Gonzalo Alabau y María Vila son los fundadores del despacho valenciano Vilalabau, una firma ‘low cost’ con una manera rompedora de dedicarse al mundo del Derecho. Ambos abogados, procedentes de una gran firma, decidieron dar una vuelta de tuerca a sus vidas profesionales para abandonar una estructura piramidal y establecerse rompiendo la tradición de un sector que camina en sentido contrario.
Las firmas ‘low cost' no están implantadas en España. ¿Cómo surge la idea de fundar un modelo de negocio para nada tradicional?
Siempre hemos pensado que por qué pagar más cuando puedes tener lo mismo a mejor precio. Esa es la idea inicial que ambos compartíamos y que nos llevó a diseñar un modelo de despacho inspirado en la misma y convertirlo en realidad.
¿Cuál es la filosofía del despacho Vilalabau?
Se trata de un despacho multidisciplinar en el que podamos desarrollar nuestra carrera profesional dando lo mejor de nosotros mismos, con una motivación diaria que sea el motor de cada paso que demos y de cada asunto en que participemos, donde exista un buen ambiente de trabajo entre compañeros y que nos permita conciliar y disfrutar la vida personal y familiar.
El hecho de ofrecer los servicios por unos honorarios menores a los que orienta el Colegio de Abogados, ¿puede hacerles entrar en algún tipo de conflicto?
Entendemos que no. Vivimos en una sociedad donde rigen los principios de libre mercado y libre competencia y cada profesional decide el modelo de despacho que quiere implantar; como indicas, los honorarios que fija el Colegio de Abogados son orientativos, no aplican con carácter imperativo. Por ello, hemos optado por ajustar nuestros honorarios fijando un criterio propio que nos permita ofrecer al cliente un servicio de calidad a un buen precio.
Ustedes han decidido cobrar por horas según la complejidad del caso.
Hemos establecido un criterio para calcular los honorarios según las horas de dedicación al asunto que se nos encomienda. Asimismo, hemos determinado un ratio horario fijando un escalado que varía según la complejidad y la entidad del caso. Analizamos el asunto que nos traslada el cliente y realizamos una labor previa de estimación de las horas en que podemos incurrir. A dichas horas le aplicamos el ratio horario correspondiente según la complejidad del tema y con ello se envía al cliente un presupuesto cerrado, que no se verá alterado en ningún caso. Si el cliente está de acuerdo con los honorarios presupuestados, empezamos a trabajar.
Si se puede cobrar menos por el mismo servicio, ¿dónde está el ‘truco'?
Como siempre hemos tenido claro que no vamos a renunciar a la calidad de los servicios que ofrecemos al cliente, hemos intentado ajustar los gastos de estructura lo más posible. Ello nos ha permitido poder ajustar, en consecuencia, nuestros honorarios profesionales.
¿Creen que puede cambiar el ‘paisaje' de la abogacía o ustedes son una excepción?
Nuestro objetivo al poner en marcha este proyecto era el de crear un despacho donde venir a trabajar cada día sea algo ilusionante y motivador. Nuestra aspiración no es la de crear tendencia o ser una excepción; es un modelo diferente, poco común en nuestro país y en especial en el sector de la abogacía, pero que es perfectamente válido y encaja con los nuevos tiempos.
¿Qué les dicen sus colegas de esta apuesta?
Siempre nos han animado en nuestro nuevo proyecto, aunque no se acaban de creer que sea posible la conciliación de la vida personal y profesional. Es cierto que en nuestra profesión es complicado muchas veces ajustarse a un horario determinado, si bien creemos que concentrando las horas de trabajo de 8:00 a 18.00, podemos conseguir un equilibrio en todas las facetas de nuestra vida. Excepcionalmente, existen días en que no es posible: plazos procesales, reuniones con clientes que no pueden celebrarse en nuestra horquilla horaria, etc… En estos casos nos ajustamos sin ningún tipo de problema a las necesidades del cliente.
Que un ex de una gran firma cambie una estructura piramidal por un despacho como Vilalabau donde impera la horizontalidad, ¿es algo así como ‘caerse del caballo'?
Todo lo contrario, supone una evolución positiva hacia un modelo de despacho en el que todos los profesionales tengamos los mismos derechos y obligaciones, donde aplique una política de recursos humanos que fomente la motivación, el trabajo en equipo y la transparencia, y donde se elimine cualquier tipo de relación jerárquica.
Una firma singular, ¿cuenta con una cartera de clientes también singular?
Nuestros clientes son pequeñas y medianas empresas que han optado por externalizar sus servicios jurídicos en un despacho que cuenta con profesionales en los que confía, que le ofrecen un servicio de calidad dando soluciones solventes a cualquier cuestión jurídica y que sienten que Vilalabau es una parte integrante de su equipo.
Algún grupo señala en su web corporativa que mediante su estrategia "democratizan así el acceso a una asistencia jurídica de calidad". ¿Ustedes van por esa vía?
Si entendemos por "democratizar" el "ofrecer" al cliente una atención personalizada, directa y de calidad, aplicando una política de precios con la que el coste de los servicios jurídicos sea más reducido, la respuesta, sin duda, es sí.
La vida es corta, pero la vida laboral es larga. ¿Dónde se ven a medio plazo?
Hemos iniciado este viaje con una filosofía que es la que va a inspirar todo el proceso de crecimiento y expansión que hemos proyectado. A medio y largo plazo aspiramos a seguir trabajando con la misma ilusión con la que pusimos en marcha esta aventura.