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01/07/2025. 06:17:00
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Por y para profesionales del Derecho

Nosotras nos lo tenemos que creer

Nuria Martín. Abogada Socia Directora de Osborne Clarke España SLP

Me llena de satisfacción que en Thomson Reuters hayáis tomado esta iniciativa: «Mujeres por Derecho», pues todas las que tenemos la suerte de formar parte del mundo jurídico sabemos lo mucho que nos gusta nuestra profesión y lo difícil que es compaginarla con nuestra vida privada durante muchas etapas de nuestra vida. Por eso es importante que nuestra voz no quede en el olvido y que el futuro sea más fácil para nuestras compañeras más jóvenes.

Al escribir estas notas, me las planteo desde mi doble faceta de madre y de profesional del derecho. Por fortuna, mis hijos ya son mayores e independientes, por lo que las dificultades de conciliación ya están superadas.

Nuestra profesión, en la que prestamos servicios a terceros, es muy intensa prácticamente en todas las ramas del derecho, y eso hace que haya muchos períodos de tiempo en que el trabajo nos arrastra y nos impide llevar una vida con unos horarios más estables en los que hay un espacio para cada cosa. Hay épocas en las que sólo hay trabajo profesional y debemos encajar el resto de nuestra vida en el poco espacio que nos queda. Y esto no es conciliación.

Estas situaciones, además de llenarnos de fatiga, nos llevan a un estado de frustración en el que pensamos que todo lo estamos haciendo mal. En nuestro caso, esta sensación es muy acentuada, de ahí que el síndrome del impostor sea tan frecuente entre nosotras. En muchos casos, pensamos que no estamos a la altura debido al hecho de hacer constante y permanentemente multitareas, tanto profesionales como domésticas.

Es cierto que la maternidad marca un punto en nuestra vida profesional, pero nosotras tenemos que creernos que es lícito ser madres y además tener ambición profesional, y creo que, en muchos casos, eso es lo que hace que muchas excelentes y extraordinarias profesionales se queden atrás. Nosotras tenemos que ser las primeras en creernos que podemos hacer compatible muestra vida profesional con la crianza y educación de los hijos. Con sacrificios, pero nos lo tenemos que creer y reivindicarlo.

Muchas de nosotras nos pasamos una gran parte de nuestra vida profesional casi pidiendo perdón por si un día llegamos tarde por llevar un hijo al médico o porqué está enfermo. Tenemos que estar orgullosas del esfuerzo que hacemos.

Desde la perspectiva que me da la madurez, creo que uno de los problemas de las abogadas es que durante muchos años estamos cohibidas y casi pidiendo perdón por cumplir con nuestras obligaciones maternales. Desde nuestros despachos debemos luchar contra esto, tenemos que enseñar a nuestras jóvenes que, si les gusta la profesión, es lícito tener ambición. Tenemos que enseñarles a alzar su voz y hacerse oír.

No me gusta, y no comparto para nada, la idea de estos cursos de liderazgo sólo para mujeres profesionales. Da la impresión de que el sexo masculino no los necesitan y que ya nacen dotados con capacidad para liderar. Y de eso, nada. Faltan líderes sean del sexo que sean. Lo que ocurre es que, en la mayoría de los casos, ellos se sobrevaloran y nosotras nos infravaloramos. En eso es en lo que tenemos que poner esfuerzo. Debemos transmitir a nuestras jóvenes abogadas que son igual de capaces, y que sus opiniones son igual o mejores que las de sus compañeros, pero se tienen que hacer oír.

Por supuesto que para que el progreso profesional sea posible, una vez llega la etapa de ser madres, tenemos que tener claro que la tarea de criar a nuestros hijos ha de ser compartida con los padres, y decir compartida, es decir «compartida». No sólo pedir ayuda cuando estamos asfixiadas. Nos tenemos que creer que está bien que así sea, que se comparta, y que no es sólo una obligación nuestra. Es de dos. Si esto no lo tenemos claro, nuestro camino profesional se nos hará muy duro.

En los despachos debemos ayudar a las abogadas que quieran tener una carrera profesional, haciéndoles creer que pueden, y dándoles las herramientas para que lo puedan conseguir.

Nosotras por el hecho de ser abogadas, no debemos pretender ser heroínas. Habrá períodos en los que hemos de ser muy honestas con nosotras mismas y, si creemos que no llegamos a todo, plantearlo abiertamente en nuestro despacho y buscar fórmulas que satisfagan a ambas partes: al despacho y a nosotras. Tenemos que pensar que nuestra vida profesional es larga y no siempre podrá ser igual de intensa; sin embargo, eso no nos debe frustrar, al contrario, nos ayudará a ser mejores profesionales.

Hemos de procurar por todos los medios que las jornadas de trabajo no sean tan largas, ampliar los equipos cuando esto ocurra y llamar la atención a aquellas personas que dirigen equipos que siempre tienen a su gente por costumbre trabajando de sol a sol: así no conseguiremos nada.

Puedo decir que en mi despacho hay más abogados mujeres que hombres, por lo que es sólo cuestión de tiempo el que haya igualdad en el número de socias, pero esto sólo será así, si las ayudamos, hacemos que se lo crean y hacemos que la vida en nuestros despachos sea más fácil.

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