Iván Mateo Borge es socio en DAUSS ABOGADOS, S.L.P. ¿Cómo encajó esta firma el verse obligada a trabajar en remoto de la noche a la mañana? A su juicio, ¿va a cambiar la manera de prestar los servicios legales? Mateo Borge despeja estos y otros interrogantes.
¿Estabais preparados para afrontar una situación tan disruptiva como esta?
En un primer momento, pensábamos que no. Todo era nuevo y surgió de pronto la necesidad de adaptarse de forma inmediata a un nuevo entorno y a una nueva forma de prestar servicios. A posteriori hemos descubierto que sí, que estábamos preparados, y ello por la facilidad en que toda la organización ha transitado hacia esta nueva forma de trabajar y entender la profesión, no sólo desde el punto de vista técnico, sino también del organizativo y personal.
¿Cambiará la forma en cómo se prestan los servicios legales?
Por supuesto: La localización del abogado, la conciliación del trabajo con la familia, la flexibilidad de horarios, la utilización necesaria de las nuevas tecnologías, la digitalización y la desaparición del expediente en papel; incluso diría la eliminación de la imagen de abogado de “traje y corbata” por otra más moderna y versátil, dando preferencia a la comodidad. El abogado es alguien con el que comunicarse por WhatsApp, alguien con el que hacemos una videollamada a horas convenidas de acuerdo con los horarios de las familias de los clientes y del propio prestador de servicios, alguien “humano” cuyos hijos hemos visto como asomaban la cabeza de pronto en una videconferencia mantenida entre varias personas de distintas nacionalidades, sin que nadie le diera importancia… en definitiva, creo que hemos avanzado.
¿Cuál es el mayor reto que ha derivado y derivará el teletrabajo?
El uso de una tecnología eficiente y segura que permita alcanzar los mismos grados de productividad que se producirían en un entorno presencial. Los mayores problemas han sido con las conexiones remotas que fallaban o eran excesivamente lentas, cosa que ha hecho perder muchísimo tiempo a los trabajadores y ha hecho aumentar el coste del soporte informático del personal de la firma.
También la concienciación de que es trabajo y la posible separación de la vida familiar desarrollada en un mismo espacio. Es un reto que costará superar. Muchos días, el nivel de horas trabajadas en casa ha sido claramente superior a las que se hubieran trabajado en la sede presencial. Además, a todo ello se une la aparición de un tipo nuevo de estrés silencioso derivado de la confusión entre lo que puede decirse que es la vida doméstica, la familiar y la laboral.
¿Qué aprendizajes os habéis llevado de esta situación?
Que podemos adaptarnos a cualquier circunstancia de la noche a la mañana y superar la forma de prestar servicios dominante durante decenios en unos días. La resiliencia deja de ser solo una palabra que todo el mundo usa para convertirse en una realidad palpable. Ahora toca un nuevo reto: la vuelta a la normalidad y ver como integramos la forma de trabajar desarrollada durante este tiempo en un nuevo escenario en el que necesariamente deberemos incorporar lo vivido y aprendido.