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29/03/2024. 02:33:41

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Antonio García Martínez, Portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura

“Los jueces no se quejan porque sí”

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"En la abogacía, como en las demás profesiones jurídicas, hay de todo, como en botica". "Una cosa es la ideología y otra la adscripción política o la vinculación partidista, que es, precisamente, lo que las asociaciones judiciales no deben tener". "Siempre me ha parecido que el abogado acentúa mucho la faceta privada, por eso de la relación abogado-cliente, relegando o descuidando la faceta pública". "El sistema actual de oposición seguida de un curso teórico práctico en la Escuela Judicial está sirviendo para seleccionar jueces con alto nivel de conocimiento y cualificación".  

Antonio García Martínez es Magistrado en la Sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, de cuya Sala de Gobierno es miembro, con la condición de electo. Está integrado en la Asociación Profesional de la Magistratura desde hace dieciocho años. En noviembre de 2005, fue designado Portavoz, tarea que viene ejerciendo desde entonces. Estos días, la APM ha estado más de actualidad que nunca, ya que la huelga que había convocado, seguida por un número significativo de integrantes de la carrera judicial, es una llamada de atención entre el triunfalismo que reina tras las generosas partidas presupuestarias dedicadas a Justicia en los Presupuestos para 2010, y el ambicioso Plan de Modernización. No sólo con tecnología trabaja el Juez.

D. Antonio García Martínez, Portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura

El jueves pasado, 8 de octubre, fue la segunda jornada de huelga de Jueces de toda la historia. ¿Cuál es el estado de salud de la Justicia?, ¿cuál es su valoración global del día, y cómo cree que lo han visto desde el Ministerio?

Creo que una palabra que lo califica bien es precario. Y el paro del pasado día 8 es, precisamente, un síntoma revelador de ese estado. Los jueces no se quejan porque sí. Protestan porque no cuentan con los medios o recursos necesarios para cumplir de la forma más correcta y debida con su función constitucional. El Ministerio, que públicamente ha querido dar a entender que aquí no pasaba nada, debería tomar buena nota de lo  ocurrido y tener claro que, si las cosas no empiezan a cambiar de inmediato, el malestar seguirá creciendo y las protestas irán a más.

 

En medio de este ambiente, ¿cree que legislar el Derecho a la huelga descongestionaría algunas cuestiones que se plantean en los medios de comunicación?

Lo que creo es que se podrían esclarecer cuestiones de gran trascendencia a día de hoy ciertamente confusas, como por ejemplo la concerniente a los servicios mínimos, introduciendo, lo que siempre resulta muy conveniente, certidumbre y seguridad jurídica. 

 

A nivel de ciudadano "de a pie", ¿cómo cree que puede valorarse el hecho de que la Justicia, que se representa como una mujer con los ojos vendados y una balanza en la mano, a nivel de Jueces y Magistrados, cuente con Asociaciones significadas desde el punto de vista ideológico?

Pues como algo totalmente natural. Lo que resultaría increíble es que no tuvieran ideología, es decir, ideas e ideario sobre el modelo de Juez y Justicia. Ahora bien, una cosa es la ideología y otra la adscripción política o la vinculación partidista, que es, precisamente, lo que las asociaciones judiciales no deben tener. Digo esto porque no se pueden confundir o entremezclar ambas cosas. Que es lo que por desgracia ocurre habitualmente provocando malos entendidos y dando carta de naturaleza a todo tipo de presuposiciones

 

Hace tiempo, Mariano Fernández Bermejo planteó algo que da la impresión que no se ha abandonado del todo, que es cambiar el sistema de acceso a la carrera judicial, sustituyendo las oposiciones por un sistema de formación y sucesivos méritos. Desde las personas que llevan un tiempo en la carrera, ¿cómo se valora este planteamiento?

Nuestra asociación, única por cuenta de la que puedo hablar, ha repetido por tierra, mar y aire que el sistema de oposición libre es el que mejor garantiza, desde la objetividad, la trasparencia y la igualdad, una recluta basada en los principios de mérito y capacidad. Que el sistema actual de oposición seguida de un curso teórico práctico en la Escuela Judicial está sirviendo para seleccionar jueces con alto nivel de conocimiento y cualificación, y con probada aptitud, idoneidad y suficiencia para el ejercicio profesional, es algo difícilmente discutible.  Otra cosa es que el sistema resulte perfectible, que sin duda lo es, y que todos nos esforcemos por hacerlo aún mejor y más refinado.

 

Ello nos lleva a la calidad del servicio. Se habla mucho de la modernización, pero sólo en base a criterios de equipos informáticos, e interconexión de sedes. Ahora que la calidad es un factor básico en cualquier empresa, ¿qué opina de instaurar algo semejante en la Administración de Justicia?

Me parece fundamental. Hay que tener mucho cuidado cuando hablamos de eficacia, de eficiencia, de rapidez…  Constituiría un grave error considerar como únicos criterios de gestión de la Administración de Justicia entendida como servicio público los de naturaleza puramente económica o empresarial. Cuando hablamos de la Administración de Justicia no hablamos de una empresa ni de una administración como las demás. Una Justicia sin calidad, por muy rápida y barata que pudiera llegar a ser, siempre sería una Justicia inicua e incapaz de cumplir su función constitucional. 

 

Vemos en las partidas de los Presupuestos Generales del Estado relacionadas con la Administración de Justicia unos previsiones muy generosas, para lo que se prevé el despliegue de una Justicia contemporánea y adaptada al hombre. ¿Estamos ante la solución?

Nosotros creemos que no. Hay que reconocer el esfuerzo, máxime en la actual situación de crisis. Pero señalando acto seguido que los dineros siguen siendo insuficientes. Al menos para alcanzar esa Justicia del siglo XXI a la que tan enfáticamente se refiere el Ministro de Justicia. Se producirán efectos balsámicos o paliativos. Pero no se conseguirá "cambiar la faz de la Justicia española". 

 

Hablando de abogados, por los casos que llegan a su juzgado, ¿considera que hay un buen nivel en la Abogacía española?

En la Abogacía, como en las demás profesiones jurídicas, hay de todo, como en botica.  

 

¿Qué le falta al abogado, a la hora de litigar?

Desde mi punto de vista tener más conciencia de su rol institucional y de su dimensión pública. Siempre me ha parecido que el abogado acentúa mucho la faceta privada, por eso de la relación abogado-cliente, relegando o descuidando la faceta pública. No se puede olvidar que la abogacía es una profesión que presta un servicio a la sociedad en interés público y que en ningún caso la tutela de los intereses particulares que le son confiados puede justificar la desviación del fin supremo de Justicia a que la misma se halla vinculada.

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