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23/04/2024. 17:24:18

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Dirección pública en femenino

Silvia Subirana de la Cruz. Coordinadora General Ayuntamiento de Sant Celoni. Abogada administrativista, urbanismo & compliance. Best Lawyer 2021
Silvia Subirana de la Cruz

La mujer del siglo XXI tiene, ante sí, la oportunidad de brillar con nombre propio, de significarse ante los retos sociales que nos acechan y, sobretodo, de posicionarse como motor del cambio.

Mi nombre es Silvia Subirana de la Cruz. Nací en un pequeño pueblo llamado Monistrol de Montserrat, en el interior de la sierra catalana que bautiza tan bonito lugar. A mis padres les debo la crianza en la cultura del esfuerzo, de la dedicación y el desempeño. A las personas que han confiado en mi profesionalidad les debo haber saboreado las mieles del éxito personal a través del crecimiento profesional. La perseverancia, la constancia y, por qué no, la testarudez, han hecho el resto.

De niña alardeaba de mis sueños con bata blanca al servicio de los demás, pero el tiempo y las circunstancias me aproximaron a otra modalidad de entrega al mundo de la abogacía y de la gestión pública.

Tras finalizar mis estudios, a caballo entre la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad Carlos III de Madrid, tuve la oportunidad de aprender el ejercicio de la profesión jugando durante prácticamente seis años en la Champions League del Sector Legal, compartiendo intensas jornadas junto a los compañeros del Departamento de Derecho Público de Garrigues en la ciudad de Barcelona.

El trabajo intenso, a veces inacabable, tenía la mejor de las recompensas cuando llegaba el reconocimiento del cliente, el café de madrugada con los compañeros o las risas en un staff joven, atrevido y sin límites de dedicación.

A esa primera etapa profesional le siguió mi paso durante ocho años por Roca Junyent, donde tuve la oportunidad de ejercer la abogacía liderando el Departamento de Derecho Público en la oficina de Girona y compartir proyectos con los compañeros de Barcelona y Madrid.

Los años pasaron y el reloj biológico llamó a las puertas de nuestro hogar. Como mujer, como madre y como hija, sentí que debía dar un golpe de timón a mi vida profesional para poder dedicar a nuestra familia el tiempo que se merecía, así que, con mucho pesar, pero mayor determinación, opté por opositar a una plaza de Técnica de Administración General en un Ayuntamiento gerundense, próximo a la localidad donde residimos.

Meses de intenso estudio me abrieron las puertas a la Función Pública a la que, hoy, pertenezco con gran orgullo.

El primer día de mi incorporación sentí un gran descorazonamiento. Creí haberme bajado de un transatlántico, del glamour y zona de confort de un prestigioso despacho de abogados, para viajar en una pequeña lancha a motor, a veces, sin carburante, en la que siempre había que remar para llegar a puerto.

Tres años y medio después puedo afirmar que ese descenso a la realidad, a la humildad que envuelve a las pequeñas Administraciones Locales y a la entrega de los empleados públicos que las integran me ha convertido, sin ninguna duda, en la profesional que hoy soy.

A los pocos meses de llegar al Ayuntamiento de Calonge i Sant Antoni asumí la responsabilidad de liderar la Unidad de Contratación y Asesoramiento Jurídico, acompañada de seis mujeres excepcionales que asumieron el reto con infinitas ganas de impulsar un cambio estratégico en la organización, basado en la especialización y la alta tecnificación profesional y administrativa que hoy requiere la contratación pública, en tanto que eje impulsor de la dinamización económica y empresarial a través de los procedimientos de licitación, la transparencia y pública concurrencia, la ética y la integridad.

Pero llegó la pandemia y, con ella, el contagio, el parón, la recuperación y la apertura de nuevas ventanas de oportunidad.

Tras meses de lucha contra la Covid y una larga recuperación de un contagio más que inesperado, el Ayuntamiento de Sant Celoni, en la provincia de Barcelona, me ofreció la oportunidad de incorporarme a sus filas, primero como Letrada del Área de Territorio y Urbanismo y, actualmente, como Coordinadora General.

Asumí la responsabilidad de coordinación general con una perenne ilusión de aportar, de sumar, de crecer y de innovar junto a todos los empleados públicos que integramos una Administración Local absolutamente abierta al cambio y a las necesidades de la ciudadanía, a los requerimientos tecnológicos del futuro y los grandes retos normativos, organizativos y estructurales que nos incumben.

En este nueva etapa cuento con el apoyo infatigable de mujeres, madres, esposas y, ante todo, profesionales con las que comparto los destellos de un proyecto innovador y, sobretodo, con visión estratégica y de futuro sobre una organización a la que aportamos nuestra inagotable dedicación y esmero en la mejora de los conocimientos sobre el proceso y el procedimiento, la determinación de objetivos, la potenciación de competencias y la evaluación del desempeño como punto de partida de la promoción y progresión profesional de todos los empleados en general y de las mujeres en particular.

Hoy puedo afirmar que al Sector Público y, en concreto, la Administración a la que pertenezco y a la que presto mis servicios, le debo la felicidad de poder desempeñarme como directiva pública profesional, pero, a su vez, de tener tiempo para conciliar mi pasión por el Derecho, mi vocación de servicio público, mi ilusión por seguir fomentando la docencia y publicar, con el gran amor de mi vida: mi familia.

Mi trayectoria profesional es una más entre las de miles de mujeres que, como yo, ocupan puestos de responsabilidad en nuestro Sector Público, dirigiendo su mirada hacia el cambio cultural, liderando, con paso firme, la evolución hacia la plena integración de la mujer en el mercado laboral, al liderazgo femenino, la paridad en los órganos de decisión y el respeto por la igualdad en la diferencia, participando activamente en el diseño de políticas públicas en fomento de dichos objetivos, así como en la reglamentación de los derechos de la mujer en el seno de las organizaciones públicas.

En resumen, mi historia es el ejemplo del lema de muchas mujeres que en el Sector Público claman que “hace más el que quiere, que el que puede”, que no hay límites ni fronteras a la ilusión ni a la reinvención y que todo es posible si se lucha con pasión.

Con el tiempo, la brújula se ha equilibrado, la lancha a motor a la que me subí sin rumbo se ha convertido en un crucero que viaja a gran velocidad, con una ruta bien trazada y con combustible para aguantar cualquier tempestad.

El Sector Público me ha ofrecido la oportunidad, como a tantas mujeres, de bordar mi pasión por el Derecho junto a mi vocación de servicio público, ofreciéndome un proyecto motivador, con retos inacabables y un horizonte por tallar.

Por todo ello, os propongo que confiéis en éste, nuestro Sector Público, como impulsor del cambio socio – cultural y educativo que requiere nuestra ciudadanía, que os acerquéis para conocerlo y valorar el esfuerzo que desempeña en relación al empoderamiento femenino y que le ofrezcáis la oportunidad de demostrar que la mujer tiene verdaderas oportunidades de desarrollo personal y profesional en el seno de las organizaciones públicas, aportando su talento, su liderazgo directivo, su profesionalidad y preparación, pero, sobretodo, su sensibilidad.

Deseo, de corazón que, ésta, mi experiencia, sirva de inspiración para tantas mujeres que, como yo, han luchado y siguen luchando por el empoderamiento de las mujeres en el Sector Público, desde la humildad del trabajo diario y la entrega al servicio y bien común a través de la asunción de roles directivos en distintos ámbitos de reponsabilidad. Nos queda mucho camino por recorrer, pero las semillas están labradas. Hoy, más que nunca, tenemos mucho que aportar.

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