"Era un soñador, impulsivo, un idealista sin prejuicios. Ahora, soy más prudente y reflexivo" "El crecimiento nos ha forzado a implantar modelos y sistemas de control de calidad muy complejos"
Emilio Cuatrecasas es, sin duda, uno de los abogados más importantes y con mayor proyección internacional de nuestro país. Hace años conquistó las altas cumbres del mundo jurídico español. Ahora diseña, a conciencia y con visión de futuro, la consolidación de la firma que lidera en el cosmos del derecho continental. Con sólo 28 años, revolucionó el despacho que dirigía su padre, don Pedro Cuatrecasas. Hoy, en la plenitud de su carrera, se prepara para el asalto de nuevas plazas y retos.
¿Cómo ha influido el modelo de despacho anglosajón en la abogacía española?
Mucho. El modelo anglosajón ha sido un referente en España y en el mundo.
¿Qué pediría a un abogado joven recién incorporado a su despacho?
Vocación, formación y talento.
¿Qué opina sobre la ley de acceso?
Si contribuye a mejorar efectivamente la formación y habilidades de los jóvenes abogados que se incorporan a la vida profesional, la medida habrá valido la pena.
¿Qué ha cambiado del Emilio joven al Cuatrecasas maduro?
El primero era un soñador, impulsivo, un idealista sin prejuicios. El maduro es mucho más prudente y reflexivo.
¿Qué heredó de su padre don Pedro Cuatrecasas?
En mi profesión se lo debo casi todo, pues trabajamos juntos casi 25 años. Nos dejó muchos activos profesionales pero quizá el más relevante sea el deontológico: "sin un comportamiento ético, nuestra profesión no debería existir", solía decirnos.
El despacho Cuatrecasas es uno de los gigantes del panorama jurídico español ¿por qué? ¿cambiaron antes, cambiaron mejor?
Nos lo propusimos. Creíamos que en nuestro país también había espacio para grandes despachos, y acertamos.
¿Cuál es el futuro de los despachos medios? ¿Ser absorbidos o consolidarse como boutiques jurídicas?
El tamaño no tiene nada que ver con el éxito de un despacho. Habrá despachos medios envidiables, altamente especializados y claramente internacionales. La clave reside en dimensionar y organizar el despacho de acuerdo con la mejor demanda potencial que se aspira a cubrir.
¿Qué nuevos retos tiene como presidente del despacho? ¿China, India?
Consolidar nuestra práctica profesional en España, Portugal y Francia y convertirnos en una de las firmas de derecho continental más conocidas del mundo.
¿Se imagina la firma con un 80% de socios extranjeros?
En un despacho internacional, no hay extranjeros. ¡Es una gran ventaja!
¿Qué retos vislumbra en el futuro de la abogacía española?
El idioma inglés, el mayor de todos. Por lo demás, los desafíos son los mismos que para el resto de las abogacías europeas continentales. Contamos, eso también, con la ventaja del español, algo que ni nosotros mismos valoramos siempre debidamente.
¿Se puede hablar ya de un estilo español en la abogacía, o seguimos importando modelos de otras latitudes?
Los estilos se armonizan y cada día se van pareciendo más, especialmente en ciertas especialidades de marcado carácter internacional como el derecho financiero o transaccional. Hoy podemos hablar de una abogacía internacional cuyo estándar cumplimos todos.
El crecimiento desmesurado de las firmas, ¿no mengua la calidad del servicio legal?
Muy al contrario: el crecimiento nos ha forzado a implantar modelos y sistemas de control de calidad muy complejos.
¿Se imagina al despacho Cuatrecasas sin un Cuatrecasas al mando?
Desde luego, como ocurre en casi todos los despachos del mundo. Nadie es imprescindible.
