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29/03/2024. 08:55:00

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Desigualdad de género en el turno de oficio

Mª Isabel Sánchez Sanz. Abogada

Todas y todos conocemos el Turno de Oficio, no solo dentro de la abogacía, sino también a nivel de calle, a nivel del ciudadano.

Pero en realidad ¿qué es el Turno de Oficio? El Turno de Oficio somos los cerca de 50.000 abogados/as que gracias a la realización de un colosal esfuerzo colectivo cargado de profesionalidad y conciencia social, estamos al Servicio de los ciudadano/as las 24 horas al día, los 365 días al año, atendiendo a los más de dos millones de asuntos o consultas de personas con recursos insuficientes o en situación de especial vulnerabilidad que anualmente necesitan nuestro servicio y que durante la pandemia, incluso en los momentos más duros, antepusieron su deber moral y legal con los ciudadanos/as a su propia seguridad personal.

De esos 50.000 abogados/as de oficio, casi la mitad (48%) ya somos mujeres. Entonces, ¿podemos decir que existe igualdad en el Turno de Oficio porque nos estamos acercando a la paridad de cuotas? Por desgracia, debo responder que NO. «¿Cómo que no?», me dirían mis compañeros: «hemos hecho la misma carrera y tus exámenes han sido los mismos que los míos, hemos accedido con las mismas exigencias a nuestra profesión, nos han pedido los mismos requisitos de acceso y formación para pertenecer a los diferentes Turnos y Servicios, nos designan los asuntos por riguroso orden de lista y además casi hay el mismo número de abogados que de abogadas en el Turno de Oficio».

Podría rebatir todos o parte de esos argumentos de igualdad, pero eso ya daría para otro artículo, así que aun con reticencias, voy a aceptar los argumentos de mis compañeros. Entonces ¿dónde está la desigualdad? La desigualdad está en el género.

En las últimas décadas, las reivindicaciones feministas comienzan a hacerse un hueco en la conciencia de la ciudadanía, y como no podía ser menos también en la abogacía, pero a nadie se le escapa que continuamos viviendo en una sociedad machista, que la desigualdad de géneros es una realidad y que el  mundo del derecho, hasta hace 30 años era un mundo de hombres.

Es cierto que en el Turno de Oficio no existe brecha salarial (todos cobramos igual de poco independientemente del género), pero la desigualdad laboral no solo es cobrar menos. Lo son también el menosprecio a nuestro trabajo o las conductas e ideas preconcebidas que colocan a las mujeres en desventaja solo por ser mujer, y lo son también las actitudes que tienen hacia nosotras los juzgados, y los compañeros a partir de la supuesta normatividad del género predominante, es decir, el masculino. Unos tiran de estereotipos de género y nos etiquetan de blanditas y predestinadas a la maternidad y consideran que debemos ceñirnos a Turnos como el de Familia y el de Violencia de género que son “de mujeres”, sorprendiéndose si queremos entrar en el mundo del derecho mercantil o de empresa que es cosa de “hombres” (como lo era una conocida bebida alcohólica). Algunos más vinculan a la mujer con la maternidad y a la maternidad con la falta de compromiso y disponibilidad de tiempo, y trasmiten a las compañeras la culpabilidad por ser madres y profesionales dejándolas con la sensación de que abandonan a sus hijos o con la sensación de que no son lo suficientemente competitivas por querer ser madres. Otros nos tratan con condescendencia y paternalismo, explicándonos las más elementales cuestiones jurídicas y atreviéndose a darnos clases magistrales para que aprendamos de su trabajo, y en el peor de los casos, por suerte cada vez los menos, hacen comentarios a nuestro aspecto físico o a cuestiones propias de nuestro sexo en alusión a nuestro posible estado de humor, sin querer darse cuenta que la profesionalidad de un buen abogado/a no es cuestión de género, sino de compromiso, perseverancia, sentido común y empatía, aspectos que nada tienen que ver con el género, sino con el trabajo bien hecho y con el derecho a gozar de los mismos derechos y asumir las mismas responsabilidades.

A pesar de que muchos abogados se siguen aferrando a un posicionamiento negacionista, los últimos informes del Observatorio de Justicia Gratuita reflejan que los desacuerdos entre abogadas y abogados son aún lo suficientemente significativos como para concluir que la situación actual en términos de igualdad de género en la abogacía dista mucho aun de ser la situación ideal.

Por último y a pesar de que se merecería su propio espacio, dejo una reflexión de porqué un elevado porcentaje de los usuarios del Turno de Oficio que acuden en busca de un letrado/a que les defienda, son mujeres, y no me refiero solo a los servicios de asistencia a mujeres maltratada víctimas de violencia de género, porque la respuesta es obvia, sino a turnos como familia, laboral… La respuesta se encuentra entre otros aspectos en la brecha salarial que hace que las mujeres trabajadoras cobren menos, tengan menos ingresos y por tanto derecho a un abogado de oficio por falta de recursos, en comparación a un hombre trabajador. También en el techo de cristal, ya que la dificultad de ascender profesionalmente las relega a puestos básico por el salario mínimo. O en la realidad de que hay un mayor porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial o con reducción de jornada, incluso abandono de la vida laboral para el cuidado de hijos y familiares dependientes, lo que las deja sin recursos para pleitear  y lo que es peor, cuando se rompe el vínculo familiar, se encuentren “sin oficio ni beneficio” a merced del hombre con el que ya no quieren o pueden convivir.

No quiero acabar sin dejar abierta una brecha a la esperanza de que la igualdad de género debe ser considerada una prioridad en nuestra profesión, para nosotras como abogadas y para las ciudadanas usuarias de nuestras habilidades.

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