benito y parte de Richard. Sí, sí, habéis oído bien.
¿Y esto por qué? Pues muy sencillo, os comento. En la actualidad, tanto las empresas como los profesionales, dadas las enormes posibilidades y peligros que derivan de la llamada sociedad de la información, se encuentran legalmente obligados a cumplir, entre otras, las normas reguladoras de la protección de datos de carácter personal.
Dichas obligaciones implican, ente otras cosas, el deber de inscripción en el Registro de la Agencia Española de Protección de Datos de los ficheros de que dispongan los obligados; el deber de adoptar en el seno de la organización las medidas técnicas, legales y organizativas condensadas en el documento de seguridad; el deber de atender al ejercicio de los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición por parte de los titulares de los datos…
Pues bien, todas estas medidas requieren un cambio de actitud en toda la empresa y en todos los profesionales externos que prestan servicios a la entidad. Ya no estamos ante una tarea limitada en exclusiva al departamento de informática (coto privado de Richard) o al de seguridad (ocupación de Benito).
Si cada uno de los trabajadores o profesionales no observan las medidas técnicas, legales y organizativas implementadas en la organización todo quedaría en agua de borrajas.
En tales casos, las consecuencias podrían ser desastrosas, ya que supondría, de un lado, una fuerte sanción económica a la organización y, por derivación, y en supuestos de suma gravedad, incluso el despido del trabajado o la rescisión del contrato del profesional, sin perjuicio de reclamaciones por los daños y perjuicios causados a aquélla.
Por tanto, además de nuestras funciones, debemos ser también un poco Benito y un poco Richard. Por nuestro bien laboral y profesional.
